La generación que vive peor que sus padres: los ingresos de los jóvenes son hasta 3.000 euros inferiores a los de los trabajadores de más de 45 años

Esa brecha de ingresos que se presenta en la actualidad, dista mucho de la fotografía de hace varias décadas, lo que ha popularizado la frase de “la generación que vivirá peor que sus padres”

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Los hijos viven peor que
Los hijos viven peor que los padres.

Trabajo para toda la vida. Emanciparse a los 20 años. Comprar un piso en menos de diez. Los españoles que pertenecen a la generación del baby boom –que ahora tienen entre 50 y 65 años– han vivido un contexto económico y social muy diferente al de sus hijos. La conocida como la generación de las dos crisis, los más jóvenes, se enfrenta ahora a un mercado de trabajo con una elevada tasa de paro juvenil, a un precio de la vivienda desbocado y una inflación cada vez mayor. Algo que se materializa en sus cuentas bancarias: los jóvenes ingresan hasta 3.000 euros menos al año que los trabajadores que sobrepasan los 45 años.

Así, los españoles que pertenecen a la franja de edad de entre 45 y 65 años obtienen una renta neta media de 14.225 euros anuales frente a los 11.660 que registran los menores de 30 años, según los datos de la Seguridad Social. Una brecha que se incrementa aún más en el caso de los pensionistas: la franja de 65 años o más tuvieron una renta anual neta de casi 15.000 euros anuales. Además, el INE estima en casi 3.300 euros el ahorro en esta franja de edad por no pagar alquiler, por ser propietarios o por ocupar una vivienda a un precio inferior de mercado.

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Esa brecha de ingresos que se presenta en la actualidad dista mucho de la fotografía de hace varias décadas, lo que ha popularizado la frase de “la generación que vivirá peor que sus padres”. Muchas son las variables que afectan a esta situación -empleo, precios, precariedad laboral-, aunque también los jóvenes de hoy en día tienen mayor acceso a una red de políticas púbicas para mitigar la precariedad.

Empleo y salarios

La situación de los jóvenes en relación con la actividad laboral es de enorme importancia, pues afecta a sus condiciones de vida presentes y futuras. El mercado de trabajo español muestra problemas estructurales relacionados con la cantidad y la calidad de empleo que afectan con especial intensidad a los jóvenes. En 1991 la población joven suponía el 29,0% de la población de 16 y más años, mientras que en 2021 ese porcentaje se redujo hasta el 17,2%, a consecuencia de la mayor longevidad de la población española y de la reducción de las tasas de natalidad.

Foto: Europa Press
Foto: Europa Press

La precariedad que padecen al incorporarse al mercado de trabajo se reduce con la edad y entre los que tienen estudios superiores, pero puede persistir y convertirse en una característica duradera, sobre todo para mujeres, para los ocupados en la construcción y la hostelería, y las personas que entran en el mercado laboral a edades tempranas y con bajos niveles de estudios. “Si no se escapa de ella pronto, la precariedad puede perpetuarse y dejar una cicatriz que acompañará al joven a lo largo de su vida laboral”, afirman los expertos de BBVA Research.

Salarios

Si se consideran los salarios antes y después de la crisis de 2008, se observa que el efecto de la misma ha sido muy distinto por grupos de edad, siendo los jóvenes el colectivo que más sufrió la anterior crisis económica. Comparando el salario medio total en 2019 con los anteriores al estallido de la crisis y los del año 2013, se observa un crecimiento a lo largo del período, incluso entre 2008 y 2013, porque durante la crisis se destruyeron muchos empleos con salarios bajos y el promedio aumentó.

Una joven trabaja desde una
Una joven trabaja desde una oficina. (Getty)

Sin embargo, los salarios de todos los intervalos de jóvenes caen entre 2008 y 2013, y en 2019 aún no alcanzaban los niveles de 2008 en los menores de 24 años. Los menores salarios de la población joven se asocian a diversos factores: la menor experiencia laboral, su mayor contratación a tiempo parcial, en empleos temporales y en ocupaciones de baja cualificación, el subempleo, su menor antigüedad en el puesto de trabajo, etc. Como algunas de estas circunstancias también se dan en otros grupos de edad, es posible estimar el efecto de las mismas sobre los salarios y separar el diferencial salarial que se debe estrictamente a la edad.

Acceso a la vivienda

Los hogares con jóvenes como sustentadores principales se caracterizan por ser de menor dimensión que aquellos en los que viven jóvenes en casa de sus padres. Las diferencias son mayores en las ciudades más grandes. Sus viviendas son, en su mayoría, de alquiler y va cobrando mayor importancia la cesión. Los hogares con jóvenes como sustentadores principales realizan un mayor gasto en vivienda, energía, transporte, restaurantes y hoteles, y ocio y cultura. Más de la mitad de los jóvenes tuvieron dificultades para llegar a final de mes, y tres de cada 10 jóvenes viven en riesgo de pobreza o exclusión social.

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Una parte de los jóvenes actuales ya ha experimentado dos crisis en la etapa clave de sus vidas para emprender proyectos vitales, como emanciparse o incorporarse al empleo. Estas coyunturas adversas han afectado a sus oportunidades. Las importantes dificultades existentes para que los jóvenes se emancipen tempranamente van acompañadas de una diversidad debida sobre todo a sus distintos entornos familiares de origen, que condicionan especialmente el acceso a la vivienda.

El Consejo de Ministros aprueba una línea de avales para la adquisición de viviendas. (Europa Press)
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