El polémico refugio suizo de Federico y Mary de Dinamarca: un chalet no declarado que alquilaban en secreto

Federico y Mary de Dinamarca han decidido poner tierra de por medio y refugiarse en los Alpes suizos apenas un mes después de ser proclamados reyes. Tras la abdicación de la reina Margarita, el nuevo monarca y su esposa se han tomado un descanso que está generando controversia en su país. Y es que muchos ciudadanos y expertos en realeza consideran que es demasiado pronto para que los nuevos reyes dejen el trono.

Para más inri, el destino elegido por el matrimonio también tiene un polémico pasado a sus espaldas, pues se están hospedando en el lujoso chalet que poseen en Suiza y cuya existencia fue ocultada a la población danesa durante una década.

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En concreto, se trata de una casa 200 metros cuadrados distribuidos en tres plantas. La vivienda está situada en Verbier, una pequeña localidad de 3.000 habitantes conocida por contar con una de las pistas de esquí más exclusivas de Europa. Entre sus comodidades, el chalet cuenta con cuatro dormitorios, una sauna para seis personas y una terraza con espectaculares vistas al Mont Blanc.

La controversia que ha suscitado la escapada de los reyes daneses antes de cumplir un mes en el trono es una anécdota en comparación con el escándalo que se produjo cuando en 2020 la pareja decidió trasladarse a Suiza durante tres meses junto a sus hijos.

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Los entonces príncipes se instalaron en la población alpina mientras sus dos hijos menores, Vincent y Josephine, estudiaban durante doce semanas en el exclusivo internado Lemania-Verbier Internacional School. Fue entonces cuando se destapó la misteriosa propiedad real que nadie conocía.

Preguntado en una rueda de prensa por el lugar en el que se alojarían durante ese tiempo, Federico respondió con total naturalidad que la familia ocuparía la casa que poseía en Verbier. Aquella afirmación sorprendió a los periodistas, ya que ninguno de ellos sabían de qué vivienda estaba hablando el primogénito de Margarita.

El revuelo causado fue tal que el asunto llegó hasta el parlamento, ya que la ley obliga a la familia real a declarar todas las inversiones que hagan en el extranjero con el dinero procedente de su asignación por parte del Estado. Pero, además, las investigaciones desvelaron que Federico y Mary habían estado alquilando la vivienda a particulares por un precio de entre 4.000 y 10.000 euros semanales, unos ingresos que tampoco habían visto la luz hasta entonces.

En medio del escándalo, la casa real danesa se vio obligada a aclarar en un comunicado que el chalet fue adquirido por los príncipes con sus propios ahorros en el año 2010. El precio de compra fue de diez millones de coronas, más de un millón de euros. Asimismo, los entonces príncipes se comprometieron a no volver a alquilar la residencia.