La consecuencia en la herencia de hacer una donación en vida antes del fallecimiento

Estas transferencias gratuitas de bienes o dinero pueden crear complicaciones para los beneficiarios si no se documentan y gestionan adecuadamente

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Testamento y herencia. (Getty Images)
Testamento y herencia. (Getty Images)

La práctica de hacer donaciones en vida, un gesto que a simple vista puede parecer simplemente una muestra de generosidad, tiene implicaciones legales y fiscales que pueden afectar significativamente el reparto de una herencia tras el fallecimiento del donante. Conocidas técnicamente como donaciones “inter vivos”, estas transferencias gratuitas de bienes o dinero pueden crear complicaciones para los beneficiarios si no se documentan y gestionan adecuadamente.

Las donaciones en vida son comunes dentro de las dinámicas familiares, como cuando un padre dona una cantidad de dinero a un hijo para la compra de una vivienda. Este acto aparentemente sencillo es, en realidad, una transacción legal que puede tener efectos duraderos. En principio, cualquier persona, ya sea física o jurídica, está habilitada para recibir una donación en vida, siempre y cuando el donante tenga plena capacidad legal para hacerlo.

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La complejidad surge en el momento del fallecimiento del donante, cuando se procede al reparto de la herencia. Según el Código Civil, específicamente en su artículo 1035, se establece que los herederos forzosos deben integrar a la masa hereditaria los bienes o valores recibidos en vida por dote, donación u otro título lucrativo. Esto significa que las donaciones en vida deben ser consideradas en el cómputo de la legítima y en la partición de la herencia, con el fin de asegurar una distribución equitativa entre todos los herederos forzosos y evitar discriminaciones.

No obstante, existe una manera de evitar que las donaciones en vida afecten la masa hereditaria: especificarlo mediante escritura pública o en el testamento. Dicha especificación permite que los bienes donados queden excluidos de la herencia, proporcionando así un resguardo legal al beneficiario de la donación contra reclamaciones futuras por parte de otros herederos.

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Desde un punto de vista fiscal, la elección entre recibir una donación en vida o una herencia no es trivial. Ambas están sujetas al impuesto de sucesiones y donaciones, pero las donaciones requieren una declaración en el IRPF como ganancia patrimonial, lo cual puede implicar una carga fiscal significativa. La localización geográfica y el valor de los bienes recibidos son factores determinantes en el cálculo de este impuesto, haciendo que en algunos casos las herencias resulten fiscalmente más ventajosas.

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Planificación de la donación

Cabe destacar que, más allá de las consideraciones legales y fiscales, las donaciones en vida representan una herramienta valiosa para apoyar a familiares o seres queridos en momentos de necesidad económica. La clave para manejar estas donaciones de manera efectiva radica en la planificación y el asesoramiento profesional, garantizando así que tanto el donante como el beneficiario estén protegidos y cumpliendo con todas las obligaciones legales y fiscales correspondientes.

La gestión adecuada de las donaciones en vida es crucial no solo para evitar conflictos entre herederos sino también para maximizar el beneficio de ambas partes. La transparencia, la documentación adecuada y el conocimiento detallado de las implicaciones legales y fiscales pueden marcar la diferencia entre un gesto de generosidad y una fuente de disputas familiares post mortem.

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