Las sospechas sobre si los influencers hacen publicidad engañosa en sus redes sociales cada vez más tiene más conclusiones a favor, aunque gran parte de estas malas prácticas puede deberse al propio desconocimiento legal de los involucrados. Una investigación llevada a cabo por la Dirección General de Consumo, integrada en el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, junto con las autoridades competentes de Cataluña, Islas Baleares y Comunidad de Madrid, coordinadas por la Oficina de Enlace Única española de la Red Europea de Cooperación para la Protección de los Consumidores (“Red CPC”), concluye que más de un 70% de los influencers españoles incumplirían la normativa europea sobre prácticas comerciales desleales.
Que la gente joven vea a sus influencers favoritos elegir ropa, viajes o restaurantes puede tener importantes consecuencias en sus formas de consumo, y el peligro atisbado por las autoridades es que muchas veces este contenido de redes sociales se hace, no por amor al producto, sino por un contrato patrocinador que se esconde por debajo. En televisión, el anuncio publicitario es evidente, cosa que no ocurre del mismo modo en redes sociales, donde la publicidad queda camuflada. El barrido que se ha realizado sobre el contenido de estas cuentas ha sido en clave europea y en total se han revisado las publicaciones de 576 influencers, de los cuales el 97% publicaba contenido con carácter comercial, pero, solamente uno de cada cinco lo indicaba de forma correcta. “En el caso de España, se ha investigado el contenido que publican en diferentes redes sociales más de 40 influencers activos en distintos sectores como moda, viajes o estilo de vida y que cuentan con un gran número de seguidores. Se puede concluir que de los influencers investigados, tres de cada cuatro incumplen uno o varios preceptos de las normas aplicables”, concluye el trabajo realizado por el equipo de Consumo.
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Esta situación, provocada en parte por el desconocimiento de los propios generadores de contenido y por los vacíos legales que generan las nuevas tecnologías, es una de las tareas a resolver por parte del Ministerio de Pablo Bustinduy. La propia Bibiana Medialdea, secretaria general de Consumo y Juego del Gobierno, ya adelantaba en una entrevista con Infobae que “el 77,75% de los influencers” que inspeccionaban “no estaban cumpliendo la norma en cosas tan básicas como informar de que lo que estaban diciendo era publicidad”. Finalmente, el dato estimado desde la Dirección General de Consumo se queda en el 70% e inclumplen la Directiva 2005/29/CE en torno a las prácticas comerciales desleales.
Un cambio exigido a los influencers
El informe asegura que al analizar sus contenidos, la mayoría de influencers ellos “no utiliza las etiquetas que proporcionan las plataformas para indicar al lector que se trata de contenido publicitario”. Hay varias formas, como por ejemplo un letrero que rece el mensaje “colaboración pagada”. “Por el contrario, utilizan términos muy genéricos como publi o ad (abreviatura de la palabra inglesa advertisement), o simplemente incluyen un agradecimiento genérico a la marca asociada, dificultando al consumidor medio la posibilidad de identificar que se trata de contenido con carácter comercial o publicitario”, explican desde el Ministerio.
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Para iniciar trámites que solventen los actuales vacíos legales, el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 enviará a los influencers información para que, sin sanciones por medio, sean capaces de autorregular sus prácticas. “Se les adjuntará una guía de buenas prácticas de Autocontrol, la asociación que controla la autorregulación de la publicidad, para que su contenido comercial se ajuste a la normativa europea”, asegura el Gobierno. Del mismo modo, las empresas que se anuncian también recibirán información al respecto.
Aun con todo, el Ministerio de Pablo Bustinduy se guarda la carta de sancionar y llevar a cabo acciones si no hay cambios en los contenidos de estos influencers. “En la actualidad, en el entorno online y, muy especialmente, en las redes sociales, las personas consumidoras se enfrentan a menudo a mensajes publicitarios de influencers que no son claramente identificables y que, por lo tanto, podrían inducirles a error”, concluyen desde el Ministerio.