A pesar de los conocidos riesgos sobre el tabaco, las cifras sobre su consumo en España son “preocupantes” para los cardiólogos. El 69,6% de la población declara haber fumado tabaco alguna vez en la vida y el 33,1% de la población de entre 15 y 64 años ha fumado forma diaria en 2022, según señala la encuesta EDADES del Ministerio de Sanidad, que se publica cada dos años.
La Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española del Corazón (FEC) advierten de que el tabaco “roba” 10 años de vida y es “uno de los principales enemigos de la salud cardiovascular”. En España, según estas dos organizaciones, mueren aproximadamente 54.000 personas al año por enfermedades derivadas del consumo de tabaco y el 27,5% de esas muertes (más de 14.000) se debe a enfermedades cardiovasculares.
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La Organización Médica Colegial (OMC) ha publicado un documento con 20 medidas que pretenden promover el control del tabaquismo y avanzar en su regulación en España.
Las 20 medias antitabaco de la Organización Médica Colegial
- Incrementar los impuestos, como mínimo, a la media impositiva de Europa occidental
- Unificar legislativamente todas las labores de tabaco con los sistemas de administración de nicotina, tanto natural como sintética
- Exigir el empaquetado genérico de todos los productos del tabaco y de la nicotina
- Prohibir los sabores añadidos al tabaco y a los sistemas de administración de nicotina
- Prohibir fumar en espacios públicos compartidos como: terrazas de restauración, playas, colas, etc.
- Prohibir fumar en lugares frecuentados por menores
- Promover campañas para potenciar el derecho de los no fumadores a respirar aire limpio y apoyar sus denuncias
- Penalizar el arrojar colillas en espacios públicos
- Exigir a la industria tabaquera los costes de la recogida de sus residuos
- Controlar la exposición publicitaria de menores en los lugares de venta de tabaco
- Vigilar y sancionar la publicidad encubierta en los medios de comunicación y las maniobras de greenwashing de las compañías tabaqueras
- Exigir etiquetado advirtiendo la presencia de plásticos de un solo uso en el filtro de los cigarrillos y del tabaco calentado
- Promover campañas de sensibilización ciudadana para afrontar de forma autónoma el abandono del tabaco, con medidas de apoyo tipo quitlines
- Promover redes de entornos “libres de humo y nicotina”. No sólo “libres de humo”
- Medidas para generaciones libres de tabaco y nicotina. Incluso, señalar una fecha de nacimiento a partir de la cual se prohíbe la venta de tabaco y productos con nicotina
- Insistir a las autoridades públicas que el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, firmado por España, les prohíbe cualquier tipo de colaboración con la industria tabaquera.
- Legislar para que centros sanitarios con más de 10 médicos tenga un responsable en la lucha contra el tabaquismo. Y aquellos con más de 30, una Unidad de Tabaquismo.
- Consolidar en la cartera básica del SNS los fármacos autorizados por la AEMPS para tratamiento del tabaquismo. Así como, la terapia sustitutiva con nicotina
- Asegurar que en los centros escolares, a los 12 años de edad, tengan claro conocimiento del riesgo que supone la adicción a la nicotina
- Asegurar que, a los 12 años de edad, sean conscientes del daño medioambiental atribuible a la agricultura, el comercio y los residuos del tabaco
Los fármacos financiados por Sanidad para dejar el tabaco
Los fumadores que decidan abandonar este hábito pueden recurrir a los dos nuevos fármaco financiados por Sanidad para conseguirlo. Por un lado, se encuentra Recigarum, su precio es de 111,09 euros, que se quedan en 71,16 euros con la financiación pública. Tiene como principio activo la citisina o citisiniclina, un alcaloide vegetal extraído de los árboles que se utilizó de forma habitual en la Segunda Guerra Mundial para sustituir al tabaco, así como para tratar enfermedades como migrañas, insomnio o estreñimiento. Este principio activo es el mismo que Todacitán, el otro fármaco para dejar de fumar que empezó a financiarse a principios de 2023 en España.
El principio activo, tiene una estructura, parecida a la nicotina, que impide que la nicotica inhalada a través del tabaco se una a los receptores: bloquea la necesidad de seguir usando cigarros y ayuda a superar el síndrome de abstinencia. Es decir, impulsa el abandono de fumar y la ansiedad que se produce cuando se deja el hábito tabáquico.