El cambio climático y la subida de las temperaturas acercan al colapso al sistema de corrientes del océano Atlántico

Un grupo de científicos demuestra con un modelo climático complejo que el colapso abrupto de la AMOC es posible y que podría suceder a partir de 2025

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El permanente deshielo en los
El permanente deshielo en los polos es una amenaza constante para todo el planeta

Hace calor, demasiado calor para ser invierno. De hecho, el pasado mes de enero ha sido el más cálido a nivel mundial desde que hay registros. No es de extrañar, porque 2023 fue el año más caluroso en la Tierra desde que se miden y registran las temperaturas. Los datos, publicado el último boletín climático mensual del Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S), llegaban acompañados de una advertencia de su directora, Samantha Burgess: “La única manera de detener el aumento de las temperaturas globales es reducir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero”.

Pero, a pesar de las advertencias, las políticas medioambientales avanzan despacio, al contrario de los cambios que está provocando nuestro sistema de vida en el planeta. La subida de las temperaturas tiene un impacto directo en la Tierra. En este sentido, uno de los últimos fenómenos que han descubierto con preocupación los científicos es que la circulación meridional de vuelco del Atlántico, uno de los principales reguladores del sistema climático mundial, podría colapsar mucho antes de lo previsto. Pero, ¿esto qué significa, y, sobre todo, que lo provoca?

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Un estudio, publicado la semana pasada en Science Advances, muestra como la circulación meridional de vuelco del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés) se ha visto alterada y puede colapsar debido a la entrada de agua dulce en el Atlántico Norte. Pero para comprender la magnitud de este fenómeno, primero es necesario entender que es el AMOC.

Para facilitar la comprensión de este estudio, Mar Gómez, doctora en Físicas y responsable de meteorología en eltiempo.es, ha explicado a través de X el proceso que se ha observado en los mares. “Las corrientes del océano funcionan como una cinta transportadora global sin fin que mueve el oxígeno, los nutrientes, el carbono y el calor por todo el mundo”, explica Gómez, que detalla que el proceso se denomina “termohalina”, que se produce debido a las variaciones en la densidad del agua, que están influenciadas por las variaciones en la temperatura y la salinidad. En este sentido, la Circulación Meridional Atlántica (AMOC), que desplaza alrededor de 15 millones de metros cúbicos de agua por segundo desde el Océano Antártico hasta el extremo norte, es “una corriente vital para la regulación del clima de la Tierra”.

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El AMOC incide en el clima de la tierra, de hecho, se encarga del transporte de hasta el 25% del calor global atmósfera-océano hacia el norte en el hemisferio norte. Su funcionamiento consiste en que “las aguas más cálidas, más saladas y densas se mueven fluyendo hacia el norte para enfriarse y hundirse por debajo de las aguas en latitudes más altas, a la vez que liberan calor a la atmósfera”. “Cuando esto ocurre y el agua se hunde, se desplaza de nuevo hacia el sur, donde se calienta de nuevo y se repite el ciclo”, continúa explicando la doctora en física. Justo en este punto es en el que intervienen los humanos.

Los efectos del consumo de combustibles fósiles y la contaminación constante han provocado una subida de las temperaturas. “La mayor parte de los científicos coinciden en que, a medida que nuestro planeta se calienta es probable que el AMOC se debilite y, por lo tanto, llegue un momento en el que colapse”, añade García, que explica que hay dos estados estables del AMOC: “Una circulación fuerte (como se ha visto en los últimos milenios) y un modo de circulación débil, que sería al que nos estaríamos dirigiendo”.

El agua del deshielo de los polos

“Si el agua procedente del deshielo de las regiones polares se vierte al océano como se está haciendo, se reduce su salinidad y densidad y el sistema de la AMOC puede verse frenado y colapsar. De hecho la AMOC ha disminuido un 15% desde 1950 y se está en su estado más débil en más de un milenio, según investigaciones anteriores que provocaron especulaciones sobre un colapso inminente”, ha explicado la experta.

“Es algo de lo que se lleva hablando tiempo. Pero ahora un nuevo estudio nos habla de que la probabilidad de que alcance ese punto de inflexión es muy real”, ha apuntado la experta, ya que se basa en datos observacionales y no solo probabilísticos.

Cuál sería el impacto

En el estudio detallan un mapa con los posibles efectos del colapso, ya que los sistemas oceánicos, atmosféricos y del hielo marino que saldrían afectados influyen fuertemente en los climas regionales de todo el mundo. “El clima europeo se ve muy afectado por el colapso de la AMOC”, advierten. En el mapa que simulan, la tendencia media anual de la temperatura atmosférica superficial supera los 1 °C por década en una amplia región del noroeste de Europa, y en varias ciudades europeas las temperaturas descienden entre 5 °C y 15 °C. A modo de ejemplo indican que , las temperaturas de febrero en Bergen (Noruega) descenderían unos 3,5 °C por década.

Cuándo podría ocurrir el colapso

Un estudio publicado en Nature en julio de 2023, apuntaba a que el colapso podría ser un siglo antes de lo que analizaba el Panel Intergubernamental dsobre le Cambio Climático de la ONU, el principal grupo de expertos a nivel internacional sobre esta materia. Explican que podría suceder entre el 2025 y el 2095.

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