La controversia se ha desatado en el fútbol regional de Mallorca tras un insólito suceso que tuvo lugar el pasado sábado durante un partido de la categoría alevín B, enfrentando a los equipos de la Unió Esportiva Petra y el Cardassar, correspondiente al Grupo F de Primera Regional. El hecho en cuestión involucra la expulsión de Miquel Santandreu, entrenador del conjunto petrer, por parte de la colegiada Laura Santos, bajo la alegación de haber hablado en catalán durante el encuentro.
Según el comunicado emitido por la Unió Esportiva Petra, la inaceptable situación se originó cuando Santandreu fue amonestado con una tarjeta amarilla por protestar una decisión arbitral. La tensión escaló durante el descanso, momento en el cual sucedió la conversación que culminaría con su expulsión. De acuerdo con el acta del partido, el motivo de la tarjeta roja se debió a desobedecer indicaciones que había dado la arbitra del partido.
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El club ha detallado que, en el transcurso de dicho intermedio, la árbitra exigió en repetidas ocasiones que se le hablase en castellano, sin solicitar de manera educada un cambio de idioma. “Estamos en Mallorca, Mallorca es parte de España, no España parte de Mallorca y usted me tiene que hablar en castellano”, fueron las palabras que Santos dirigió a Santandreu, según relata el comunicado oficial del Petra, lanzado en catalán.
El incidente ha generado una ola de indignación tanto en el equipo afectado como en la comunidad futbolística, considerando el catalán como lengua cooficial y parte integral de la identidad cultural de las Islas Baleares. La Unió Esportiva Petra ha expresado su rechazo ante lo que consideran un acto intolerable de discriminación lingüística, enfatizando que el uso del catalán, idioma oficial de la región desde hace siglos, no debería influir en las decisiones arbitrales de una competición deportiva.
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Una decisión “intolerable”
“Sin entrar a valorar si las protestas (...) merecen una amonestación, entendemos que resulta intolerable que una decisión de una árbitra de fútbol en una competición deportiva se pueda ver influenciada, a juzgar por la redacción del acta del partido, por el hecho de que un entrenador utilice su lengua materna”, argumentan desde el club.
El comunicado concluye exponiendo que, si la justificación para la segunda tarjeta amarilla, y consecuente expulsión, fue el incumplimiento de “indicaciones mías”, según se refiere en el acta, estas indicaciones solo podrían referirse a la exigencia de cesar el uso del catalán.
Este incidente reabre el debate sobre la coexistencia de las lenguas oficiales en España y sus territorios autonómicos, además de plantear interrogantes sobre la inclusión y el respeto a la diversidad cultural dentro del deporte. La Federación de Fútbol de las Islas Baleares, junto con las autoridades competentes, se encuentran ante el desafío de abordar esta situación, garantizando que episodios de esta índole no se repitan en el futuro, asegurando un entorno deportivo donde prime el respeto mutuo entre todos los participantes.