Uno de los programas que más sorprendió la pasada temporada fue El camino a casa. En él, el conocidísimo Albert Espinosa daba el salto a la pequeña pantalla como presentador y lograba que seis rostros muy conocidos -Jesulín de Ubrique, Luis Tosar, Rosa López, Fernando Tejero, Pocholo Martínez-Bordiú y Ana Peleteiro- se abrieran como nunca. Juntos recorrían los trayectos que hacían cuando iban a la escuela de niños, recordaban cómo era esa época, volvían al que era su colegio y se reencontraban con los que fueron sus profesores y vecinos. Un viaje por la nostalgia plagado también de emoción y malos recuerdos, pues la infancia de algunos estuvo marcada por el bullying y la superación, que ahora vuelve a la pequeña pantalla.
Este próximo martes 13 de febrero el programa de Albert Espinosa regresa con seis nuevos capítulos protagonizados por seis nuevos famosos que buscan revivir su niñez e infancia, volviendo a sus orígenes. Se trata de Máximo Huerta, que creció en Buñol (Valencia); la de Alaska y Norma Duval, en las calles Madrid; la de David Bustamante, en San Vicente de la Barquera (Cantabria); la de Manuel Díaz El Cordobés, en Córdoba; y la del popular presentador, Roberto Leal, en Alcalá de Guadaira (Sevilla).
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Infobae España ha podido hablar con él sobre este regreso a la televisión que tanta ilusión le hace y le gusta, pues le está permitiendo desarrollarse en otras facetas profesionales y compartir aún más su visión de la vida.
Albert, vuelves a televisión con Camino a casa tras el éxito de la primera temporada. ¿Cómo te sientes?
Sí, la verdad que estoy muy contento. Nos renovaron por una segunda. Y la verdad es que son programas muy bonitos. Todos lloran y además, no sé, es como si supiéramos hacerlo mejor. Así que hemos ido en la grabación ha ido más rápida.
Con respecto a la edición anterior, ¿habéis incluido algún cambio?
Sí, yo creo que hay un cambio. Por un lado, en la primera temporada había que convencer a los famosos para que vinieran, como no conocían el programa, pues a veces eran reticentes y esta vez ha sido al revés. Se nos han ofrecido casi 200 y la verdad es que ha sido muy sencillo elegirlos. Y por el otro lado, hemos hecho unas recreaciones con actores niños que recrean a veces cosas que nos cuentan los adultos y han quedado muy bonitas en el programa.
Es casi como una película porque si hay actores y todo...
Sí, pero son detalles muy pequeños, no llegan a los 20 segundos. En momentos hay dos o tres. Es muy poco, pero ha quedado muy chulo. Me ha quedado muy bien.
Empezáis con Máximo Huerta.
Sí, la verdad es que se entregó mucho y hay un momento que tuvo, un momento en el que habla de la relación con su padre, que fue complicada. Y cuando lo cuenta yo creo que es casi imposible no emocionarte porque se abre mucho. Quedó un programa muy bello, muy divertido, pero también muy emocionante.
Continuáis con Alaska, Norma Duval, David Bustamante... Todos ellos son muy conocidos, pero tú consigues sacarles una parte de la que quizás ni ellos mismos se acuerdan.
Claro, yo creo que esto es lo bueno. A veces los conocemos muchísimo, pero en este programa no nos interesa ni que han hecho en la vida, ni con quién han estado, sino quiénes fueron de pequeños. Todos vienen y dicen ‘no lloraré', ‘no sé si funcionará'... Pero cuando se ponen la mochila, la carpeta y comienzan a andar, a recordar aquellos olores, aquellos lugares y a la gente que les traemos, hace que se abren mucho y te empiecen a explicar quiénes fueron y cuáles fueron sus traumas de la infancia. También cómo lograron superarlo y en qué se convirtieron. Creo que lo bonito de este programa es cómo se abren.
¿Te ha sorprendido alguno de ellos?
Norma [Duval] me ha entusiasmado porque es tan inteligente y tan emocional... Y Bustamante tiene un camino a casa en un lugar tan bello que era como hacerlo en un lugar tan precioso y fue muy divertido. Con Roberto Leal lo curioso fue que es como muy gamberro y repitió un par de veces curso. Es muy sorprendente lo gamberro que era de pequeño. Creo que cada uno es muy diferente y también ayuda mucho que sean de ciudades o pueblos diferentes.
Hablas mucho del término ‘personas amarillas’, ¿te has llevado de estas grabaciones algún ‘amarillo’?
Creo que a todos. Todos se acaban convirtiendo en amarillos míos, porque son personas que no veré muy a menudo, pero nos unen cosas muy chulas. Y como pasó en la primera temporada, yo hablo con Jesulín y con otros, y la verdad es que es muy intenso. Siempre acaban diciendo que esto es diferente a un programa de televisión porque te van contando cosas que son como personales y se acaba creando una unión con ellos.
¿Cómo te estás viendo en la faceta de presentador? ¿Te sigue gustando?
Sí, a mí me divierte mucho. Este es un programa que he creado yo, es muy tranquilo y no queremos hacer más de seis capítulos por temporada, con lo cual no te agotas mucho. En un mes y medio o dos ya nos hemos acabado los seis. La verdad es que es muy divertido, muy diferente a lo que normalmente hago, que es escribir, pero se parece a algo que he hecho durante tiempo que es ser actor en la televisión alguna vez o en el teatro, pero es un programa que creo que es muy cómodo porque no hay guión, es una conversación y a mí me gusta mucho improvisar y conversar.
Quizás ese sea parte del secreto del éxito del programa, que es todo muy natural y fluye.
No es como si tuviéramos un guión en el que tuviéramos que hacer esto o lo otro... Aquí yo hago de mí, él hace de él y se crea una conversación donde hay un momento dado en el que sí que notamos un ‘¡guau! ¡Acaba de pasar algo muy chulo!’. Pero tampoco es que grabemos más de lo que se ve, luego lo montamos y yo creo que está bien porque ni el invitado ni yo nos agotamos. La verdad es que nos lo pasamos muy bien.
Aunque es muy pronto, ¿ves posibilidades de una tercera temporada? Si tenéis tantos famosos que quieren participar, podríais estar infinitamente.
Estaría muy bien. La verdad es que nos gustaría mucho. Todo depende siempre de que funcione, pero la verdad es que nos lo hemos pasado muy bien. Ya tenemos 12 ‘alumnos’ en la clase y ojalá podamos tener al final de año, hasta que se acabe el programa, muchos más y hacer una clase entera de ‘caminantes a casa’. Nos hubiera encantado tener también a mucha más gente que tenía caminos a casa muy chulos, pero si se puede en septiembre volveríamos a grabar otra temporada, que estaría muy bien.
¿Cómo es el proceso de elegir a los protagonistas?
Se ocupan mucho de esto Jorge Salvador y Pablo Motos, que son los que de alguna manera los conocen más y lo ven más claro. Y a partir de aquí entra el equipo es importante ver que todavía exista el colegio, que todavía exista la casa y que todavía existe gente: profesores, amigos o algo. A veces sí que hemos tenido personas que nos encantaban, pero el colegio ya había sido destruido, la casa ya no existía y tampoco existían muchos amigos de su época que quisieran salir. Es una cuestión de tener un equilibrio.
Además, si son demasiado jóvenes, pues puede ser chulo hacerlos, pero quizás no hay nostalgia porque hace seis años que se fueron del colegio, no está ese punto que nos gusta de la emoción, no de volver a algo que hace mucho que no ves. La idea es que estén todos los elementos y que a todos, tanto a la productora como a mí, nos apetezca hacer ese Camino a casa, porque es importante que te caigan bien, que te apetezca caminar con ellos durante horas.
Sobre tu faceta de escritor, comentaste hace un tiempo que tenías pensado solo hacer tres libros más, ¿has cambiado de opinión en este tiempo?
Por casualidad de la vida mi nuevo libro sale el mismo día que el programa porque adelantaron el programa, con lo cual está siendo una semana... Entre el sábado que estoy nominado al Goya y el martes que salen el libro y el programa... La idea es hacer esos dos libros más y acabar. La verdad es que es así para también poder dedicarme a hacer otras historias que tengo en la cabeza, tanto de presentador como de actor, además de otras cosas. Al final quedarán 17 libros, que creo que está muy bien y la gente que quiera leerme tendrá muchos libros.
De estos proyectos que tienes en mente, ¿cuál es el que más te apetece? Porque con tantas opciones...
Ahora me gustaría mucho una película que me acaban de ofrecer, pasa en Argentina y es una historia muy potente y me apetece escribirla. Entonces, es la suerte de que cuando no estoy haciendo libros puedo hacer guiones de cine o de tele, como con Camino a casa. La idea es mezclarlo todo. Siempre he tenido la idea de un late night, que es un poco diferente a lo que se ha visto, y eso también me gustaría hacerlo. Pero también creo que está bien que encontrar los espacios para que tampoco se te amontone todo como me ha pasado ahora. Teóricamente, íbamos a estrenar en mayo y al final se ha adelantado el estreno, pero también está bien porque febrero es una buena época, la gente está más en casa.
¿Y tú cómo te encuentras con tanto trabajo? ¿Te ves agobiado o estás disfrutando?
¡Que va! Yo estoy muy tranquilo. Camino a casa lo grabamos entre septiembre y octubre y ahora haremos un poco de promoción y la verdad es que es divertido porque puedes hablar de lo que hiciste.
Para terminar, ¿qué es lo que tiene Albert Espinosa que hace que todo lo que hace guste tanto?
¡Pues no lo sé! No, yo creo que es una suerte. Escribir un libro y que funcione, también las series como Pulseras Rojas, que creo que ya tiene 26 adaptaciones y está en tres países... El camino a casa estuvo nominado al premio Rose Dor, que aunque no ganamos no hizo mucha ilusión. Y además hay muchos países que quieren adaptar el formato y será muy bonito ver a otros presentadores, en otros países en los que el camino a casa es idéntico aquí. Yo intento hacer cosas sobre todo que me gusten a mí, que haya emoción, ternura. Creo también que como hay un déficit de emoción y ternura, es un terreno donde no hay excesiva competencia.