El Partido Popular se lo juega todo el 18 de febrero. Solo tiene una mano: o mayoría absoluta o nada. La izquierda, aunque con mayor número de socios potenciales, juega sin el as en la manga de los populares: en más de 40 años de democracia, el PP solo ha perdido la presidencia de Galicia en dos ocasiones.
Las encuestas dan unos resultados muy ajustados para el Partido Popular, pero con cierto control de la situación si tenemos en cuenta que la media de las encuestas vaticinan una mayoría absoluta ajustada y la información que aporta el histórico de estas predicciones. De manera habitual, los sondeos infrarrepresentan al PP, es decir, los populares logran mejores resultados que los que vaticinaban las encuestas.
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No obstante, estas mismas encuestas dejan la puerta abierta a que Alfonso Rueda pueda perder la mayoría absoluta. A pesar de que el único estudio que se abre a ese escenario de forma clara sea Centro de Investigaciones Sociológicas, el resto dan una horquilla de diputados que, por el margen de error, podrían dibujar un escenario proclive a la salida del PP del Gobierno de la Xunta.
Esta posibilidad deja oportunidad a que las fuerzas de izquierdas puedan pactar y formar un gobierno de coalición. “Lo que está claro, en caso de que salgan las cuentas, es que la coalición estará liderada por Ana Pontón”, afirma Alejandro Solís, politólogo y uno de los coordinadores del Área de Análisis Electoral y Comunicación Política de Ideas en Guerra. No obstante, mientras el votante de derechas cuenta con una sola papeleta con posibilidades de obtener representación, —según todas las encuestas, Vox no tiene ninguna expectativa de obtener representación—. Por su parte, el votante progresista tiene hasta cuatro opciones, si contamos con Podemos, fuerza a la que tampoco ninguna encuesta le da posibilidades.
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Con todo, con opciones de entrar en el lado izquierdo del tablero están el BNG, el PSOE y Sumar, aunque la coalición de Yolanda Díaz “sabe que es complicado entrar”, explica Solís. En este contexto, Sumar, solo tiene posibilidades, “por una cuestión sociodemográfica”, de poder acceder al Parlamento por medio de A Coruña o Pontevedra.
“A Coruña y Pontevedra son las provincias más urbanas. Sumar triunfa más en Madrid o Barcelona, que en las áreas rurales, donde los partidos tradicionales son más fuertes”. En Lugo y Orense, el Partido Popular triunfa y aprovechan que son territorios “sobrerrepresentados en el Parlamento porque reparten 14 diputados”. Sin embargo, “si se aplicara únicamente la variable poblacional, estarían en juego menos escaños en estos dos territorios”, explican desde Ideas en Guerra. “Además, son poblaciones más envejecidas y, por tanto, más proclives a votar a la derecha”, apuntala Solís.
Por esta circunstancia, “si la izquierda quiere gobernar, debe hacer muy buena campaña en las otras dos provincias, en A Coruña y Pontevedra”. “Si el PP se desinfla y la izquierda es capaz de capitalizar el voto, es posible el vuelco”, remarca el politólogo. Por eso, “al ser Pontevedra y A Coruña, los únicos lugares donde Sumar puede conseguir representación, es importante aprovechar la ley electoral y evitar que votos progresistas acaben en la basura”, sigue. Por esta razón, se habla de voto útil en estas dos provincias, “para asegurarse de que votos progresistas se traducen en representación parlamentaria”, mantiene, “aunque no sepamos al 100% si el diputado se lo quitará al PP”, completa uno de los coordinadores del Área de Análisis Electoral y Comunicación Política de Ideas en Guerra.
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Partido a partido
“El 23 de julio no hubo una victoria clara de ninguno de los dos bloques. El PP quedó primero, pero no está gobernando, y el PSOE, a pesar de estar en Moncloa, necesita a Junts y cuenta con una mayoría parlamentaria débil, por eso, estas elecciones se presentan como una especie de segunda vuelta”, apunta Solís. “Por esta razón estamos viendo a Marta Lois apelando a esa idea de votar como el 23J, cuando parecía claro que el PP iba a sumar con Vox y juntos iban a gobernar”, recuerda.
Esta idea de “votar como el 23 de julio” para Solís puede estar calando en el electorado de izquierdas, cuestión que “puede animar salir a votar a electores progresistas que se abstienen porque dan las elecciones por perdidas”. Que esta idea cale, permitiría al electorado de izquierdas tener una posibilidad: “El electorado conservador tradicionalmente está movilizado, por lo que movilizarlo aún más es un reto mayor que movilizar a un electorado que no”, vaticina Solís. No obstante, el analista de Ideas en Guerra también advierte que el efecto movilizador de un bloque puede traer réplicas en el contrario, es decir, si se percibe que la izquierda está movilizada, cabe la posibilidad de que la derecha se movilice aún más, es una estrategia de doble sentido.
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Por su parte, el PSdG se enfrenta a una coyuntura complicada. Según las encuestas, sigue perdiendo votantes en favor de BNG. ¿Existe la posibilidad de que el BNG arrase y el PSdG no logre la fuerza suficiente como para sumar con los nacionalistas gallegos?, “las encuestas no nos dicen eso”, señala Alejandro Solís. “El PSOE en Galicia puede que caiga, pero no va a firmar su descalabro o su desaparición, los peores resultados que se estiman para los socialistas es un 15% de los votos”, explica. “Con ese resultado, acompañado de un gran resultado del BNG, puede que sea suficiente para que se produzca el vuelco”, completa.
Pensionistas y jóvenes: son clave
“Los pensionistas son importantes porque siempre van a votar. Galicia es una población envejecida con respecto a otras comunidades y en ese sector poblacional los partidos tradicionales son más fuertes, por eso estamos viendo al Besteiro —el candidato socialista—, apelar a la subida de las pensiones y el resto de medidas que ha impulsado el PSOE desde Moncloa”, aclara el politólogo.
A pesar de los intentos del PSdG, el grueso de la población pensionista de Galicia apuesta por la derecha, mientras que el BNG crece por el lado contrario de la pirámide poblacional, es decir, su principal apoyo son los jóvenes, dejando al PSOE “en tierra de nadie”, completa Solís.