Los cinco motivos por los que un testamento puede ser invalidado

Las herencias son, en algunas ocasiones, casus belli para muchas familias, que se ven embaucadas en un rompecabezas de difícil composición. El testamento es una pieza prácticamente crucial para desgranar cualquier herencia, tanto en España como en el resto del mundo. Además, puede evitar numerosos problemas. La persona causante suele utilizar este escrito para manifestar cómo quiere que se haga la distribución de los bienes y propiedades que le pertenecen, asegurando que se cumplen sus voluntades sin demasiados conflictos.

El testamento también puede optimizar la gestión de la herencia desde el punto de vista fiscal, puesto que existen ciertas disposiciones para reducir los impuestos que tienen que pagar los herederos. Sin embargo, cada vez son más los ciudadanos que tiran de superstición y prefieren no organizar con demasiada antelación el reparto de su legado. Los trámites para cobrar una herencia no son para nada sencillos. En este sentido, el testamento no solo supone un ahorro de tiempo y trámites para los herederos, sino que también evita problemas y deja claras las últimas voluntades de la persona causante.

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Los familiares pueden recibir igual su parte correspondiente de la herencia sin necesidad de presentar este documento, no obstante, el proceso suele durar más de lo habitual. La sucesión legítima entra en juego cuanto el reparto de la herencia no consta por escrito. En estos casos, los familiares tienen que reunir una serie de documentos, sin los que es prácticamente imposible poner en marcha el resto de las diligencias. El testamento normalmente se considera legalmente vinculante, pero existen circunstancias en las que puede ser impugnado y declarado inválido. ¿Cuáles son estos motivos?

En términos generales, hacer testamento tiene muchas ventajas, no solo desde el punto de vista económico. El testamento es un acto personal y permite a la persona causante repartir los bienes según sus preferencias. En algunos casos, no obstante, este documento puede ser invalidado. Estos son los cinco motivos por los que los familiares pueden impugnar un testamento:

• Incapacidad mental del testador. La capacidad mental se refiere a la capacidad de comprender y razonar de manera adecuada, así como a la habilidad para tomar decisiones informadas y coherentes. Los familiares tienen que adjuntar una serie de pruebas para solicitar la invalidez del testamento por este motivo, tales como informes médicos y/o psicológicos, testimonios del entorno del testador y registros de consultas sanitarias.
• Coacción o influencia indebida. Esto sucede cuando el testador ha sido presionado, manipulado y/o influenciado de manera inapropiada para hacer disposiciones testamentarias que van en contra de su verdadera voluntad. La coacción puede adoptar diversas formas, como amenazas, intimidación, abuso emocional o físico, chantaje o cualquier otro acto que limite su libertad de decisión.
• Fraude o engaño. Los familiares tienen que demostrar en estos casos que el testamento fue obtenido mediante prácticas fraudulentas o engañosas, lo que socava la voluntad real del testador. Los expertos consideran actuaciones de este tipo la falsificación de firmas y la manipulación de los deseos del testador, entre otros movimientos.
• Defectos formales y requisitos legales. Los testamentos están sujetos a requisitos formales y legales establecidos por imperativo legal. La falta de testigos, la autenticidad de la fecha y la ausencia de cualquier firma son tres de los errores más frecuentes que pueden provocar la impugnación de un testamento.
• Testamento revocado o reemplazado. La revocación de un testamento puede ocurrir por varios motivos, como la destrucción física del propio texto, la existencia de un escrito posterior y la redacción de un documento de revocación.

En el caso de impugnación del testamento por su revocación o reemplazo, será necesario presentar pruebas de la existencia y validez del nuevo escrito. El testamento, además de proteger el patrimonio y evitar conflictos, rencillas o malentendidos, puede suponer un importante ahorro de dinero para los herederos.