El año pasado fue una edición para el recuerdo de los Premios de la Academia de Cine. Fue el año de recuperación tras la pandemia y asistimos a algo tan inusual como que hubiera representación española en todos los grandes festivales internacionales. Además, el público pareció recuperar la confianza en las películas españolas gracias a su calidad y a su variedad temática.
Fue el año de As Bestas, de Rodrigo Sorogoyen, de Alcarràs, de Carla Simón, de Cinto lobitos, de Alauda Ruiz de Azúa, de Cerdita, de Carlota Pereda y de Pacifiction, de Albert Serra (aunque esta última no estuviera nominada). Además, la mayor parte de estos autores, pertenecían a una nueva generación de cineastas que han conseguido agitar la industria con sus propuestas, insertando un soplo de aire fresco.
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Cine industrial Vs. autoral
En este sentido, 2023 ha estado a la altura de las expectativas, han seguido surgiendo proyectos sugerentes y personales como Creatura, de Elena Martín, una película de animación que ha cruzado fronteras hasta llegar a los Oscar, Robot Dreams o la vuelta de un maestro desaparecido hace treinta años, Víctor Erice con Cerrar los ojos. En el Festival de Berlín se presentó en la sección oficial 20.000 especies de abejas, la ópera prima de Estíbaliz Urresola gracias a la que la pequeña niña protagonista, Sofia Otero, ganó el Oso de Oro a la mejor interpretación.
Pero si hay un auténtico protagonista este año, ese ha sido sin duda J.A. Bayona y su película La sociedad de la nieve. Fue la encargada de clausurar el Festival de Venecia, ganó el Premio del Público en el Festival de San Sebastián y, desde su estreno en la plataforma de streaming Netflix, se ha convertido en un auténtico fenómeno global.
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Así, el equilibrio entre películas industriales e independientes, es sin duda de lo más sano para componer un cine español repleto de propuestas creativas para todos los gustos, donde caben películas como Campeonex, de Javier Fesser, o el biopic del humorista Eugenio, películas que celebran a la comunidad LGTBIQ+, como Te estoy amando locamente o que testimonian la diversidad cultural como Chinas, de Arantxa Echevarría.
También hay películas de Santiago Segura, casi en cada temporada estacional, hay remakes de comedias de éxito que no lo son, como Ocho apellidos marroquíes, que siguen siendo éxitos, y películas pequeñas que ganan festivales, como O corno en San Sebastián, así como películas de esencia muy ‘autoral’ como Teresa, de Paula Ortiz.
No todas están representadas en los premios. Y no pasa nada. Esta edición, los académicos deben elegir entre muchas de ellas, aunque las favoritas se reducen a tres: La sociedad de la nieve, Cerrar los ojos y 20.000 especies de abejas, o lo que es lo mismo, entre una superproducción de Netflix, la vuelta de un maestro veterano y una ópera prima de tema delicado y sensible.