La suerte judicial de Carles Puigdemont ha cambiado sensiblemente las últimas semanas, coincidiendo con el avance en el Congreso, si bien ahora en punto muerto, de la ley de amnistía. Y además de resolverse si será investigado por terrorismo a cuenta de Tsunami Democrátic, voluntad del juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón, sobre él se cierne la sospecha fundamentada de nexos con Rusia, que habría ayudado a impulsar el procés. Otro juez, Joaquín Aguirre, ha reactivado el caso Voloh, señalando en un auto que el expresident y otros miembros del Govern mantuvieron “estrechas relaciones personales” con el Kremlin, dispuesto a ayudar “económica y militarmente” la independencia de Cataluña.
Entre otros nombres propios -ya surgió el de la eurodiputada Tatjana Zdanoka, aliada del independentismo catalán en Europa y, según pruebas, agente secreta al servicio de Moscú- figura el de Nicolay Sadovnikov, del que se habla a estas horas por su papel en este asunto. Merece mencionar y reconocer la investigación de El Periódico de Catalunya junto con otros medios internacionales que desvela el encuentro entre Puigdemont y Sadovnikov, exdiplomático ruso, el 26 de octubre de 2017, apenas unas horas antes de la declaración unilateral de independencia, la conocida como DUI. En esa reunión, los enviados de Vladimir Putin prometieron esa ayuda a una hipotética Cataluña ya separada de España, además de “10.000 soldados”.
El medio ruso Istories, uno de los participantes en las pesquisas, logró entrevistar a Sadovnikov. En esa entrevista, el protagonista admite que sí, que en las citadas fechas estuvo en Barcelona, pero alega que fue “a visitar a un amigo”. “No tengo nada que ver ni con la política, ni con la economía, ni con los acontecimientos en Cataluña”. Ese amigo sería el empresario Jordi Sardà Bonvehí. “No sé muy bien con quién me reuní porque no hablo español, pero este amigo, con quien iba a todos lados, me llevaba a los sitios (...) Cataluña nunca me ha interesado. Sí que esos días sucedían acontecimientos”, declaró el exdiplomático. La conversación, más extensa, se mueve en esos parámetros: lo niega todo.
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El extremo de negar es tal que a la pregunta “si ahora mira la foto de Puigdemont, ¿puede decir si lo vio ese día durante aquella reunión o no?”, responde: “Han pasado cinco años. Tuve covid bastante grave. Y hablando francamente, no me acuerdo de nada que tuvo lugar antes del año 2020″.
“Solo rinde cuentas” a Putin
Pero, ¿quién es exactamente este Sadovnikov? Se trata de un veterano exdiplomático ruso experimentado en negocios. Ejerció ya para la Unión Soviética en Italia desde mediados de los 80 y después fue cónsul adjunto en Milán desde 1991 a 1995. Posteriormente es localizado como asesor en un departamento de planificación de política exterior ya en los 2000. Según El Periódico y el resto de medios internacionales, “solo rinde cuentas al jefe de Estado”, es decir a Putin, y ha trabajado también como “intermediario oficioso” con los regímenes de Siria e Irán.
De vuelta a España, a 2024, el juez Aguirre sostiene que existen “datos que identifican a personas y confirmarían las estrechas relaciones personales existentes entre algunos de los investigados con individuos de nacionalidad rusa, alemana o italiana”, alguno de ellos mientras ocupaban cargos diplomáticos y tenían relaciones con los servicios secretos rusos”. El instructor cree que hay mucha documentación aún por revisar y su intención es profundizar en las relaciones con ciudadanos rusos, uno de ellos, un exdiplomático -Sadovnikov- que se reunió con Puigdemont en la Casa dels Canonges de Barcelona.
Este jueves, el Parlamento Europeo se sumó a la denuncia en una resolución sobre las injerencias rusas durante el procés. Apuntó directamente a los contactos del expresident de la Generalitat y actual eurodiputado con exespías rusos en 2017 y reclama una investigación interna de la Eurocámara así como de las autoridades en España.