Andoni Erburu tenía diez años cuando recogió el Goya revelación en 1997. El realizador navarro Montxo Armendáriz lo descubrió por casualidad para Secretos del Corazón, una película que fue condecorada con cuatro premios Goya.
Con esta cinta, Erburu obtuvo el premio a Joven Valor en los premios al Cine Vasco y se convirtió en el primer niño enganar un Premio Goya.“Mando un saludo a mi hermano y a mis amigos, que me estarán viendo”, dijo el joven en ese momento. Por aquel entonces, los expertos le auguraban un prometedor fututo en el mundo de la interpretación, pero la realidad fue otra. No obstante, si algo puede destacarse, es que Erburu marcó un precedente.
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En los años siguientes, otros cinco niños siguieron los pasos de Erburu. Pero ya hace más de una década que esta posibilidad está cerrada. En 2016 la Academia de Cine acordó que sólo los mayores de 16 años podrían ganar un Goya, una medida que tiene como objetivo la protección de los menores. “Los galardonados con el Goya asumen automáticamente los derechos, pero también las obligaciones de todos los académicos”, explicó la Acadmeia en un comunicado.
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El abandono de la interpretación por parte de Erburu
Sus últimas apariciones fueron en Clara, Antonio Cuadri (1999) y Silencio roto (2001), dos películas que cerraron su carrera como intérprete. Tras ellas, Erburu decidió apartarse de los focos, la fama le impidió disfrutar del éxito. “Que me conocieran por la calle, eso a mí no me gustaba nada. Hablar en público no me gustaba nada… Empecé a decir que no a todo y desconecté”, decía en 2009, ya convertido en un estudiante de Ingeniería Agrícola.
En una entrevista concedida a El Diario de Navarra hace unos años, Erburu admitió que la fama le sobrepasó. “No es que fuera el hecho de darme el premio lo que me llevó a dejar el cine, pero sí que influyó, fue más el éxito de la película, que fue a los Oscar y todo, un poco el boom, que a mí me vino grande y me agobié un poco con la edad que tenía”, explicó.
Manuel Lozano, otro niño prodigio caído en el olvido
Manuel Lozano protagonizó uno de los momentos más emocionantes del cine español reciente. Su papel al final de La lengua de las mariposas(1999) emocionó a los espectadores y le llevo a la lista de nominados a los Goya, aunque finalmente no pudo hacerse con el galardón.
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No obstante, durante varios años fue un personaje clave para las series y el cine español. Participó en producciones como Nada es para siempre y varios filmes dirigidos por Garci. Su carrera continuó hasta el año 2006, cuando protagonizó Mia Sarah, que marcó el inicio del fin de su éxito. Tras esta película, pasó cinco años alejado de la gran pantalla y, aunque volvió al mundo de la interpretación, nunca volvió al alcanzar el éxito de sus primeros años. Desde el año 2015, no ha participado en ninguna producción cinematográfica. Por en contrario, comenzó a estudiar la carrera de arquitectura.