Aunque a veces pensemos que sí, no siempre la actualidad es la que marca el tempo. Con la llegada de las plataformas de streaming esto se ha hecho más evidente, y encontramos cada vez más casos de películas que pasaron algo desapercibidas y que, por azar del destino -o lo que ahora llamamos algoritmo- acaban atrayendo la atención y convirtiéndose en lo más visto mucho tiempo después de haberse estrenado. Los servicios de streaming también tienen eso, que pueden aupar a una película a lo más alto cuando parecía que su destino ya estaba escrito.
Tal ha sido el caso de El mal ajeno, la película española que llegó a los cines allá por 2010 y que, si bien obtuvo críticas mixtas, tampoco acabó de ser un rotundo éxito. Y eso que contaba con dos de los grandes rostros del cine español contemporáneo y con un gran cineasta detrás. Hablamos de Eduardo Noriega y Belén Rueda, coprotagonistas del filme, y de Daniel Sánchez Arévalo, quien venía de dirigir AzulOscuroCasiNegro y Gordos y que aquí firmaba el guion que dirigiría Oskar Santos (Zipi y Zape y el club de las canicas).
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El mal ajeno cuenta la historia del Doctor Diego Sanz (Eudardo Noriega), un médico capaz de manejar casos de cualquier tipo hasta el punto de perder casi por completo su sensibilidad con los demás y con el mundo que le rodea. Todo cambia cuando se entera que una de sus pacientes, Sara (Angie Cepeda), se ha intentado suicidar, algo despierta en Diego, que además es culpado por la pareja de Sara. Además, una serie de eventos que escapan al control del doctor comienzan a desatarse y provocan una confusión mayor en el hospital en el que transcurre todo.
Comparaciones con Shyamalan
Precisamente por ese aire de fantasía y sobrenatural se entendió El mal ajeno como una Shyamalan a la española, es decir, una película cercana a la atmósfera de películas como El sexto sentido o, sobre todo, El protegido. Muchas de las críticas se orientaron a esta corriente y puede que por ello también esté suscitando tanta atención en Netflix, pues se trata de un filme con un gran aire de misterior y tensión que hace que hasta el último momento no sepas muy bien lo que va a pasar.
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“Mezcla demasiados géneros con escasa armonía. Identificas las obsesiones del autor de Azuloscurocasinegro y Gordos. También te remite a Abre los ojos. Y el debutante Óskar Santos posee fuerza visual. Todo ello no evita que me pierda frecuentemente en este cóctel de Urgencias, delirios, amores al límite, psicopatías, cine de terror, etcétera. Hay alguna secuencia turbadora pero también muchas más pretensiones que aciertos. Eso sí, te hace reconocer la extrema vulnerabilidad, las contradicciones y los traumas que pueden sufrir los médicos, esas personas obligadas a convivir con el dolor, la enfermedad, el miedo, la muerte”, escribía Carlos Boyero en su crítica de la película, cuando esta fue presentada por primera vez en el Festival de Berlín en 2010.
Más de 14 años después, El mal ajeno ha encontrado una segunda vida en Netflix, y la película que producida también por Amenábar está obteniendo el reconocimiento que quizá le faltó en su día. Junto a ella lideran el ránking otras películas de las que no se estaba hablando mucho pero que puede que también empiecen a sonar con fuerza, como Orion y la oscuridad, la película de animación que cuenta con el guion de Charlie Kaufman (Estoy pensando en dejarlo).