Apenas 189.276 hogares, el 1% del total existente en España, acumularon un 10,5% de la renta de mercado en el año 2021. Esta cifra denota una creciente concentración del dinero entre los más ricos si se compara con el 8,5% que poseían en 2017. Contra lo que pueda parecer a priori, no significa que la desigualdad medida en términos del índice de Gini haya aumentado en España: lo que se ha producido más bien es un distanciamiento entre los ultrarricos y el resto, incluyendo también a las clases altas que no llegan al selecto top del 1%.
Estas conclusiones se extraen del observatorio sobre el reparto de los impuestos y las prestaciones de Fedea, que ha publicado este lunes su octava entrega. A pesar del tiempo transcurrido entre el año al que se refieren los cálculos, 2021, y la actualidad, la tendencia que muestran de creciente concentración de la renta en el 1% más rico es relevante, ya que solo se interrumpió en el peor año de la pandemia (2020), cuando acumularon el 7,9% de la renta.
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El concepto construido por Fedea sobre la renta de mercado incluye las rentas del trabajo, las rentas del capital y las rentas de las actividades económicas, además de otras (transferencias privadas). Lo que sucedió en 2020 es que las rentas del capital y las de las actividades económicas se desplomaron por el parón de la actividad en la pandemia y estas suponen el 43% de las rentas del 1% más rico, lo que les llevó a una caída más pronunciada que el resto de franjas.
Dentro de las rentas del capital se encuentran las rentas societarias, es decir, los dividendos percibidos por los beneficios societarios no distribuidos. En 2021 las rentas societarias crecieron un 102,5% respecto a 2020, pero aún se situaron un 5,4% por debajo de las obtenidas en 2019. Aunque esta es la situación general, las rentas societarias de los hogares del 1% más rico son las únicas que superan (en un 7,3%) el nivel del año previo a la pandemia, evidencia que explica la mayor concentración de la renta entre estos hogares en 2021.
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En concreto, la renta del 1% de los hogares más pudientes (los del centil 100) ha crecido un 42,9% desde 2017, a mucha distancia del 24,2% de los hogares del quintil 2. Esto supone que su renta media de mercado prácticamente se ha duplicado en cinco años: de los 288.042 euros de 2017 a los 411.487 de 2021. Como son los hogares cuya renta ha prosperado más, también han aumentado la distancia con los inmediatamente inferiores (los del Decil 9 y los centiles 91 a 99). En consecuencia, estas tres franjas (que suponen el 20% de los hogares con más renta) acumularon el 55,8% de la renta en 2021, algo menos que en 2017 (56%), a costa de la ligera pérdida de protagonismo de los hogares ricos que no llegan al 1%. También se observan los menores aumentos de renta en las clases medias frente a las bajas, afectadas por el SMI.
Los impuestos solo reducen un 4% la desigualdad de rentas
El observatorio de Fedea estudia como la intervención pública redistribuye la renta a través de las prestaciones y del sistema fiscal. En 2021, las prestaciones y los impuestos redujeron un 35% la desigualdad de la renta de mercado de los hogares, volviendo a los valores previos a la pandemia tras el máximo alcanzado en 2020. Las prestaciones monetarias explican un 72% de la reducción de la desigualdad (57 puntos provienen de las pensiones de jubilación y supervivencia); los impuestos son responsables del 4% (destacando el papel del IPRF), y las prestaciones en especie el 24% restante.
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El análisis conjunto de los impuestos y prestaciones muestra que el 60% de los hogares con menor renta bruta (pertenecientes a los tres primeros quintiles) fueron, en media, beneficiarios netos de la intervención pública en 2021, percibiendo un subsidio efectivo neto. En cambio, los hogares de los dos quintiles superiores (el 40% con más renta bruta) fueron contribuyentes netos, presentando una diferencia negativa después de la actuación pública: desde el -2,1% para el cuarto quintil hasta el -24,3% para los centiles 91 a 99, descendiendo esta aportación al -18,1% para el 1% con mayor renta bruta.
Esto último supone la anomalía (sostenida en el tiempo) de que, aunque el sistema fiscal español es progresivo, el 1% de la población con más renta del país logra pagar un tipo inferior. Es una muestra de que el sistema de impuestos y prestaciones agota su progresividad en la parte más alta de la distribución de la renta bruta.
Según señala el informe de Fedea citando a una investigación de Fisher-Post y Gethin de 2023, en los países de Europa occidental los gobiernos corrigen en un 40% la desigualdad de la renta, porcentaje superior al observado en España. Algo más del 90% de dicha corrección se debe a las prestaciones y algo menos del 10% a los impuestos, también por encima del efecto redistributivo de la imposición en España.