A lo largo del planeta se pueden encontrar lugares que muchas veces escapan a la compresión humana. Estos nunca dejan de sorprendernos, pues en generalmente son espacios donde la naturaleza campa a sus anchas o donde ha ocurrido algún fenómeno de difícil explicación. Así, suelen estar deshabitados y abandonados, alimentando todavía más si cabe su misterio. Pero ¿han imaginado alguna vez una ciudad que arde por dentro?
Esto puede parecer algo imposible, incluso apocalíptico, pero en el estado estadounidense de Pensilvania se localiza una localidad que parece sacada del infierno. Se trata de Centralia, un pueblo en el que su interior arde desde hace más de medio siglo y qué es uno de los lugares más misteriosos y curiosos de la tierra.
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Un devastador incendio
Para comprender la historia de la localidad hay que remontarse al año 1841, cuando se conocía en su origen como Centreville. Pocos años después adoptó el nombre actual. Su economía ha estado siempre ligada a la minería, pues era el motor principal de la localidad, aunque también fue el motivo de su abandono. Paulatinamente, la localidad fue cayendo hasta la década de 1960, cuando tuvo lugar un accidente que propicio el declive de la localidad.
En mayo de 1962, un incendio comenzó en una mina abandonada que se estaba usando como basurero. Esto se extendió a una veta de carbón expuesta, lo que junto a que los túneles de minería interconectados eran ricos en antracita, configuraron un entorno propicio para la rápida propagación del fuego. Este fenómeno liberó gases tóxicos y causó hundimientos de tierra peligrosos. Pese a los esfuerzos por extinguirlo, incluyendo la excavación de zanjas, el bombeo de agua y la inyección de sustancias inertes, el fuego ha persistido hasta nuestros días.
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El impacto del incendio en Centralia ha sido devastador. A medida que el fuego se extendía y los niveles de monóxido de carbono en el aire aumentaban, el gobierno estatal inició un programa de reubicación para los residentes a partir de 1984. De una población de más de 1,000 habitantes en 1980, se estima que quedan menos de 10 residentes en la actualidad, según datos de la Oficina del Censo de EEUU, a partir de 2020.
Una imagen desoladora
A día de hoy, la estampa es desoladora. Las calles abandonadas, muchos de los edificios desaparecidos y el constante humo procedente de la tierra es la realidad que se vive ahora en la zona. De este modo los sectores más afectados por el incendio se han transformado en zonas inhóspitas, con fisuras humeantes en el suelo y áreas de vegetación muerta. Las carreteras en las proximidades presentan grietas y hundimientos debido al calor subterráneo.
Uno de los símbolos más representativos de esta desolación es la sección abandonada de la Ruta 61, conocida como Graffiti Highway, que debido a los daños causados por el fuego fue cerrada al tráfico y se convirtió en un lugar de expresión artística no oficial antes de ser finalmente cubierta con tierra en 2020. A pesar de su estado casi fantasmal, Centralia ha capturado la imaginación de muchas personas alrededor del mundo, sirviendo de inspiración para diversas obras de ficción y documentales.
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Su historia es un testimonio de la tenacidad de sus últimos habitantes y de los riesgos inherentes a la minería de carbón. Los expertos estiman que el fuego podría continuar ardiendo por cientos de años, dado el abundante suministro de carbón en la zona. La situación de Centralia plantea cuestionamientos importantes sobre la gestión de los recursos naturales y las medidas de seguridad en operaciones mineras, así como el impacto ambiental y social de estas actividades.