España lleva varios años en situación de sequía meteorológica prolongada. La falta de lluvias está teniendo su impacto en el territorio y actualmente Cataluña mantiene a más de 200 municipios en fase de emergencia por sequía. También están en alerta Andalucía y Murcia, que se preparan para afrontar restricciones de cara al verano.
Las sequías parecen un fenómeno cíclico: datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) estiman que, aproximadamente, cada 10 años solemos experimentar uno de estos episodios. Sin embargo, el calentamiento global está acentuando estos periodos y cada vez se vuelven más frecuentes, severos y prolongados. Desde 1976 y hasta el verano de 2022 se han sucedido en la península ibérica hasta 66 olas de calor. Desde la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ya aprecian que los periodos de escasez de lluvia en algunas ciudades, como Sevilla, aparecen antes y se prolongan más en el tiempo. De hecho, Andalucía experimenta la sequía más larga desde 1961.
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Aunque la de 2024 ha provocado la declaración de emergencia por sequía , lo es la más grave de las que ha vivido el país. A lo largo de la historia, España ha sufrido grandes sequías, que se registran desde mediados del siglo XVII.
La peor sequía que ha ocurrido en el país se alargó entre los años 1944 y 1946. Según la Aemet, el porcentaje de precipitaciones más bajo del periodo 1940-2002 se dio entre estos años. Durante estos años, la falta de lluvia fue tan dura que los principales ríos españoles, entre ellos el Ebro, perdieron su caudal casi por completo. El Manzanares, el más afectado de todos, llegó a desaparecer totalmente.
Las otras grandes sequías de España
La primera gran sequía de la que se tienen registros sucedió entre 1743 y 1753. En este periodo, el río Tormes acabó secándose. Afectó especialmente a la mitad septentrional de España, que es normalmente la más húmeda. Durante el siglo XX se sucedieron otras dos grandes sequías:
- De 1979 a 1983, la falta de lluvias afectó principalmente al este y al sur de la Península. La sequía se alargó durante cuatro años y los embalses del Júcar descendieron hasta retener tan solo 116 hectómetros cúbicos de agua, cuando de media suele almacenar 1.363 hectómetros cúbicos. En ciudades como Sevilla, los ciudadanos sufrieron cortes de agua de hasta 10 horas al día.
- De 1991 a 1995, los recursos hídricos descendieron hasta el 28 % en un principio y acabaron disminuyendo hasta el 15 %. La falta de agua embalsada provocó restricciones y cortes de agua en regiones como Madrid o el País Vasco, donde el consumo de agua se limitó en un 30 %. La situación fue realmente crítica en el sur: Sevilla propuso incluso la evacuación de la ciudad. Esta persistente y acusada sequía fue el detonante del Plan Hidrológico Nacional, aprobado en el año 2001.
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Las sequías del siglo XXI
El Instituto Nacional de Meteorología recoge que la precipitación media en 2005 fue de 411 litros por metro cuadrado, 200 litros por debajo de la media (613 litros por metro cuadrado). La falta de lluvias se prolongó hasta el 2009, cuatro años después, y provocó que se secase el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. La desaparición del humedal hizo que se produjese un incendio, con daños ecológicos irreparables.
La sequía volvió a España en el año 2017, el segundo más seco del país desde 1965. La sociedad sufrió cortes de agua, una subida del precio de los alimentos básicos y el aumento del precio de la luz. Ese 2017 se vivió el septiembre más seco del siglo, con tan solo 15 litros por metro cúbico de lluvias. Provincias como Toledo, Badajoz, Sevilla, Cádiz o Tarragona vivieron situaciones extremas y se vieron obligadas a recurrir a camiones cisterna para abastecerse.