La fe perdida del PSOE en Galicia o por qué el “PP de las absolutas” no (siempre) gana

Las vertientes de los comicios gallegos son muchas, pero una de las principales bazas que decidirán el color del próximo gobierno autonómico radica en si el PP (sin Alberto Núñez Feijóo) logra retener la mayoría absoluta

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El candidato del PSdeG-PSOE a la presidencia de la Xunta de Galicia, José Ramón Gómez Besteiro, ha hecho un llamamiento este jueves en Lugo, en el acto de arranque de la campaña electoral para los comicios autonómicos del 18 de febrero, a la "movilización" y la "ilusión" para lograr en las urnas, ha dicho, "cambiar la historia de Galicia". (Fuente: PSOE)

Miguel Anxo, profesor de Ciencias Políticas en la Universidade de Santiago de Compostela (USC), cuenta que cada llamada al voto en Galicia tiene su “propia idiosincrasia”. El resultado varía según cada elección y “bastante”, remata en declaraciones a Infobae España. El próximo 18 de febrero, 2.693.624 gallegos están llamados a las urnas para decidir si el PP de Alfonso Rueda gana por mayoría absoluta y sigue en la Xunta, o si la pierde y deja de gobernar a la alternativa de la izquierda, con la líder del BNG, Ana Pontón, postulándose como principal candidata de este bloque.

Varios politólogos consultados por este medio coinciden en señalar las principales claves de los comicios autonómicos, que inauguran un nuevo ciclo electoral (le seguirán las elecciones vascas en primavera y las europeas en junio). Las vertientes de estas elecciones son muchas, pero una de las principales bazas que decidirán el color del próximo gobierno autonómico radica en si el PP (sin Alberto Núñez Feijóo) logra retener la mayoría absoluta.

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Para Antón Losada, periodista y profesor titular de ciencia política de la USC, el factor “clave” es la participación. Y es que, “la derecha vota más que la izquierda en las elecciones gallegas que en las nacionales”. Nada más lejos de la realidad: en las elecciones autonómicas de 2020, el PP obtuvo el 48% de los votos frente al BNG y PSdeG, que no consiguieron rebasar el 44%, mientras que en las generales, la suma del PSOE, Sumar y BNG superó el 50% de los votos, un 7% más que el PP de Feijóo, quien lideró la Xunta con cuatro mayorías absolutas.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha rechazado "exportar" que el modelo político de "minorías radicales" que, a su juicio, gobierna en España se pueda "exportar" a Galicia a partir de las elecciones del 18 de febrero. Así, ha advertido que, la Xunta cae del lado de la izquierda, se van a "reponer los impuestos que el PP bajó".

Esta diferencia se explica, entre otras razones, porque el electorado progresista ve “difícil ganar” en este territorio y el PSdeG “no ha tenido nunca un líder gallego como siempre ha tenido el nacionalismo (BNG)”, añade Losada. “Cuanto menos vota la izquierda, más grande es la mayoría absoluta de la derecha. La clave es qué va a hacer ese porcentaje de votante socialista el 18-F, que vota menos en las autonómicas que en las generales. Si los socialistas se movilizan, el PP puede ganar igual, pero seguramente por los pelos”, sintetiza.

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A nivel municipal, la suma de PSOE y BNG ha sobrepasado en las tres últimas convocatorias electorales al PP. En las del pasado 28 de mayo, las dos fuerzas progresistas sumaron un 43% frente al 38% del PP. Como consecuencia, los populares no ostentan ninguna alcaldía de las siete grandes ciudades gallegas: Vigo, Santiago, Pontevedra, Lugo, Ferrol y A Coruña. Solo tiene algunas concejalías en Ourense, donde el gobierno está liderado por Gonzalo Pérez Jácome, de Democracia Ourensana.

¿Es Galicia de derechas?

La primera edil de A Coruña, Inés Rey (PSOE), arengó a los socialistas en la convención política celebrada a mediados de enero en dicha ciudad. “Está el tópico de que Galicia es conservadora y yo creo que no. Los socialistas gobernamos a más gallegos de los que gobierna el PP. Galicia fue un freno para las políticas que a nivel estatal se querían implantar desde otros partidos”, subrayó. Lo cierto es que tras el 28 de mayo, el PSOE gobierna sobre 1,2 millones de gallegos mientras que el PP lo hace sobre 667.000, según un reportaje de La Voz de Galicia.

El candidato del PSdeG a la Presidencia de la Xunta, José Ramón Gómez Besteiro, interviene durante un mitin previo a la pegada de carteles. (Carlos Castro/Europa Press)
El candidato del PSdeG a la Presidencia de la Xunta, José Ramón Gómez Besteiro, interviene durante un mitin previo a la pegada de carteles. (Carlos Castro/Europa Press)

No obstante, la hegemonía del PP a nivel autonómico convierte este territorio en uno de sus principales feudos. Salvo el periodo entre 2005 y 2009 de bipartito del PSdeG y el BNG, los populares gobiernan en esta comunidad desde hace más de 30 años y lo hacen con amplias mayorías absolutas: primero con el exministro franquista Manuel Fraga Iribarne y después con Alberto Núñez Feijóo. Este último consiguió en 2020 su cuarta mayoría absoluta consecutiva, pero en 2022 dejó a su vicepresidente, Alfonso Rueda, a cargo de la Xunta para hacerse con el control del partido a nivel nacional tras la salida forzada de Pablo Casado por su guerra contra Isabel Díaz Ayuso.

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Con todos estos datos sobre la mesa, cabe preguntarse: ¿Galicia es del PP? “El partido mayoritario en Galicia es el PP. Es el partido más votado porque es el más fuerte en todos los ámbitos, en el urbano, el semiurbano, el rural; entre mayores y jóvenes, etc”, dice Losada, que matiza: “El PP es muy votado en las ciudades, solo que necesita mayoría absoluta para gobernar. Hay veces que llega y muchas que no”. Eso sí, el reconocido periodista gallego deja claro que “Galicia no es del PP, pues depende de qué elección y de qué momento histórico”.

La paradoja de las mayorías de Feijóo

Iago Moreno, sociólogo experto en política digital, remata: “Que Galicia no es monolíticamente de derechas se demuestra en el hecho de que la mayor parte de las mayores ciudades o ciudades medianas están en manos de fuerzas políticas distintas al PP, principalmente de izquierdas”. También, destaca cómo Feijóo ha aumentado su mayoría absoluta a medida que la participación ha decaído. Es decir, cuando Feijóo puso fin al bipartito de izquierdas en 2009, logró mayoría absoluta ajustada (38 diputados) con una participación del 64,43%; en 2020, el líder popular alcanzó su récord de escaños (42) con una participación del 49%.

“Esto hace que tenga una solidez sociológica el discurso con el que se presenta a estas elecciones la izquierda gallega. Si se moviliza el votante que normalmente suele abstenerse en las gallegas, pero participa en las generales, puede que el PP pierda la mayoría absoluta”. A su entender, este apunte refleja “una imagen más compleja” escondida tras el famoso lema de que Galicia es el PP.

La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, durante el acto de apertura de la campaña electoral celebrado este jueves en A Coruña.  (Cabalar/EFE)
La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, durante el acto de apertura de la campaña electoral celebrado este jueves en A Coruña. (Cabalar/EFE)

Para explicar por qué la hegemonía de los bloques cambia de color en función de las elecciones, Anxo expone el ejemplo paradójico del BNG: el Bloque Nacionalista Galego fue la cuarta fuerza en las generales del 23-J, pero la segunda en las autonómicas de 2020. El partido de Ana Pontón pasó de los seis escaños en 2016 a los 19 diputados en 2020, convirtiéndose en el principal partido de la oposición en el Parlamento gallego, muy por delante del PSdeG (14 escaños).

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El candidato socialista a la Xunta, José Ramón Gómez Besteiro, tiene entre sus principales retos acercarse lo máximo posible al BNG, ya que la posibilidad de un sorpaso no está ni en los planes del partido de la rosa. “La posibilidad de que el PSOE adelante al BNG es muy remota, pero si consigue movilizar a sus votantes, la opción más realista es pelear por reducir su diferencia. Lo que más le interesa es recortar distancias para negociar un supuesto gobierno”, resumen Losada.

Iago Moreno apunta que, más allá de movilizar al votante progresista, “lo importante es que la gente que ha perdido la fe en que se puedan cambiar las cosas y no suele ir a votar, se presentase en los colegios electorales”. A su parecer, el BNG ha conseguido “irradiar a la sociedad la idea de que lo que pasó en las anteriores elecciones (su ascenso) no fue magia: su proyecto pesa electoralmente más que el PSOE y una vez se ha puesto a la delantera, ha optado por un discurso de acontecimiento en positivo”, señala. Por ello, pone el foco en que, por primera vez en mucho tiempo, la izquierda “no confronta” entre sí.

Los papeles de Sumar y Democracia Ourensana

Otra variante es la división a la izquierda del PSOE en dos candidaturas: Sumar y Podemos. Según las encuestas, los morados están muy lejos de la barrera del 5%, necesaria para obtener representación. En el caso de Sumar, la demoscopia sí le da opciones: “La idea es que esos dos diputados de las generales puedan convertirse en al menos dos en el Parlamento gallego porque son lugares donde hay un voto urbano progresista que pesa mucho”, comenta este sociólogo en alusión a los dos escaños logrados por los de Yolanda Díaz el pasado 23-J (uno fue en A Coruña y otro fue en Pontevedra).

Marta Lois, candidata de Sumar Galicia a la Presidencia de la Xunta, en el arranque en Cangas (Pontevedra). (Europa Press)
Marta Lois, candidata de Sumar Galicia a la Presidencia de la Xunta, en el arranque en Cangas (Pontevedra). (Europa Press)

También, está la duda sobre Democracia Ourensana, una fuerza muy poco predecible demoscópicamente. El partido liderado por Gonzalo Pérez Jácome, que se presentó a las elecciones acusado por corrupción, fue la fuerza más votada el pasado 28-M, logrando la alcaldía gracias a los votos del PP. “El fenómeno está en que es difícil saber qué va a pasar. En 2020 se presentaron con un proyecto distinto, por lo que es difícil medir hacia dónde puede subir después de lo que pasó en las municipales. Puede sacar hasta dos escaños, pero no es un voto necesariamente de derechas”, resume Moreno.

Nacionalizar la campaña: una mala idea

En cuanto a las posibilidades de que Vox entre en el Parlamento gallego, la única institución en la que sigue sin estar representado, el politólogo Miguel Anxo cree que siguen siendo mínimas, por lo que no supone ninguna amenaza para los populares. “El votante de Vox se va para el PP”, dice. Y es que, el partido ultra ha pasado desapercibido en el territorio durante estos cuatro años y presentó a su candidato, desconocido, hace apenas unas semanas.

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Sobre si la crisis de los pellets impactará en la campaña, Anxo determina que este asunto ya ha perdido fuelle, pues solo centró la actualidad en los primeros días de enero: “Se desinfló porque no fue una catástrofe tan grave como el Prestige. Y, aunque se quería exponer como un asunto de campaña, fue muy prematuro y se desinfló pronto”, añade.

Por otro lado, ante las intenciones de PP, PSOE y Sumar de nacionalizar la campaña con la fuerte presencia de sus líderes en el territorio a lo largo de los próximos días, este profesor de la USC considera que no es buena estrategia: “En Galicia se vota en clave gallega. Aquí no funciona hablar de la amnistía, ni de un lado ni de otro. Se debate de lo que nos afecta, de la pesca e industria. En fin, de cuestiones que afectan a Galicia”, zanja.

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