El pueblo de solo 1.000 habitantes que tiene tres de las cascadas más bonitas de España

Entre valles, montañas y cascadas emerge uno de los pueblos más especiales de Asturias. Esta región se caracteriza por su inconmensurable patrimonio natural, el cual lo convierte en uno de los destinos más impresionantes de España. A esto se le suman sus pequeños pueblos, que entremezclan la cultura marinera con la tradición rural, dando lugar a un patrimonio único que se traduce en paisajes maravillosos.

Así, enclavada en la cuenca del río Navia, se halla la localidad de Villayón. Dividida en cinco parroquias, se caracteriza por albergar una oferta turística increíble, pues cuenta con un amplio abanico de posibilidades tanto para los amantes de la naturaleza como para aquellos interesados en explorar la rica historia y tradiciones de la región. Todo ello enmarcado dentro del Paisaje Protegido de la Sierra de Carondio.

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Villayón está estrictamente marcado por su orografía, donde el agua y la montaña son sus principales protagonistas. De hecho, alberga uno de los mayores atractivos naturales no solo de Asturias, sino de España. Se trata de las cascadas de Oneta, un paraíso que atrae a multitud de turistas y ofrece toda una experiencia en mitad de la naturaleza. Se trata de un conjunto de tres saltos de agua que se suceden entre sí, conformando una estampa única.

La primera cascada, llamada La Firbia, destaca por su belleza y espectacularidad, ya que cuenta con una caída de unos 15 metros. A esto se le suman las rocas que la rodean, como consecuencia de los continuos desprendimientos. La segunda es La Firbia de Abajo, y se accede a ella tras una fuerte pendiente, mientras que la tercera, recibe el nombre de la Maseirúa. Esta es la más pequeña e inaccesible, pues se encuentra en un enclave más abrupto y protegido.

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Normalmente, este monumento natural es objeto de numerosas rutas de senderismo, siendo un paraje excepcional para los amantes de esta actividad. De esta forma, durante el recorrido el viajero puede contemplar una diversidad única. De hecho, algunas especies son endémicas o están bajo protección. Igualmente, otras de las rutas más conocidas es las que conduce a la cascada de Méxica, la cual se localiza también en la localidad.

Este sendero es bastante sencillo, pues es de poco más de dos kilómetros a través de un pintoresco bosque. Aunque se puede realizar una ruta conjunta que recorre tanto los saltos de Oneta como el de Méxica. Este itinerario tiene una distancia de alrededor de 17 kilómetros, siendo toda una experiencia natural en la región. Por si fuera poco, en los alrededores de Villayón se pueden descubrir numerosos vestigios arqueológicos, incluyendo dólmenes y menhires que sugieren la presencia humana ya desde la Prehistoria.

A lo largo de los siglos, el municipio ha sido testigo y parte activa de los diferentes períodos históricos que han marcado a la región, desde la ocupación romana hasta las luchas medievales, aspecto que ha dejado un rico patrimonio arquitectónico y cultural. Así, en lo que a monumentos se refiere destaca sobre todos la parroquia de Santa María de Oneta.

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Desde Gijón, el viaje hasta Villayón es de alrededor de 1 hora y 20 minutos por la vía A-8. Por su parte, desde Lugo el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 55 minutos por la misma carretera.