La película Pobres criaturas llegó a los cines el pasado viernes, y no ha tardado mucho en situarse en lo más alto de la taquilla española, superando a otras como Cualquiera menos tú. No solo eso, sino que la película de Yorgos Lanthimos se ha colocado con 11 nominaciones como una de las grandes favoritas de cara a los próximos Oscar, compartiendo disputa con otros fenómenos del año como Oppenheimer o Los asesinos de la luna. Pues bien, no está triunfando en todos los ámbitos, porque ha habido en un sitio en el que una de sus escenas no ha sentado del todo bien.
Pobres criaturas ha tenido que cambiarse en el Reino Unido, porque no cumple con la Ley de Protección de Niños de 1978 en una de sus escenas. “Originalmente vimos esta película por consejo. Informamos al distribuidor de que, probablemente, la clasificaríamos para mayores de 18 años con la condición de que se hicieran cambios en una secuencia corta que representa actividad sexual en presencia de niños”, explicaba en un comunicado la British Board of Film Classification (BBFC), la junta encargada de poner la recomendación por edades a las películas estrenadas en Reino Unido.
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La imposición de la BBFC hace referencia a una de las escenas que tiene lugar en un prostíbulo, al que acude un padre (Damien Bonnard) con sus dos hijos para que así aprendan a hacer el acto sexual. Bella (Emma Stone) se presta amablemente a la iniciativa, y el acto transcurre con total normalidad dentro de lo incómodo y conflictivo que es en sí mismo. Todo ello en una película llena de este tipo de situaciones transgresoras y que apuestan por el sexo descarnado como forma de emancipación y liberación para el personaje protagonista.
“Era importante no tener vergüenza”
Porque la película, que adapta la novela de Alasdair Gray, cuenta la historia de una joven que se embarca en una aventura para descubrir el mundo y a sí misma, y eso pasa por su cuerpo. Bella Baxter se marcha de la casa en la que lleva tiempo encerrada para fugarse con Duncan Wedderburn (Mark Ruffalo), un abogado con fama de mujeriego que se lleva a Baxter a recorrer el mundo. Sin embargo, Bella comienza a tomar conciencia por sí misma y a utilizar su cuerpo en su propio beneficio, aunque eso le lleve a un burdel de París.
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Allí es donde se producen algunas de las escenas más incómodas de ver de Pobres criaturas, escenas que su director no duda en defender. “Para mí era muy importante no hacer una película mojigata porque traicionaría al personaje principal. Teníamos que tener confianza y, nuevamente, como el personaje, no tener vergüenza”, explicaba Lanthimos durante la presentación de la película en el Festival de Venecia, donde terminó alzándose con el León de Oro a mejor película.