Galicia es un lugar con múltiples tesoros escondidos y uno de ellos se encuentra entre las rías de Vigo y la de Pontevedra. Las dos grandes ciudades de la provincia del suroeste de la comunidad cobijan a una pequeña ría menos conocida para el gran público: Aldán. Esta parroquia (división histórica de terreno en función de la parroquia eclesiástica) pertenece al municipio de Cangas de Morrazo y alberga algunas de las mejores playas de la región gallega.
La extensa playa de Areabrava, la salvaje Castiñeiras o la paradisíaca Arneles donde se suele dejar ver Amancio Ortega con su yate son solo algunos ejemplos. Pero en esta zona de Cangas, pueblo protagonista de este artículo, no solo hay arenales increíbles. Un ‘bosque encantado’ con un castillo abandonado en su interior está dando cada vez más que hablar entre los visitantes.
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Finca do Frendoal: el ‘bosque encantado’ de Aldán
El enclave del que hablamos se conoce como Finca do Frendoal, aunque su apodo es el de ‘bosque encantado’. Este lugar cobija la Casa Torre Aldán, un pazo con forma de castillo rodeado por la naturaleza y heredero de una historia fascinante vinculada a los Condes de Canalejas.
Originariamente ideado como un refugio de descanso para la noble familia en los años 60, el rápido abandono de la propiedad ha permitido que el entorno natural reclame su dominio.
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La construcción del pazo, aunque de apariencia medieval, responde a un diseño del siglo XX con fines recreativos para la aristocracia. La división de la finca debido a la edificación de una carretera precipitó su desuso. Actualmente, lo que destaca de la Finca do Frendoal es su aire salvaje, con un bosque denso que oculta entre sus sombras el castillo inacabado de los Canalejas y un antiguo acueducto de origen romano, denominado Arco dos Mouros. Este último, a pesar de haber sido parcialmente derrumbado, se restauró y jugó un papel crucial en el riego y el abastecimiento de agua de la zona.
A pesar de que la propiedad es de índole privada, tanto el castillo como el resto de la finca son accesibles al público, ofreciendo una experiencia única en un ambiente cargado de misterio.
Según fuentes del Ayuntamiento de Cangas, la parte arquitectónica más significativa remite al incompleto castillo de estética medieval, del cual solo se preservan la fachada y algunas estancias. Asimismo, cabe destacar la presencia de una fosa y vestigios de un puente levadizo que suman al ambiente de leyenda que envuelve al lugar. La finca también alberga los restos de tres molinos de agua, testigos del pasado agrícola del entorno.
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Cómo llegar al castillo abandonado
La ruta para llegar a esta joya oculta se inicia en el kilómetro 109 de la carretera PO-315, donde los visitantes pueden dejar su vehículo en un aparcamiento público cercano. Desde ahí, el camino sigue el curso del río Orxas hasta alcanzar un puente medieval, tras el cual se encuentra la entrada original de la finca, marcada por un antiguo lavadero.
Desde Vigo, el trayecto en coche tiene una duración aproximada de 26 minutos por la carretera CG-4.1. Eso sí, en las horas puntas de verano cuando los habitantes de la zona visitan las playas, el tiempo del viaje se puede hasta duplicar. Por ello, se recomienda ir a primera hora de la mañana.
En el caso de coger el coche en Pontevedra, se puede llegar en 35 minutos por las carreteras VG-4.4. y PO-551. Combinar la autopista AP-9 y CG-4.1 solo ahorra un minuto del recorrido y tiene peajes. Finalmente, desde Cangas de Morrazo solo se tarda 10 minutos por la PO-315 o combinando la PO-551 y la PO-315.