En el caótico tráfico de las ciudades, los conductores se encuentran con multitud de problemas a combatir. Uno de los peligros menos reconocidos, pero igualmente amenazantes, es el fenómeno conocido como “dooring”. Este término se refiere al acto de abrir la puerta de un vehículo estacionado o detenido sin verificar previamente si se acerca por ese lado otro vehículo, como una bicicleta, una motocicleta, un automóvil o incluso una persona en un patinete eléctrico.
Este problema, más común de lo que se podría imaginar en los entornos urbanos, puede dar lugar a situaciones de auténtico peligro para la seguridad de todos los usuarios de la vía, ya que un choque con la puerta del automóvil puede tener consecuencias graves.
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Las lesiones resultantes del “dooring” pueden abarcar desde contusiones y cortes hasta fracturas, y en casos extremos, incluso pueden ser mortales. Los ciclistas son particularmente vulnerables en este tipo de situaciones, porque, por un lado, carecen de la protección, y por otro, las regulaciones les aconsejan circular lo más cerca posible del lado derecho de la vía, lo que a menudo los coloca en proximidad a la fila de estacionamiento de los coches.
Además de las consecuencias físicas, el “dooring” también puede tener un impacto psicológico duradero en las víctimas. Los ciclistas pueden experimentar ansiedad al circular cerca de vehículos estacionados, y en última instancia, esto puede disuadirlos de utilizar la bicicleta como medio de transporte.
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Es fundamental crear una mayor conciencia sobre el riesgo del “dooring” entre los conductores y promover prácticas seguras al abrir las puertas de los vehículos. Mirar antes de abrir y utilizar el espejo retrovisor para verificar la aproximación de otros vehículos son algunas estrategias que se deberían implementar. Esta concienciación puede contribuir significativamente a reducir los incidentes relacionados con el “dooring” y a hacer que nuestras calles sean más seguras para todos los usuarios.
Cómo evitar el ‘dooring’
Cuando estacionas tu vehículo, es esencial recordar mirar antes de abrir la puerta. Existe una técnica simple y segura conocida como “puerta a la holandesa”, que consiste en abrir la puerta con la mano que está más alejada de ella. Esta acción te obliga a girar la cadera hacia el lado de la puerta, permitiéndote mantener un control adecuado sobre el retrovisor y el punto ciego del vehículo.
Al circular junto a una fila de vehículos estacionados, es fundamental mantener una distancia prudente. Asegúrate de dejar suficiente espacio para reaccionar en caso de que una puerta se abra de manera repentina. Es relevante recordar que esta precaución no se limita solo a automóviles, sino que se aplica a cualquier otro tipo de vehículo estacionado, como camiones y furgonetas.
Estar atento a las posibles señales de peligro que indiquen que un automóvil está a punto de abrir su puerta es crucial. Estos indicios pueden incluir luces intermitentes, movimiento dentro del vehículo o la presencia de pasajeros en su interior. Mantenerse alerta ante estos signos puede proporcionar valiosos segundos para reaccionar ante esta situación imprevista.
Es importante recordar que en caso de un accidente causado por el “dooring”, la responsabilidad recaerá siempre en la persona que abrió la puerta, a menos que la persona que colisionó con ella estuviera cometiendo una infracción al momento del accidente, como pasar un semáforo en rojo o invadir un carril en sentido contrario. La seguridad vial y el respeto por las normas de tráfico son responsabilidades compartidas que contribuyen a la protección de todos los usuarios de la vía.