Subir los salarios y acortar por ley la jornada laboral son dos de las medidas que el Gobierno de Pedro Sánchez se ha comprometido lograr en esta legislatura. Parte ya lo ha conseguido con el incremento del salario mínimo interprofesional que ha pasado de los 1.080 euros brutos (15.120 euros brutos anuales) del año pasado, a los 1.134 euros (15.876 euros brutos al año) de este año. Mientras que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, continúa en su empeño de llevar a cabo una reducción progresiva y por ley de la jornada laboral hasta un máximo de 37,5 horas semanales.
Ante estos dos objetivos, el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, ha dado una de cal y otra de arena al Gobierno de Pedro Sánchez. En cuanto a la subida de salarios, ha reconocido que en España hay margen para subirlos porque se ha perdido mucha capacidad adquisitiva. No obstante, cree que esta subida no pueden afrontarla de la misma forma todas las empresas y sectores. Mientras que lo que a su juicio sí que hay que aumentar de forma generalizada es la productividad, ha declarado en una entrevista a RNE.
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Respecto a la reducción por ley de la jornada laboral, el vicepresidente del eurobanco cree que “no sería bueno” desde el punto de vista económico” y que la medida debería dejarse en manos de sindicatos y empresarios: “Es mucho mejor dejar a los interlocutores sociales la situación específica de cada una de las empresas”, debido a que “ni todos los sectores son iguales, ni todas las empresas son iguales”, ha recomendado.
Europa en posible recesión
El vicepresidente del BCE también ha reconocido que es posible que la eurozona haya entrado en recesión técnica en el último trimestre de 2023, tras encadenar dos trimestres consecutivos de decrecimiento. No obstante, considera que no será una recesión profunda.
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Antes de que el martes Eurostat dé a conocer los datos preliminares, De Guindos ha pronosticado que “una recesión técnica puede haber”, pero “no hemos entrado en una recesión profunda”. Como hecho positivo ha reconocido que el mercado laboral “está aguantando”.
Lo que sí le preocupa, según ha reconocido, es que el riesgo de que el crecimiento débil de la zona euro se prolongue en el tiempo, ya que la pérdida de crecimiento potencial se acabaría traduciendo en pérdida de influencia y peso internacional de la eurozona.
En su opinión, este problema “fundamental” no depende de la política monetaria, puesto que ese crecimiento a medio plazo depende de las reformas económicas y de cómo funcionan los mercados, incluyendo más integración económica en Europa, donde aún no se ha completado la unión bancaria y no hay un mercado de capitales como Reino Unido o Estados Unidos, mientras que en el mercado interior los planteamientos nacionales aún siguen estando por encima de los planteamientos de integración.
Admite “que durante los próximos cinco, seis, siete, ocho, cinco años, el crecimiento en Europa esté por debajo incluso del 1% de media pondría de manifiesto que existen problemas estructurales”.
Un modelo “superior”
No obstante, ha defendido las ventajas que también tiene la diversidad de la eurozona, así como el contrato social europeo: “Creo que en última instancia, con los retoques y con mejoras de productividad que tienen que ver con la inversión, que tienen que ver con la digitalización, que tienen que ver con la economía verde, yo creo que desde el punto de vista social y político, el mercado, el modelo europeo es superior”.