La vida de Carmen Cervera, conocida públicamente como Tita Cervera, y de Borja Thyssen siempre ha estado marcada por su inestable relación madre e hijo. En algunos tiempos se les ha podido ver muy unidos y en otros la distancia habla por sí misma, pues cada uno hace su vida y apenas tienen algún tipo de contacto.
Un vínculo lleno de altibajos que capturaron la atención mediática. Pero, ¿qué marco el inicio de sus numerosos desencuentros? Todo se remonta al 10 de octubre de 2007, cuando Borja Thyssen voló del nido materno para contraer matrimonio con Blanca Cuesta.
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La pareja, que en aquel entonces se encontraba en la dulce espera de su primer hijo en común, decidió sellar su amor tras casi una década de relación. La ceremonia fue celebrada en la iglesia del Santo Espíritu de Terrasa (Barcelona) ante solo ocho invitados y una de las grandes ausencias fue la baronesa consorte de Thyssen-Bornemisza, quien calificó a esta unión de “precipitada”.
Y es que Carmen Cervera nunca vio con buenos ojos a su nuera. Tanto es así que aseguró públicamente que Blanca “no era la persona adecuada” para su hijo. “Me encuentro sola. No hay una comprensión con mi hijo. Era una persona muy allegada y se ha roto lo que había entre nosotros”, afirmó días antes de que tuviera lugar el enlace.
Aunque aquella boda supuso el pistoletazo de salida para que la aparente ‘buena’ relación que mantenían madre e hijo saltase por los aires, lo cierto es que su mala conexión venía gestándose mucho antes. Concretamente, desde cuando él, a sus 18 años, tomó la decisión de comenzar un noviazgo con Blanca. La diferencia de edad— ella le lleva 7 años a él— sumado a que esta no tenía una profesión ni un trabajo definido, provocó que Tita Cervera considerase que su nuera no estaba a la altura de su hijo y, por lo tanto, no diera el visto bueno a su romance.
El momento de tensión máxima tuvo lugar cuando nació Sasha, el primer hijo del matrimonio. La baronesa solicitó una prueba de paternidad para demostrar que, en efecto, el bebé era de su primogénito. Una situación que avivó el conflicto familiar.
Borja nunca hizo caso a los comentarios la baronesa, lo que provocó que pasasen varios años sin hablarse. Sin embargo, años más tarde, accedió a hacerse las pruebas de ADN para que su madre “mirase con cariño” a su nieto. Y es que Carmen Cervera siempre ha tenido un claro pensamiento: “Los hijos de mis hijas son mis nietos; los hijos de mis hijos, lo son o no lo son”.
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Denuncia a su hijo
La disputa hereditaria ha sido otro de los ejes centrales de su complicada relación. Tras la muerte del barón Thyssen en 2002, se llevó a cabo un reparto de bienes. Sin embargo, parece ser que Carmen Cervera no informó con todo detalle a su hijo del capital que le pertenecía, algo que provocó que este la amenazara con acudir a los tribunales.
Ante esta situación, en 2009 Tita Cervera interpuso una denuncia contra su propio hijo por el descubrimiento y revelación de secretos. “No he tenido más remedio. Estoy muy disgustada, y a la vez, decepcionada con todo lo que está sucediendo”, alegó. Y es que todo indica a que la baronesa creyó que su primogénito había sacado a luz cuestiones que deberían haberse quedado en casa y que, además, sustentó sus argumentos con el contenido de una serie de documentos que eran de su pertenencia.
La guerra se reavivó meses después cuando Borja reclamó a su progenitora parte de la herencia de su padre, pidiendo dos cuadros: un Goya y un Giaquinto. Tita Cervera no dio su brazo a torcer y le aseguró que mientras ella estuviera viva aquellas pinturas eran de su pertenencia. “Si alguno de mis herederos aspira a tener alguna obra de mi colección, tendrá que esperar a que yo ya no esté, y la verdad es que, si Dios quiere, espero durar mucho”, espetó.
A pesar de estas diferencias, hubo momentos de acercamiento que mostraban una aparente reconciliación entre los dos y prueba de ello fueron sus diferentes apariciones públicas conjuntas. En 2012 pareció que las aguas se habían calmado, ya que hubo un acercamiento cuando Blanca cuesta dio a luz a su tercer hijo, Enzo. En aquel momento, Carmen Cervera canceló un compromiso laboral en Madrid para ir a conocer a su nieto.
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Su buena sintonía era tal que, incluso, disfrutaron de su primer verano en familia en las playas de Ibiza. Momentos que daban la esperanza a una posible relación más armoniosa. Sin embargo, la inestabilidad parece ser una constante, y cada acercamiento ha sido seguido por nuevos desencuentros.
Actualmente, el matrimonio cuenta con cinco hijos y la relación madre e hijo continúa siendo la misma. De hecho, hace unos días acudió al espacio de Antena 3 Espejo Público para asegurar que ha cambiado su testamento y que no será Borja Thyssen el que asumirá su legado, sino una “figura femenina”. De esta manera, la baronesa deja entrever que, a sus 80 años, todavía la mala relación con su hijo sigue latente.