A pesar de los esfuerzos gubernamentales y las cifras récord en la generación de empleo, la Encuesta de Población Activa (EPA) del último trimestre de 2023 ha revelado que no todos los sectores de la población se están beneficiando por igual de esta mejora laboral. Entre los colectivos más afectados, se encuentra el de las personas mayores de 55 años, cuya tasa de desempleo no solo no ha disminuido, sino que ha experimentado un incremento significativo, impactando de manera más severa en las mujeres.
En un año marcado por el optimismo en las cifras generales de empleo, donde el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, destacó los “extraordinarios” datos de 2023, y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, celebró el mejor año para el empleo desde 2005, surge una problemática que ensombrece estos logros. La EPA ha mostrado que, mientras el paro total en España ha visto una reducción de 193.400 personas, situando la cifra de ocupados en 21,2 millones, los mayores de 55 años han visto un incremento del 1,79% en su tasa de desempleo con respecto a finales de 2022, alcanzando los 533.300 parados.
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Este aumento del desempleo en el colectivo sénior no solo refleja la dificultad de reintegración en el mercado laboral para estas personas, sino que también evidencia una disparidad de género preocupante. Las mujeres mayores de 55 años han sido particularmente golpeadas, registrando un aumento del 2,43% en el desempleo durante 2023, equivalentes a 6.800 mujeres más en paro con respecto al año anterior. Esto contrasta con la situación de los hombres en el mismo grupo de edad, que también han experimentado un incremento en el desempleo, pero en menor medida (1,06%).
Discriminación por edad y género
Estos datos no solo ponen de manifiesto las dificultades para encontrar empleo que enfrentan los mayores de 55 años, sino que además resaltan una problemática de edadismo y discriminación por género en el mercado de trabajo. La situación de desempleo prolongado es especialmente alarmante en este colectivo, donde el 38% de los parados constituye parados de larga duración.
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Ante este panorama, se evidencia la necesidad de políticas y medidas específicas que no solo busquen impulsar la creación de empleo en términos generales, sino que también se enfoquen en atender las particularidades y necesidades de los colectivos más vulnerables, como lo son los mayores de 55 años. La inclusión de programas para mejorar la empleabilidad de los sénior, así como medidas para combatir el edadismo y la discriminación, se perfilan como elementos clave para revertir estas tendencias.
El incremento en el número de activos y ocupados mayores de 55 años en el último año indica un potencial desaprovechado que podría contribuir significativamente al tejido productivo del país. Mejorar la calidad y cantidad del empleo sénior no solo es una cuestión de justicia social, sino también una necesidad económica ante el rápido envejecimiento de la población española.
Es evidente que, para avanzar hacia una sociedad más inclusiva y justa, se requiere de un esfuerzo conjunto entre gobierno, empresas y organizaciones sociales. Combatir el edadismo, promover la diversidad generacional en los entornos laborales y ofrecer oportunidades reales para que las personas mayores de 55 años puedan continuar contribuyendo con su experiencia y talento, son pasos indispensables que España debe seguir para asegurar un futuro próspero para todos sus ciudadanos.