Un burofax hacía oficial la noticia. Aunque el contrato de alquiler aún no había expirado, los caseros daban dos meses de plazo para abandonar el piso, ubicado en el centro de Madrid, porque el hijo de los dueños lo necesitaba. Sin más detalles y sin justificaciones, pero los dueños se acogían al Artículo 9 de Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), que permite a un arrendador recuperar su vivienda si es necesitada por esa persona o por familiares directos.
“Llevo dos años y medio en el piso y pago 570 euros”, dice la inquilina a Infobae, que de la noche a la mañana se encontró con una orden para abandonar la vivienda cerca de la plaza Antón Martín. “Es un piso de 30 metros cuadrados, una casa de estas características ahora cuesta más de 800 euros al mes. El panorama es desolador al entrar en Idealista”, explica cuando busca alternativa para su salida del piso. La especulación inmobiliaria, sospecha la mujer, es la verdadera razón del burofax, que permitiría subir el precio del alquiler para volver a alquilarlo.
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Los dueños de la vivienda se acogieron a la ley sin presentar pruebas ni testimonios que avalen la necesidad de forzar a alguien que abandone una casa. Ni siquiera tratan con la mujer alquilada, que solo conversa con la inmobiliaria. “He buscado a los propietarios, sé quienes son, viven en un país de alta renta y no me creo que sea para el hijo y que esta gente quiera venir a Lavapiés a vivir en un piso de 30 metros y cruzarse con un yonqui en la plaza, por mucho que esté moda de barrio”, arguye la afectada.
Romper un contrato de alquiler con la excusa de que un familiar, concretamente un hijo, requiere la vivienda, es una práctica teóricamente legal que, según denuncian organizaciones y afectados, está en auge en España desde hace meses. Cada vez son más quien solicitan asesoramiento legal para lidiar con este argumento que dan los propietarios. Lucas Vaquero, portavoz del Sindicato de Inquilinos de Madrid, asegura que tienen constancia de la problemática. “Los caseros que alegan necesitar la vivienda para uso propio o uso de familiar directo han aumentado en los últimos años, en especial desde que se topó la subida interanual de los alquileres de acuerdo con el IPC”, cuenta a este medio.
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De hecho, no es la primera vez que a esta inquilina del centro de Madrid intentan expulsarla de la vivienda con la excusa de la necesidad urgente del piso y en su entorno se han vivido casos similares: “A los 15 días de que me llegara el burofax, a mis mejores amigos, que viven en la calle de detrás, les llegó el mismo mensaje de sus propietarios. Los caseros se tiran de los pelos porque ven que están perdiendo dinero, porque nosotros entramos en los pisos en 2021, cuando el precio estaba bien”, sostiene la mujer.
Una estrategia legal para que dejes tu piso
El portavoz del Sindicato de Inquilinos también corrobora las formas de enfrentar el problema:“A nuestras asambleas han llegado decenas de casos que hemos ganado sistemáticamente, dado que cuando el propietario usa este tipo de argucia cuenta con que no conoces tus derechos y no estás organizado. Pero si contactas y requieres las justificaciones adecuadas por las que el casero tiene que probar que necesita la vivienda, la propiedad acostumbra a dar marcha atrás, porque el inquilino sabe que está cometiendo una irregularidad”.
Precisamente, esa misma es la vivencia que relata la mujer afectada y con la que ha contactado este medio: “Les requerí información que acredite para qué necesitan el piso, una declaración jurada y el compromiso de que a los tres meses de irme me enviarían el padrón de la vivienda con el familiar registrado. Desde que hice esa solicitud, hace dos meses, no sé nada de ellos”, asegura la alquilada.
La vivienda de segunda mano terminó 2023 con una subida interanual en diciembre del 8,86% de los precios, que desde el frenazo de los precios frutos de la pandemia de coronavirus, no han dejado de ascender. De hecho, el inmobiliario español va a la contra de Europa, ya que mientras los precios caen en la Eurozona, en España siguen en aumento.