“Buenos días Madrid. ¿Se siente una energía especial hoy no?”. El reloj marcaba las 8.42 de la mañana cuando Sen Senra (Vigo, 1995) despertaba al público de Twitter con este mensaje. Lo que el artista gallego seguramente desconocía es que muchos fans llevaban un buen rato haciendo cola para conseguir hueco en las primeras filas del Wizink Center de Madrid. Los cafés, las cervezas y el humo se han dado cita durante todo el día en las inmediaciones del recinto, prácticamente flanqueado desde el mediodía. La pista empezó a vibrar poco después de las 21.00, cuando se apagaron las luces y el neno saltó al escenario con Perfecto —los clásicos nunca fallan—.
Christian Senra aterrizó en la capital para presentar su último álbum, PO2054AZ (Vol. I). El título coincide con la matrícula del Peugeot 205 de su padre —un coche que lo vio crecer—. El autor de Nada y Nadie se puso al volante para redescubrir con su público la nostalgia del pasado y hacer del Wizink un mar de sensaciones. La velada duró dos horas exactas, poco si lo comparamos con el tiempo de vuelo de alguna seguidora. “He viajado 10.000 kilómetros para verlo”, espetaba una mexicana minutos antes del concierto. El vigués conquistó el recinto con un relato musical que nació en las salas gallegas y que, por tercer año consecutivo, llenó de jóvenes modernos el centro de Madrid.
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Enfundado hasta los pies en una bata negra de cuero y con las gafas de sol cubriéndole media cara, Sen Senra saludó al Wizink un año después de su último sold out. La puesta en escena, demasiado sobria para la ocasión, contrastaba de lleno con el bullicio de la grada. El piano, los retratos bovinos y un discreto cruceiro de piedra acompañaron al artista sobre el escenario. Los 13 tracks que completan PO2054AZ protagonizaron buena parte del show, aunque también hubo espacio para los clásicos. La pista se vino abajo con Euforia, Tumbado en el jardín viendo atardecer y Ya no te hago falta, tres de los buques insignia del gallego.
La primera gran ovación de la noche llegó con Lo hago por ti, pero no fue —ni mucho menos— la última. El Wizink se puso en pie cuando Sen Senra cruzó el escenario, también en forma de cruz, para entonar No quiero ser un cantante, toda una declaración de intenciones. La noche continuó con Está sexy, Completamente loco y Da igual lo que opine la gente, tres de los temas de su último disco. El gallego fusiona en PO2054AZ lo urbano con las influencias americanas y una esencia vanguardista que lo caracteriza desde neno.
Sen Senra había prometido “sorpresas”, pero el único invitado que pisó el escenario fue Juan Habichuela. “La gente se esperaba un C. Tangana, un Feid, pero no lo que hizo este hombre con su guitarra, menuda barbaridad”, apuntaba un joven mientras pedía una cerveza nada más salir del Wizink. Las ausencias dejaron al público un tanto descafeinado, aunque las dos “canciones inéditas” que tocó en acústico poco antes del colofón final levantaron de nuevo el ánimo de la grada. El auditorio se calló para escuchar Un cielo azul, fundamentalmente porque el tema “no va a salir nunca” en las plataformas. El piano volvió a sonar con Sin excusa, que dejó frases como hay algunas situaciones que no quiero repetir, Nunca máis, lo aprendí con el Prestige —justo cuando se cumple un mes de la crisis de los pellets—. La noche terminó con No se preocupe, una bandera gallega y otra arcoíris sobre el altar de una misa que lo tuvo todo para haber sido perfecta.
Latin Grammy: una nominación que supo a gloria
La carrera de Sen Senra no ha hecho más que despegar. El artista gallego lleva tres Wizink en los últimos tres años y presume de haber colgado varios carteles de sold out al otro lado del charco. Los Ángeles, Medellín, Nueva York, Guadalajara y Ciudad de México se han subido al Peugeot 205 del artista, que cerró 2023 de la mejor manera posible. El neno consiguió una nominación a los Latin Grammy en la categoría de ‘Mejor Vídeo Musical Versión Corta’ por No Quiero Ser Un Cantante, rodado en su aldea natal, San Miguel de Presqueiras (Forcarei, Pontevedra). El tema muestra una estampa rural y costumbrista en la que el compositor canta subido al antiguo coche de su padre, que da nombre al álbum PO2054AZ. Las ovejas, las gallinas y los botellines de Estrella Galicia acompañan a Christian Senra en un viaje cargado de introspección y morriña.