Santiago Abascal renueva la presidencia de Vox hasta 2028 y renueva la ejecutiva sin Rocío Monasterio

No hubo candidatos que se opusiesen al líder vasco de la formación

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Santiago Abascal, presidente de Vox (Europa Press)
Santiago Abascal, presidente de Vox (Europa Press)

No había sorpresa posible y, lógicamente, no hubo sorpresa. Santiago Abascal ha sido reelegido este sábado presidente de Vox por la Asamblea General extraordinaria de afiliados por un período de cuatro años, lo que le permitirá estar al frente del partido hasta 2028. Son las cosas que ocurren cuando solo hay un candidato a un puesto, que salvo golpe extraño, el desenlace es previsible.

Será este el cuarto mandato de Abascal como presidente de Vox. Lleva en el cargo desde 2014, cuando sucedió en sus funciones a Aleix Vidal Quadras después de un fracaso electoral. Desde entonces el vasco ha sido el líder indiscutido de la formación y bajo su mando ha conseguido un crecimiento hasta ser el tercer partido con más votos en las elecciones del pasado año.

“No nos vamos a rendir ante las mentiras falsarias contra Vox”, bramaba Abascal en su discurso de aceptación. “Os quiero pedir algo, a los concejales, a los cargos públicos, además de cumplir con vuestras responsabilidades haced todo vuestro esfuerzo para estar en la calle, para ir a decirle a la gente que nosotros no nos vamos a rendir, que vamos a continuar adelante pese a quien pese y lo vamos a hacer sin escuchar a los agoreros”.

El líder de Vox ha recibido además las felicitaciones de la primera ministra italiana, Georgia Meloni, y el presidente argentino, Javier Milei, en sendos vídeos.

Lo que defiende Vox, solo Vox lo defiende”, ha recalcado, asegurando de este modo la viabilidad de su formación, “un proyecto político de extrema necesidad para España”, cuyas ideas respaldadas esta sábado por la militancia “molestan”.

Ha arremetido contra quienes quieren acabar con ellos, que “como Vox no se muere, quieren matar a Vox”, pero ha advertido de que no lo van a conseguir, pese a que los “ataques” continuarán, porque tienen principios y no son una “moda naranja” ni un “grupo de amigos de la universidad”, en alusión a Ciudadanos y Podemos.

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La asamblea también ha dado el visto bueno a la lista presentada por el líder de Vox con los nuevos miembros del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), el máximo órgano de dirección del partido, en el que Ignacio Garriga se convierte en el número dos como vicepresidente único y secretario general simultáneamente. Un hombre fuerte, con gran lealtad al líder y que sobresaldrá como imagen del partido en los próximos meses.

Continúan en la ejecutiva pero como vocales Jorge Buxadé, Javier Ortega Smith y Reyes Romero, hasta ahora los tres vicepresidentes del partido. En la nueva dirección, también destaca la entrada de los cuatro vicepresidentes autonómicos que tiene Vox y los responsables del partido en el Congreso de los Diputados.

Una nueva ejecutiva

Los vocales pasan de cinco a 17, con caras nuevas, figuras al alza a nivel nacional y otras ligadas al poder territorial que Vox ostenta desde las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo y que obliga a actualizar el organigrama en consonancia con el poder que la formación acumula en las regiones.

Son la portavoz en el Congreso y el secretario general del grupo parlamentario, Pepa Rodríguez de Millán y José María Figaredo, además de los vicepresidentes de Castilla y León; Juan García-Gallardo; Murcia, José Ángel Antelo; la Comunidad Valenciana, Vicente Barrero; y Aragón, Alejandro Nolasco. También ha introducido al portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Murcia, Luis Gestoso, y a la presidenta de las Cortes Valencianas, Llanós Massó.

Se mantienen Rocío de Meer, Enrique Cabanas y María Ruiz y sale Pedro Fernández, mientras que entran la actual directora de Comunicación de Presidencia y jefa de prensa del grupo parlamentario, Rosa Cuervas-Mons; la vicesecretaria de Acción de Gobierno, Montserrat Lluis; y la diputada Blanca Armario.

Hay en la nueva ejecutiva una ausencia significativa, la de la líder del partido en Madrid, Rocío Monasterio. Es uno de los perfiles más conocidos del partido, pero ha caído en desgracia en tiempos recientes. Está casada con Iván Espinosa de los Monteros, que en los últimos meses dejó sus cargos en Vox, un movimiento que se interpretó casi como una escisión dentro del partido, dominado por dos almas en la que la liberal de Espinosa iba perdiendo. Desde entonces la posición de esa corriente es un poco más periférica dentro de los núcleos del partido y eso puede explicar también el desplazamiento de Monasterio de los centros de poder de la formación verde.

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