El impresionante castillo que es uno de los más bonitos de Europa: tiene una cueva en su interior y unos maravillosos jardines

En España se pueden encontrar alrededor de 10.000 fortalezas. Un número abrumador que evidencia la gran importancia patrimonial que alberga. Esto son los mejores testigos de toda la historia que allí aconteció, mostrando imponentes construcciones que eran capaces de detener asedios y una arquitectura que asombra a todo aquel que las contempla. Pero el igual que en la península, toda Europa está plagada de castillos que quitan el aliento y que muestran una variedad arquitectónica increíble.

Uno de los más espectaculares y antiguos del continente se ubica en Eslovaquia y se caracteriza por su peculiar arquitectura, la cual contrasta de una manera sorprendente con todo el entorno que le rodea. Estamos hablando del castillo de Bojnice, qué situado en la localidad homónima, es uno de los monumentos más visitados del país. Su influencia francesa es evidente, pues está levantado bajo la arquitectura presente en los castillos del Loira.

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La historia del castillo de Bojnice se remonta a la Edad Media, con registros documentados que datan del siglo XII, siendo su primera mención en el año 1113 de la mano de la abadía de Zobor. Originalmente, se edificó como una fortificación de madera sobre una fortaleza más antigua. Pero poco a poco, durante el siglo XIII, se construyó en piedra y pasó a ser propiedad de la familia Poznań. A lo largo de los siglos, el castillo fue testigo de numerosas reconstrucciones y pasó por las manos de varias familias nobles, cada una de las cuales dejó su huella en la arquitectura y la decoración del castillo.

Una de ellas fue la familia Turz, que adquirió la fortaleza en el año 1527 y la modificó el castillo y lo reconstruyó para convertirlo en una confortable residencia renacentista. “El castillo gótico original adquirió así el carácter de un castillo renacentista con edificios residenciales de la misma altura agrupados alrededor de un patio interior”, explican desde la página web del castillo. Pero su última gran renovación llegó de la mano del último propietario privado del castillo, el conde Pálffy.

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Este fue el responsable de modernizar el interior y añadir colecciones de arte y antigüedades que hoy forman parte del museo del castillo. A su vez, reconstruyó el castillo y lo convirtió en una construcción romántica. Para ello, tomó como inspiración los castillos góticos franceses del valle del río Loira, el palacio papal de Aviñón, los castillos góticos tiroleses y la arquitectura italiana del primer Renacimiento. De este modo, a día de hoy se puede disfrutar de un conjunto monumental impresionante que además acoge infinidad de secretos y leyendas.

Bajo el castillo se esconde uno de los tesoros de la región. Se trata de una pintoresca cueva con un diámetro de 22 m y una altura de 6 metros situada a más de 25 metros de profundidad bajo el cuarto patio. La cueva se creó como resultado de la precipitación atmosférica de agua, que fluyó a través del cráter y las fisuras externas hacia el centro del montón de travertino.

Durante mucho tiempo sirvió como refugio y depósito de agua para los diferentes dueños, pero no fue descubierto hasta 1888, cuando el pozo del castillo estaba siendo limpiado y reparado durante la última reconstrucción. Así, al público se abrió por primera vez en 1967.

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Junto a la cueva, otro de los espacios más destacados del complejo es el parque que rodea al castillo. Su belleza es infinita gracias a sus fuentes, pequeñas lagunas y curiosos árboles. Es ideal para un paseo acompañado de la familia y amigos, así como relajarse en un lugar donde la naturaleza es la principal acompañante. Durante el paseo se puede apreciar uno de los puntos más destacado de todo el conjunto: el tilo del rey Matej.

Según la leyenda, este tilo fue plantado por Matúš Čák Trenčiansky en el año en que murió el último rey de la familia Arpád, Ondrej III, es decir, 1301. El tilo creció hasta convertirse en un árbol hermoso y majestuoso. En el momento de su apogeo, su copa tenía un diámetro de aproximadamente 36 metros, las ramas principales alcanzaban una altura de 28 metros y la circunferencia del tronco era de 12 metros. Se dice que el rey Matej Korvín (1458 – 1490), a quien le gustaba quedarse en Bojnice, organizaba grandes fiestas y reuniones allí.

Durante la visita, el viajero puede descubrir todos los rincones del castillo. De este modo, entre otras muchas cosas, se puede apreciar “la habitación del Conde con su representativo Salón Dorado, el Salón Huňady con una lámpara de araña barroca única, tres pisos del Castillo Medio con interiores neogóticos bien conservados, la capilla del castillo con el famoso Altar de Bojnice”, detallan. A su vez, la tumba de Ján Pálffy también se puede contemplar al final del recorrido, así como la impresionante cueva, que marca el final del recorrido.

Las visitas al castillo de Bojnice son guiadas. Desde su portal web indican que las visitas guiadas de invierno se ofrecen únicamente en eslovaco. La visita guiada en inglés se puede reservar en la dirección de correo electrónico presente en la web con suficiente antelación. Asimismo, para hacerla en otro idioma es necesario comunicarse con el mismo correo. En cuanto al precio, la tarifa general es de 13 €, mientras que la reducida es de 8,50 €.

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Por su parte, los niños de entre 6 y 15 años deben pagar 6 €; los de entre 3 y 6 son 3 €; y los menores de 3 gratis. Igualmente, el horario depende del mes y la estación en la que estemos:

• En los meses de noviembre a marzo. De miércoles a domingo de 10:00 h a 15:00 h.
• En el mes de abril. Los lunes de 10:00 h a 16:00 h.
• En el mes de mayo. Está abierto todos los días de 9:00 h a 17:00 h excepto los lunes.
• En los meses de junio a septiembre. Está abierto todos los días de 9:00 h a 17:00 h.
• En el mes de octubre. Está abierto todos los días de 10:00 h a 15:00 h excepto los lunes.