El número de parejas que rompen su relación aumenta año a año. Solo en el tercer trimestre de 2023 se registraron en los órganos judiciales 19.608 demandas de disolución matrimonial, nulidades, separaciones y divorcios, lo que supuso un incremento interanual del 0,5%, según datos del Consejo General del Poder Judicial. En concreto, las demandas de divorcio de mutuo acuerdo alcanzaron las 11.303, mientras que los divorcios no consensuados fueron 7.522.
En este escenario, los ciudadanos que no quieran que su expareja disfrute de sus bienes en caso de fallecer deben cambiar el testamento que redactaron cuando eran cónyuges y en el que aparecía como beneficiaria la otra parte, recomiendan los abogados.
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“La lógica nos dice que si el matrimonio se rompe se pierde la condición de cónyuge y, por tanto, ese legado queda invalidado, pero la jurisprudencia demuestra que esta interpretación a veces no es la que impera”, indica Abel Marín, socio y abogado del despacho Marín & Mateo Abogados. Para evitar problemas, el letrado aconseja “hacer tantos testamentos como la vida nos vaya cambiando, y el divorcio es uno de los cambios más importantes”.
Una coletilla necesaria
Para garantizar que se cumplirán las últimas voluntades del testador en caso de fallecimiento y su herencia la reciban quienes ellos designen, hay que ser muy precisos a la hora de redactar testamento.
Marín aconseja evitar el uso de plantillas generalistas y si se redacta cuando la pareja sigue unida es importante incluir una coletilla indicando que el legado al cónyuge será válido sólo mientras exista el vínculo matrimonial, ya que así se deja clara la voluntad del testador. A su juicio, “cuanto más detallado sea un testamento, menos dudas de interpretación se tendrán al leerlo”.
Nuevo testamento
Otra opción es anular el testamento anterior y redactar uno nuevo para evitar malas interpretaciones. De esta manera se invalida el argumento de los que admiten que el legado subsiste aún después del divorcio si una de las partes no especifica lo contrario en el testamento. Alegan que al no redactar uno nuevo, la intención de dejar bienes al ex permanece, dado que hay plena consciencia de que el testamento en el que le deja el legado existe.
“Es un argumento respetable, aunque el sentido común diga lo contrario, pero una cosa es que el divorcio haya sido de mutuo acuerdo y exista una relación cordial y otra muy distinta es que quieras dejar algo en herencia la expareja”, opina el portavoz de Marín & Mateo Abogados.
Reconoce que es un tema complejo, sobre todo, si durante el divorcio, uno de los cónyuges fallece. Según la legislación, hay que tratar de dilucidar cuál era la voluntad real del testador. “Habrá que ver cómo está redactado el testamento y bajar a las circunstancias personales”, apunta Marín. Pone de ejemplo un divorcio conflictivo o un segundo matrimonio, pero con el nombre del cónyuge anterior en el testamento vigente.
La redacción más habitual en los testamentos entre parejas suele incluir el legado del usufructo vitalicio de todos los bienes, y en caso de que los hijos se opongan, el tercio de libre disposición más la legítima del viudo o viuda, ya que “el testamento se hace precisamente para proteger al cónyuge, puesto que nuestro Código Civil es más proteccionista respecto a los hijos”, explica el abogado.