“No estoy completamente muerto como en Nueva York ni tengo la sensación de estar agotado”, avisaba Zverev a Carlitos antes de que ambos saltaran al Rod Laver Arena. Aquel partido en la Gran Manzana zarandeó al alemán y sólo tuvo una dirección: la que Alcaraz tomó. Prendió la llama de su asfixiante tenis y chamuscó al alemán. Sascha inició aquel partido cómodo, jugando desde el fondo de la pista y teniendo agilidad suficiente para llegar a las dejadas de Alcaraz, imprecisas en primera instancia, pero certeras a medida que fue desarrollándose el partido.
El alemán tenía claro su plan. Aferrarse a su servicio y golpe de revés para contrarrestar el ímpetu del murciano. Así le ganó en Roland Garros 2022 y buscaba repetir misma fórmula en la Arthur Ashe. El español, con la lección aprendida de lo ocurrido en la Philippe Chatrier, pasó a situarse más adelantado para restar y los problemas invadieron a Zverev. Perdió efectividad en el primer saque y el partido se lo llevó Alcaraz donde sabía que podía hacer daño. Sascha no podía plantar cara. Aunque, curiosamente, cuando más lo hizo fue en la tercera manga. Se aferró a su saque cuando su forma física pedía una tregua.
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Zverev 2-1 Alcaraz en Grand Slam; 5-3 global
No obstante, Alcaraz no iba a dársela. El murciano es un martillo pilón, no deja de atacar y contrarrestar. Y cerró el partido en la primera oportunidad que tuvo. Así se gestó la tercera y última victoria del español sobre el alemán, quien se ha convertido en su bestia negra al imponerse en cinco de los ocho enfrentamientos. Nadie le ha hecho claudicar en tantas ocasiones como él, especialmente en Grand Slams, con victorias tanto en París como en Melbourne. Tan sólo Nueva York es territorio conquistado por Carlitos.
Antes del reciente choque en Australia, Alcaraz verbalizó su deseo de poder llevarse el título en Melbourne. Para ello, debía evitar que se reprodujeran sus problemas con Zverev. Un rival que todavía le atormentaba y obsesionada antes del duelo. Es así porque le recuerda su momento más bajo de 2023, el fondo que llegó a tocar. Sucedió en Turín, al arrancar la fase de grupos de las ATP Finals. Las dudas del murciano alcanzaron su punto álgido en el debut en la pasada Copa de Maestros.
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Paso frenado en un Grand Slam
El rendimiento de Alcaraz había caído en picado en la segunda mitad del año, sin acabar de volver a encontrarse cómodo del todo una vez conquistado Wimbledon. Las cosas no empezaron a remontar hasta que Zverev agudizó al máximo la crisis. El colmillo para no desaprovechar los momentos decisivos había desaparecido. Y ni siquiera le ayudó empezar ganando. Alcaraz lamentó sus “altibajos” en su tenis, además de no encontrar “un buen saque”, ante un Zverev que “restó muy bien”. “Fue duro lidiar con la presión. Eso es todo. Tengo que mejorar. Sigo trabajando en ello y ya veremos en el futuro”, agregó sobre el factor mental.
“Estoy triste con mi nivel, venía sacando bien y con mucha confianza”, reiteró, aunque “ha sido un buen torneo” para el murciano, “contento” por haber llegado hasta cuartos de final. “Jugué grandes partidos y, obviamente, una eliminatoria de un Grand Slam está bien. No es lo que buscaba, pero no está mal”, añadió. Si miramos el resultado de Carlos Alcaraz en el Open de Australia desde un prisma meramente estadístico, el aspecto positivo es que ha alcanzado su mayor ronda. Sin embargo, también se vislumbra un aspecto negativo. En sus últimos cuatro ediciones de Grand Slam siempre había llegado a semifinales. El murciano sostiene que tiene detectados esos problemas. Y que los va a trabajar. Hay que darle tregua. Para retomar el camino.