La NASA y el CSIC crean un software libre que mejora la investigación del cambio climático en mares y océanos: “Puede usarlo todo el mundo”

Un trabajo para ejecutar en drones y que sean capaces de fotografiar espacios hasta ahora casi irrastreables abre nuevas vías de investigación en zonas marinas

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Los drones podrán capturar imágenes
Los drones podrán capturar imágenes mucho más precisas y afinar muchas investigaciones en impacto medioambiental del cambio climático. (Europa Press)

Los efectos del cambio climático son incuestionables, pero aún quedan lugares en el mundo de difícil acceso donde es más complicado encontrar evidencias de las secuelas del calentamiento global. Aunque cada vez la ciencia acota más cualquier rincón del mundo sin explorar. El Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN), centro de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha anunciado la creación de un algoritmo de código abierto que ayudará a precisar las pesquisas en torno al impacto medioambiental relacionado con el cambio climático.

A partir de ahora, y tras probar el software en la Antártida, lagos de EEUU y el océano Atlántico, los drones que capturan imágenes para la investigación de ecosistemas marinos ganarán precisión y cantidad de datos a analizar, gracias al avance tecnológico, allí donde muchos satélites no eran capaces de obtener demasiada información.

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Gabriel Navarro, experto en Ciencias Marinas e investigador del ICMAN, es uno de los artífices de este logro español con participación estadounidense. El científico se encontraba con la incapacidad de los drones para tomar ciertas imágenes y se vieron en la necesidad de diseñar su propio programa para ello: “Los drones toma un tipo de fotografía dependiendo del sensor, puede ser multiespectral térmica para ver la firma térmica, RGB... Se utilizan mucho como herramienta de precisión”, aclara a Infobae durante una llamada de teléfono.

Imagen de la lava del
Imagen de la lava del volcán de La Palma. (REUTERS/Borja Suarez)

“Coser” las imágenes captadas

La innovación de este equipo investigador ha constado, tal y como traducen para que todo el mundo entienda su programa, de ser capaces de “coser” las imágenes captadas para así reconstruir un lugar al que no se tiene fácil acceso: “Cuando vas al agua no eres capaz de hacer un mosaico de imágenes. Puedes tomar muchas fotografías, pero solo tendrías fotografías individuales, porque las técnicas de los programas comerciales que se usan para procesar las imágenes de drones no permite juntarlas. El agua es muy homogénea y puedes tener muchas imágenes, pero no serás capaz de hacer un mosaico. Hemos desarrollado puntos comunes para coser o para unir las imágenes”, aclara.

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El algoritmo a cargo del CSIC y la NASA ha sido desarrollado con fines académicos y no comerciales: “Lo hemos desarrollado para que sea un software libre que pueda proyectar imágenes de la superficie de agua y se puedan unir. De este modo, pasamos de tener imágenes individuales a tener ya un mosaico de zonas costeras o marinas”, explica Navarro. “Lo pueda usar todo el mundo en zonas costeras o zonas marinas donde haya láminas de agua”, sostiene. El algoritmo ayuda a la investigación en la superficie del agua, no en zonas profundas.

De Cádiz a la Antártida

El desarrollo del software para drones se ha probado en varios puntos del mundo. Uno de ellos, la Bahía de Cádiz: “También hemos trabajado mucho en el río San Pedro, en una pradera de algas de Estepona. Hemos aplicado este código también en zonas de la Antártida, donde desarrollamos varios proyectos de investigación, y en Estados Unidos”, recuerda el científico del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía. En el trabajo sobre el terreno, la evaluación del impacto medioambiental sobre estos espacios ha sido exitosa: “En las zonas marinas hemos podido medir la contaminación del agua y su calidad, o en la Antártida hemos podido ver las hay fumarolas de agua caliente de un volcán activo, o hacer el conteo de pingüinos y hacer un inventario. Antes no podíamos obtener imágenes y ahora sí”, relata Navarro.

El CSIC estima en unos 100 años el tiempo que tarda en degradarse el pélet plástico.

El científico y experto en Ciencias Marinas lleva toda su vida profesional ligada a la fauna y flora de los océanos y ha visto de cerca la degradación del medioambiente. En sus intentos por allanar caminos que constaten la evidencia de los daños del calentamiento global, ha podido percibir a lo largo de los años pruebas evidentes tras analizar los mismos terrenos en distintos momentos de la vida.

“Hay un impacto claro de cambio climático, vemos el deterioro de especies cuando hacemos inventarios. Ahora estamos con una tesis en la que analizamos el aumento de temperatura de las olas marinas, y justo hemos publicado un trabajo que constata el aumento de eventos de temperatura extrema en el año 2015, en el que hubo un incremento grandísimo”, explica Gabriel Navarro.

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