La adicción a las pantallas genera ansiedad, depresión y problemas de autoestima

El estudio revela una falta de programas de atención diseñados desde perspectiva de género para atender a las mujeres

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Una joven fuma y lee
Una joven fuma y lee su movil en las inmediaciones del colegio Pia Balmes, que la nueva normativa del Govern convertirá en espacio libre de humo, a 23 de septiembre de 2022, (David Zorrakino - Europa Press)

Un uso inadecuado de las pantallas y las redes sociales genera problemas de autoestima, ansiedad y depresión a los usuarios. Estas son las principales conclusiones de un estudio elaborado por la Red de Atención a las Adicciones (UNAD) y la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR).

El documento, titulado “Estudio exploratorio sobre las afectaciones a la salud por la sobreexposición a redes sociales (RRSS) y pantallas con perspectiva de género”, evidencia las secuelas físicas, psicológicas, emocionales y sociales que deja la adicción a las pantallas. Cuenta con financiación del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2023.

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Elaborado entre marzo y noviembre de 2023, los datos se han extraído a partir de cuestionarios repartidos a más de 50 entidades de las redes UNAD y FEJAR que atienden casos de sobreexposición a redes sociales y pantallas, así como entrevistas con las personas afectadas y expertos en el tratamiento.

Trastornos de alimentación en mujeres y agresividad en los hombres

Las principales consecuencias para las mujeres que padecen esta adicción son los problemas de autoestima (registrados en un 95 % de las encuestadas), seguidos de la ansiedad (73 %), depresión (64 %) y autolesiones (32 %). Destacaron además los trastornos de conducta alimentaria y otros relacionados con el comportamiento y la socialización.

“Algunos de los problemas más citados, están en conexión con delitos como el ciberbullying, sexspreading o el ciberacoso, que representan algunos de los problemas que afectan con mayor peso a la salud mental de las mujeres”, cita el estudio. También se registraron afectaciones a nivel académico, derivadas del maltrato de sus parejas.

En los hombres, la sobreexposición a las pantallas deriva en ansiedad (72 %), falta de concentración (70 %), baja autoestima (67 %) y depresión (37 %). En este caso, las autolesiones (7 %) se quedan en la última posición.

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Los expertos también destacan otros síntomas como la agresividad generalizada, conductas disruptivas, absentismo escolar y bajo rendimiento académico, aislamiento y agresividad respecto a la familia y cambios de carácter.

“La mención a las conductas agresivas generalizadas y dentro de la familia aparecen con mayor frecuencia entre hombres que entre mujeres. Es un claro elemento determinado por el peso del género y como tal debe ser tratado”, asegura el informe.

El estudio también revela que el abuso de redes expone a las personas a la desinformación, a los discursos de odio y a la manipulación social y se hace creer que una forma de pensamiento específica está muy extendida y generalizada.

El móvil es el dispositivo que genera más dependencia

Un niño usa el teléfono
Un niño usa el teléfono móvil y una tablet, a 18 de octubre de 2023, en Madrid (España). (Eduardo Parra - Europa Press)

Para mujeres y hombres, el dispositivo que mayor dependencia genera es el móvil. Ellas utilizan más las aplicaiones de WhatsApp, Tinder, Instagram o TikTok, además de plataformas de compra online, asociadas en ocasiones con problemas de compra compulsiva. También mencionan las aplicaciones de filtros para las fotos, vinculadas con problemas asociados con la imagen, la autopercepción o los desórdenes alimenticios.

Para los expertos, Instagram es la red con mayores efectos negativos en la autoestima de las mujeres jóvenes. “Es en Instagram donde encuentran con mayor frecuencia los mensajes desvalorizantes, agresivos, amenazantes”, revelan los profesionales. Señalan, además que suelen provenir de parejas masculinas maltratadoras “debido a la pérdida de control que sienten al ver cómo ellas suben fotos y generan contenidos propios”.

En el caso de los hombres, las tablet, ordenadores y consolas también se mencionan como dispositivos que generan dependencia. Entre los principales videojuegos adictivos se mencionan Fortnite, GTA, Brawl Start, FIFA, Clash Royale y el Gran Turismo.

Respecto a las redes sociales, ellos utilizan sobre todo TikTok, Instagram, WhatsApp y YouTube. También tienen un peso importante las aplicaciones de apuestas deportivas, como Codere o Bet365.

El Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes ha propuesto a las comunidades autónomas que en Educación Primaria y Secundaria no se utilice el teléfono móvil en horario lectivo. (Fuente: Ministerio de Educación)

Los recursos de ayuda están copados por los hombres

Las encuestas a profesionales muestran que, en la franja de edad entre 16-18 años, el 52 % de las organizaciones atiende a ambos sexos por igual, mientras que el 41 % se centra mayoritariamente en hombres. Según avanza la franja de edad, la diferencia entre sexos se hace más grande y llegan al tratamiento más hombres que mujeres. Entre los mayores de 18 años, el 51 % de los centros les atiende principalmente a ellos.

“Actualmente los recursos destinados a las adicciones comportamentales también están copados por hombres en su gran mayoría”, advierten UNAD y FEJAR. Achacan este hecho al estigma social y la falta de programas diseñados desde perspectiva de género para atenderlas a ellas.

Asimismo, se evidencia una falta de recursos para atajar el problema. De las organizaciones participantes, solo el 32 % cuenta con programas específicos para tratar la adicción a las redes sociales. La escasez de medios choca con un aumento de los casos que llegan a las asociaciones y la demanda de los institutos, que piden información para trabajar en la prevención.

Dado que es una adicción que avanza con rapidez, el estudio constata el sufrimiento de las familias por atajar la situación, que carecen de herramientas para evitar estos peligros, y no saben poner límites al tiempo pasado frente a las pantallas.

Para atajar el problema, la UNAD y la FEJAR apuestan por trabajar en la divulgación de contenidos, impulsar discursos no patologizantes y destinar mayores recursos a la investigación entre otras medidas. Igualmente, insisten en que no es un problema que se pueda abordar sin perspectiva de género y feminista.

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