Lola Higueras, primera arqueóloga submarina de España: “Durante bastante tiempo nadie podía concebir que una mujer estuviera en este ámbito”

Fiel abanderada de la historia naval de nuestro país, Lola ha llegado a documentar, en diversos archivos, más de 2.000 naufragios históricos españoles

Mujer buceando en un pecio (Shutterstock).

Se dice que el ser humano tan solo ha explorado el 5% del mundo submarino. Un dato significativamente pequeño dado que la mayor parte de la Tierra es agua. Esto evidencia la falta de conocimiento acerca de los fondos oceánicos, lo que abre también una amplia ventana de oportunidades para los exploradores e investigadores futuros. Así, son muchos los secretos que quedan por descubrir bajo el agua, pero algo que es innegable es que nos ha permitido conocer parte de la historia del planeta, pudiendo calificarse como el museo más grande del mundo.

Durante algunas de esas incursiones, algunos privilegiados han tenido la suerte de cruzarse con Mª Dolores Higueras Rodríguez, una mujer nacida en Madrid en el año 1945, que gracias a su pasión por la historia y el submarinismo se convirtió en la primera arqueóloga submarina de España. Desde muy joven, Lola Higueras pudo combinar sus grandes pasiones: el buceo, la investigación americanista y naval, la docencia y los viajes. Así, a día de hoy se ha convertido en toda una eminencia en todos estos ámbitos.

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Esto la ha llevado a ser galardonada con numerosos títulos internacionales y nacionales, y a capitanear hasta 2005 el Museo Naval, una de las más importantes instituciones americanistas españolas al encargarse de administrar y custodiar el rico patrimonio de la Armada Española. Durante su trayectoria ha llegado a documentar, en diversos archivos, más de 2000 naufragios históricos españoles.

Lola Higueras (Foto cedidas por SUTUS).

Un mundo solo para hombres

Lola Higueras define su historia a Infobae España, como “una vida frente al mar, claramente, sobre el mar y bajo el mar”. Su andadura subacuática comienza en el año 1969, cuando entró en el Museo Naval, pero no sería hasta un año después cuando el almirante Julio Guillén le da la oportunidad de formarse como arqueóloga submarina.

“Durante los años 70, el almirante Guillén, que era el director entonces del Museo Naval, estaba arrancando la arqueología subacuática. Él consideró con mucho acierto, yo creo, que realmente España tenía muchísimo que decir en esta nueva disciplina científica que estaba naciendo. Así, me ofreció formarme como arqueóloga y como buceadora en primer lugar, para poder, desde el Museo Naval, llevar a cabo esta disciplina”, cuenta.

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Sin embargo, esto no fue tarea fácil, pues en esa época el Museo Naval pertenecía a la Armada Española y su centro de buceo todavía no admitía a mujeres. “Entonces él consideró que este Museo Naval, que depende de la Armada española, tenía que tener un área de arqueología subacuática. Entonces me forma, pero me forma con un gran amigo suyo, un gran industrial valenciano, Joaquín Saludes, que era uno de los grandes buzos civiles de la época, porque el Centro de Buceo de la Armada sí que existía ya, pero no admitían todavía mujeres”.

De este modo, gracias a la ayuda de estas dos personas, Lola consiguió hacerse un hueco en el mundo del buceo. Un mundo solo para hombres donde ella se abrió camino con trabajo, esfuerzo y dedicación, y siempre con el respaldo económico y tecnológico tanto del museo como de Saludes.

“Yo me inicié en esos congresos de mundo subacuático donde todos, absolutamente todos, eran hombres. Durante bastante tiempo nadie podía concebir que una mujer estuviera en este ámbito. Entonces yo me encontraba siempre en el hotel una corbata y un kit afeitado porque ellos pensaban que no podía ser de ninguna otra manera”. No obstante, destaca a este medio como dentro de este mundo exclusivamente masculino siempre ha encontrado respeto, espíritu de colaboración y ayuda.

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La expansión marítima más grande de la historia

Buceadores en un pecio (Shutterstock).

De toda su trayectoria, uno de los aspectos a destacar es su investigación y defensa de la historia naval española. “Desde mi punto de vista, que he dedicado mi vida entera a la navegación española por el mundo, considero que es la más importante que se ha producido nunca por un Estado o por un imperio. Es decir, nuestra expansión marítima del siglo XVI, que comprende la expansión de América desde la Patagonia hasta California y todo el Pacífico, fue prácticamente descubierto, cartografiado y poblado en su inmensa extensión por España”, cuenta.

El imperio donde nunca se pone el sol lo llamaron. A esta gran expansión le sucedieron otros imperios muy importantes como el inglés, el francés o el holandés, pero ninguno del calado y el legado que dejó en español. “No son equiparables sus expansiones en absoluto a la expansión española y a la aportación que esa expansión marítima gigantesca por todo el orbe y todos los océanos ha significado en el descubrimiento del planeta. Es impresionante la aportación española al descubrimiento del mundo”, explica.

Ante esto surge una pregunta, ¿se tiene conciencia de la importancia que tuvo? “A mí me parece que los españoles vivimos completamente de espaldas a nuestra historia. Desde mi punto de vista, nos ha puesto en cabeza del descubrimiento del mundo. Yo creo que no, yo creo que no somos, no somos en absoluto conscientes a nivel de sociedad”, cuenta Lola.

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Alejandría, el nuevo atractivo turístico

Durante los últimos años, el turismo submarino atrae cada vez más la curiosidad de muchos viajeros, siendo una actividad de gran valor y atractivo. Así, son muchos los lugares que se pueden visitar para disfrutar de una experiencia inigualable. En el mar Mediterráneo se ubican dos o tres puntos donde poder apreciar yacimientos subacuáticos, pero el que más valor o repercusión tiene y va a tener en esta época es el situado en Alejandría.

“Hablando culturalmente, museográficamente, hay una tendencia en este momento ya muy clara en Alejandría, que está muy superficial, con grandes planchas transparentes, que harían visitable ese fondo subacuático lleno de estatuas y de estructuras, pero también desde el punto de vista de yacimientos arqueológicos, cuando ya están un poco limpios, un poco explorados”, detalla Lola. Igualmente, hay lugares donde ya con escafandra el viajero puede ir con un guía y descubrir los restos. Un lugar ideal para ello es el Mediterráneo.

Buceadores en un pecio (Shutterstock).

“Pero yo creo que el futuro del turismo subacuático está en estos museos silenciosos que vamos a ir organizando, porque es muy complejo tratar los yacimientos en tierra, dejarlos yacimientos de manera que sean visitables. Con guías, naturalmente, y generalmente, entre 20, 30, 40 metros. Tendría que ser con escafandra. No puede ser, digamos, un buceo a pulmón libre”, señala.

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El estado de los océanos: “Un tema que ya está aquí”

Uno de los mayores problemas que acechan a los océanos es el cambio climático y el continuo vertido de residuos. Ante esto, Lola es una fiel defensora de la fauna y la conservación de del fondo marino y explica que actualmente “es un momento crítico desde el punto de vista de la conservación de los océanos. Tenemos en este momento 700 zonas muertas que llamamos los científicos, los oceanógrafos, zonas que han recibido un vertido de contaminación tóxico proveniente generalmente de la agricultura intensiva”.

A esto se le suma el tema de los microplásticos, “un tema terrorífico que proviene fundamentalmente de las redes, también de pesca masiva, de arrastre, que quedan en el fondo y se van descomponiendo y son absorbidos por la fauna que después nos comemos”, explica. El otro gran problema que señala Lola es la “creciente industria de la acuicultura, la cual se ve hoy como una gran reserva alimenticia, pero que realmente son espacios, hábitats artificiales que dañan mucho la fauna”.

Por su parte, el calentamiento global es el otro gran problema, pues ya ha provocado la subida de dos grados en la temperatura de los océanos. “No es un tema que viene, es un tema que ya está aquí y que está generando el tránsito de enormes cantidades de especies hacia aguas más frías que está significando su muerte también porque van hacia los polos. Por otra parte, también se está matando uno o dos de los más importantes centros de acogida de especies y de proliferación de vida, que son los arrecifes y los campos de posidonias”.

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