Desde que se estrenó Narcos, se inició una fiebre por retratar la vida de los grandes capos de la droga y la lucha contra el crimen organizado a través de una serie de ficciones que nos adentran en esas historias en las que late la violencia, las luchas de poder y todo el entramado de corrupción que se generaba a su alrededor.
Así, nos hemos adentrado en la vida de Pablo Escobar, de ‘el Chapo’ Guzmán o de personajes inventados basados en la realidad. Ahora, le toca el turno a Griselda Blanco, considerada como ‘la madrina de la cocaína’ y también denominada como ‘La viuda negra’, por la cantidad de cadáveres de maridos que dejó a su paso.
Te puede interesar: La difícil actuación de Sofía Vergara en ‘Griselda’: “Tuve que tomar cocaína falsa y fingir”
En la nueva miniserie de Netflix, la actriz colombiana Sofia Vergara se encarga de meterse en la piel de esta mujer que desafió las convenciones dentro de un mundo eminentemente masculino y que se convirtió en una de las más peligrosas narcotraficantes, pionera del tráfico de cocaína entre Medellín y Estados Unidos a través de Miami y fundadora del cártel de Medellín.
La ficción Griselda, a través de seis capítulos nos acerca a su figura, pero no todo lo que se cuenta se ajusta a la realidad, en un intento para que el personaje no sea tan incómodo para el espectador por su extrema truculencia. Por ejemplo, se elude el dato de que antes de cumplir la mayoría de edad, secuestró a un niño para pedir el rescate y terminó asesinándolo a sangre fría. Sería su primer asesinato.
Te puede interesar: La familia de Griselda Blanco demanda a Sofía Vergara y a Netflix por la serie sobre la vida de la narcotraficante
Una infancia y adolescencia marcada por la violencia y los abusos
Nació en la ciudad de Cartagena, en Colombia en 1943, pero poco después su madre decidió mudarse a Medellín. Su infancia estuvo marcada por la violencia y los abusos y a los 11 años ya formaba parte de una banda de carteristas. Con 14 años se fugó de su casa por las continuas violaciones a las que fue sometida por su padrastro y se casó con Carlos Trujillo, un falsificador de documentos alcohólico, con el que tendría tres hijos, Uber, Osvaldo y Dixon.
De manera ilegal se trasladó a Estados Unidos donde conoció a Alberto Bravo, que la introduciría en el mundo del narcotráfico. Ejerció como ‘mula’ y tras esa experiencia, comenzó a experimentar diferentes medidas para pasar la droga por los aeropuertos sin que la policía se diera cuenta.
Te puede interesar: Quién es quién en ‘Griselda’, la serie en la que Sofía Vergara hace de ‘capo’ de la droga
Así inició su emporio, primero junto a Alberto Bravo y después en solitario cuando este fue acribillado en la calle junto a sus guardaespaldas. Se estableció en Miami y fue su etapa de máxima gloria. Es precisamente este momento el que mejor abarca la serie creada por Doug Miro, Eric Newman, Carlo Bernard, Ingrid Escajeda y Andrés Baiz que, además, se encarga de dirigir los episodios.
Se dice que la Madrina fue quien introdujo a Pablo Escobar dentro del negocio, invitándolo a participar como su socio, que terminaría por monopolizar el narcotráfico en Colombia a través del Cártel de Medellín. A mediados de lo años setenta, Griselda ya estaba fichada por las autoridades federales, por lo que tuvo que cambiar de residencia en varias ocasiones.
Una vida llena de excesos y muerte
Se casaría por tercera vez con Darío Sepúlveda, con el que tuvo su último hijo, al que llamaron Michael Corleone, en honor al personaje de El Padrino. Estuvieron juntos hasta que él intentó escapar con el niño asustado porque Griselda había perdido el rumbo. Ella no cesó hasta encontrarlo y recuperarlo.
Te puede interesar: La nueva serie de Rodolfo Sancho que se estrena esta semana: así es la versión ‘woke’ de ‘El Zorro’
Así era Griselda, no dejaba títere con cabeza a su alrededor. Tenía una banda de sicarios a su servicio, pero ella también era capaz de empuñar cualquier tipo de arma para deshacerse de quien quisiera quitarse del camino.
Comenzó a vivir de manera ostentosa y a consumir cocaína, organizaba fiestas y orgías y su tren de vida terminaría delatándola. Tenía varias mansiones, compraba joyas y todo tipo de artículos de lujo y se introdujo en una vorágine de excesos y de muerte.
Era tal el desenfreno que los agentes de la DEA lo tuvieron fácil para detenerla, algo que tuvo lugar en 1985. Al principio se la condenó a cadena perpetua, pero finalmente estuvo en la cárcel 20 años, durante los cuales intentó mantener su negocio. Cuando salió y pensaba que podía retirarse de una forma plácida, fue abatida a tiros de la misma manera que había enseñado a sus subordinados, desde una moto y a bocajarro, cuando tenía 69 años.