Durante 80 minutos, Ari Kaurismäki lo apuesta todo al amor. O a la creencia de que el amor es el flotador que nos guía por los océanos capitalistas y coyunturales que exprimen hasta la última gota de felicidad. El trabajo no te hará libre, y tampoco contento, así que no queda otra que esperar a que el reloj marque la hora de salida para acudir a la sala de cine en la que espera aquel hombre que nos invitó a salir el sábado pasado en el bar y que, durante toda la jornada, ha sido el único pensamiento que ha mantenido nuestro ímpetu vital.
Fallen Leaves es muchas películas en una, pero sobre todo es una carta de amor al romance y la compañía como motor existencial. La película del director finlandés cuenta la historia de Ansa (maravillosamente interpretada por Alma Pöysti), una mujer soltera que vive en Helsinki y que hace malabares entre trabajos precarios para poder comer dignamente. Un día, en un lúgubre bar que define a la perfección el carácter frío y crítico de sus personajes, conoce a Holappa (Jussi Vatanen), un alcohólico que se muestra interesado en ella.
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Kaurismäki no sólo retrata la hipocresía de la sociedad finlandesa, un país de progreso y tecnología punta que, en sus suburbios menos lujosos encuentra una precariedad latente. También aborda la literalidad de uno de los países que más alcohol consume (el tercero, según la encuesta Global Drug Survey de 2022, con una media de 23,8 borracheras al año por cada ciudadano). En este escenario tan Chaplinesco, una inspiración para el director más allá del claro guiño canino presente en el largometraje a una de las figuras más notorias del séptimo arte.
La predilecta de los cinéfilos
Ansa y Holappa se gustan, pero sobre todo abrazan la idea de poder tener alguien a quien acudir cuando el sol se esconde entre los edificios acristalados de Helsinki. El algo más que incipiente alcoholismo de él será el motivo de los constantes altibajos entre ambos: dos personalidades rudas y rígidas que, por amor, serán capaces de cualquier cosa. Fallen Leaves no sólo ha emocionado a la crítica, pues se alzó con el Premio del Jurado en la pasada edición del Festival de Cannes, también a un público cinéfilo afincado en Letterboxd que se ha enamorado de la simple, pero grandiosa, historia de un amor que, no siendo tórrido o explícito, desengrana el abecé del comportamiento humano.
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La estoicidad de Pöysti en el rol de Ansa (una mujer que no llora por la ausencia de Holappa tras una concatenación de malentendidos que le hacen pensar que él no está interesado en ella, pero a la vez responde con impaciencia sus plegarias cada vez que da señales de vida) la llevó a estar nominada en la pasada edición de los Globos de Oro en la categoría de ‘Mejor actriz principal de comedia o musical’. La cinta también obtuvo una nominación en la categoría de ‘Mejor película internacional’, compitiendo junto a películas como Vidas pasadas, La sociedad de la nieve o Anatomía de una caída, la que terminó llevándose el galardón.
La sorpresa se produjo en las arcas bajas de X (antes Twitter) cuando el largometraje de Ari Kaurismäki no obtuvo ninguna nominación a los Oscar, anunciadas este martes. Pese al idilio colectivo con el filme del director finlandés, la Academia de Hollywood no la ha incluido en ninguna categoría, dejando con la miel en los labios a los acérrimos de Ansa y Holappa.