Los trabajadores, cuando se acerca el retiro, ponen todo su empeño en planificar su jubilación. Los gastos muchas veces se multiplican y no todos los bolsillos pueden soportar la carga financiera: viajes, inversiones e incluso compras inmobiliarias. Los subsidios ordinarios han subido un 3,8%, pero a veces representan la única fuente de ingresos y resultan insuficientes. Los planes de pensiones cobran en estos casos un papel protagonista. Los productos de este tipo surgen con el objetivo de fomentar el ahorro y exprimir la rentabilidad financiera de los trabajadores, para que, llegado el momento de decir adiós al mercado laboral, puedan disponer de un nivel mínimo de rentas.
Todos los trabajadores piensan en el factor económico cuando escuchan la palabra jubilación. La cuantía de los subsidios no siempre basta para mantener la capacidad adquisitiva de los pensionistas. Las cargas familiares y las inquietudes de los beneficiarios merman muchas veces este desembolso. Los planes de pensiones sirven precisamente para complementar la partida pública, es decir, actúan como un mecanismo previsional a largo plazo. Este producto de ahorro e inversión está pensado para reservar una parte de los ingresos laborales y conseguir una renta adicional en el momento del retiro. ¿Cómo funcionan los planes de pensiones?
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Los planes de pensiones funcionan en base a una serie de aportaciones, que pueden ser puntuales o periódicas. Los gestores del plan son los encargados de controlar las inversiones. Este proceso sigue unos criterios de rentabilidad y riesgo previamente acordados en la política del producto. El titular es quien realiza las aportaciones, que pueden suspenderse y reanudarse en cualquier momento. La aportación máxima que pueden hacer los trabajadores al plan de pensiones queda fijada en los 1.500 euros anuales. Los usuarios pueden reclamar su dinero más la rentabilidad generada en cualquier momento, aunque solo pueden rescatarlo de forma anticipada cuando pueden acreditar una situación de desempleo de larga duración, incapacidad laboral permanente, enfermedad grave o dependencia.
La nueva norma cambia los plazos del rescate
La nueva regulación para el rescate de los planes de pensiones llega al mercado financiero con dos objetivos, según ha señalado el propio Gobierno de España. En primer lugar, busca ofrecer más liquidez al sistema y, en segundo lugar, también regulará las comisiones de gestión de este tipo de productos. Los cambios normativos permitirán el rescate de un plan de pensiones también a los diez años. Hasta ahora, los titulares solo podían rescatar su dinero en caso de haber alcanzado la jubilación, haber sufrido una enfermedad grave, estar en situación de desempleo de larga duración, invalidez, dependencia o en el supuesto de fallecimiento del partícipe.
El Gobierno ha anunciado que con la norma actual, los pensionistas podrán rescatar sus aportaciones a partir de 2025 cuando estas tengan, al menos, diez años de antigüedad. Esto quiere decir que los titulares de un plan de pensiones podrán rescatar el próximo año las aportaciones realizadas hasta 2015 y los rendimientos generados —si los hubiera—. En 2026, podrán hacer lo mismo con todo lo aportado hasta 2016 y así, sucesivamente, cuando se cumplan los diez años. La medida pretende beneficiar a casi ocho millones de pensionistas.