La situación que atraviesa Andalucía por la escasez de agua es crítica. Tanto que ya la semana pasada el presidente de la Junta, Juanma Moreno, advirtió que si las precipitaciones no llegan en marzo — y se necesitarían unos 30 días de lluvias intensas —, es muy probable que las grandes ciudades de la región comiencen el verano con restricciones. Las reservas de agua en esta comunidad autónoma están bajo mínimos, de forma que los pantanos se encuentran por debajo del 20% de su capacidad, siendo la cuenca de Guadalete-Barbate, al 14,4%, la más afectada de toda España.
Como medidas para atajar la grave sequía, Moreno ha defendido la viabilidad de los trasvases de agua entre cuencas y ha explicado que la Junta está comprando desaladoras portátiles y haciendo conexiones de urgencia, además de que se están preparando puertos como el de Algeciras (Cádiz), Málaga o Carboneras (Almería) para recibir barcos con agua, incluso de países como Portugal en última instancia, a pesar de que en algunas regiones del país luso como el Algarve también es complicada la situación por la falta de lluvias.
Además, este lunes el presidente del Ejecutivo andaluz, cuyo gobierno aprobará en los próximos días el cuarto Decreto de Sequía con una dotación de casi 200 millones de euros, ha reclamado al Gobierno central que se “ponga las pilas” en materia de construcción de obras hidráulicas en Andalucía y acometa las 30 obras que aún están pendientes, según señaló en declaraciones a Onda Cero.
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Sin embargo, tanto desde la organización WWF como Ecologistas en Acción consideran que las medidas propuestas por la Junta de Andalucía como los trasvases o las desaladoras no van a solucionar la grave sequía que atraviesa la región e insisten en la necesidad de reorientar la política de agua hacia un nuevo modelo sostenible en términos sociales y ambientales.
WWF, que tacha esas propuestas de “falsas soluciones”, asegura que los problemas de suministro a corto plazo “no pueden resolverse con medidas que tardan años en completarse” y que suponen un gran impacto ambiental y social. “Al final la Junta está especulando o prometiendo un agua que no existe y eso es un problema, porque mientras se genere una falsa expectativa, es muy difícil que la gente pueda cambiar de modelo de consumo del agua”, dice a Infobae Teresa Gil, responsable del programa de agua en WWF España.
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Los trasvases, añade la experta, suponen “trasladar los problemas de una cuenca a otra”, cuando además “a ninguna le sobra el agua”, pues cabe recordar que la reserva hídrica española está al 45,2% de su capacidad total, según los últimos datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, por lo que este es el sexto año con menos agua embalsada en esta época en los últimos 36. “Esto hace como un efecto rebote y se sigue alimentando el modelo de agricultura industrial y esa sobreexplotación de los recursos”, asegura Gil, que insiste en la importancia de hacer un uso más eficiente del agua y apostar por una economía que “no solo esté basada en la agricultura industrial”.
En lugar de apostar por infraestructuras “grises o duras” como presas y trasvases, Gil asegura que “la naturaleza es el mejor aliado” para recuperar los acuíferos, si bien para ello es necesario “acabar con todos los pozos y fincas ilegales”.
WWF asegura que el Ejecutivo de Moreno sigue promoviendo políticas de aumento de la demanda de agua que “necesariamente exigen el incremento de la oferta para poder sustentarse” y pone como ejemplo el plan hidrológico vigente en la cuenca del Tinto Odiel y Piedras, entre Huelva y Sevilla, que “incluye un crecimiento de la demanda de agua para el riego de cultivos de más de un 50% mientras a corto plazo se estima que el agua disponible en los ríos de la misma se reducirá como mínimo un 2%”.
Reducir la superficie de regadío
En esa misma línea se expresan desde Ecologistas en Acción, que además de rechazar la construcción de presas y embalses y destacar la necesidad de replantear el modelo agrícola “bajo un debate y acuerdo social entre todos los agentes implicados”, creen que un modelo más sostenible pasa necesariamente por “la reducción progresiva de la superficie de regadío”. “No decimos que hay que eliminar todo el regadío, sino apostar por la agricultura familiar, que fija la población al territorio y genera empleo en las cercanías”, dice por su parte Antonio Amarillo, responsable del área de Agua en Ecologistas en Acción Andalucía. Respecto a la desalación, añade, en todo caso, debería hacerse mediante el empleo de energías renovables y “cargando los costes a los verdaderos beneficiarios de la obra”.
Andalucía y Cataluña requieren “medidas excepcionales”
Además de la alarmante situación de sequía que atraviesa Andalucía, otra de las regiones más afectadas por la escasez de lluvias es Cataluña, pues sus cuencas internas se encuentran al 16,5% de su capacidad. De hecho, este lunes la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha admitido preocupación por ambas regiones, por lo que ha avalado que los respectivos gobiernos autonómicos adopten medidas “excepcionales”, garantizando a su vez la colaboración entre administraciones para paliar los efectos de la escasez de agua.
En declaraciones difundidas a los medios, Ribera ha destacado que su departamento trabaja con la Generalitat y la Junta de Andalucía, además de los equipos técnicos de las confederaciones hidrográficas, para “poder dar seguimiento” y “acompañar” a las comunidades autónomas.