Caixabank ordena el desahucio de un joven que se quedó a cargo de la casa de su padre tras pagar media hipoteca

El padre de Daniel pudo pagar las cuotas de la hipoteca durante 10 años, pero se quedó sin trabajo y, al verse acorralado por las deudas, se fue de España. Años después, Daniel se instaló en la vivienda con el objetivo de renegociar con el banco, pero en diciembre le llegó la orden de desahucio

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Caixabank ordena el desahucio de un joven que se quedó a cargo de la casa de su padre tras pagar media hipoteca.

*Aunque en la mañana de este miércoles se desplegó un dispositivo policial frente a la casa de Daniel, finalmente el desahucio ha sido suspendido sin que se haya fijado una nueva fecha.

A Daniel se le agolpan las palabras cuando trata de describir cómo se siente. Tiene una mezcla de rabia e impotencia porque este miércoles tiene que dejar la casa en la que ha vivido los dos últimos años. El pasado 21 de diciembre, en plena Navidad, BuildingCenter, la inmobiliaria de Caixabank, le informaba de que este 24 de enero sería desahuciado y no ha podido impedirlo “a pesar de todos los esfuerzos por negociar” con el banco.

Fue el padre de Daniel quien compró la casa en Madrid en 2007, cuando la burbuja inmobiliaria estaba a punto de explotar. Se trata de un piso de 48 metros cuadrados en el barrio de Vallecas que costó algo más de 200.000 euros y la hipoteca que el banco le concedió -entonces La Caixa- tenía unas “cláusulas abusivas”. Durante 10 años pudo pagar unos 100.000 euros de hipoteca, pero en 2017 se quedó sin trabajo y ya no podía afrontar las cuotas, que pasaron de unos 700 euros mensuales a más de 1.500 con la subida de tipos de interés. El padre de Daniel trató de negociar la dación en pago con el banco, pero no se lo concedieron y, al verse acorralado por las deudas y ante el “miedo y la vergüenza” de no poder asumir los pagos, decidió dejarlo todo en Madrid y marcharse a Colombia, donde podría empezar de cero.

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Durante cinco años, desde 2017 y hasta finales de 2021, la casa permaneció vacía. Daniel, que entonces vivía en Asturias, se acababa de separar de su pareja y había perdido el trabajo, por lo que decidió regresar a Madrid e instalarse en el piso de su padre. “Cuando solicité una nota simple en el Registro de la Propiedad, me indicaron que el titular de la casa era mi padre, no el banco”, explica el joven a Infobae, que tras obtener ese documento informativo, se empadronó en la vivienda y se instaló allí “con la intención de renegociar las deudas de su padre y esas cláusulas abusivas” de la hipoteca.

A los seis meses de instalarse en la casa de su padre, un trabajador de BuildingCenter se presentó allí para comunicar a Daniel que el piso pertenecía a Caixabank tras haber sido subastado y adjudicado al banco, “si bien ni siquiera se habían molestado en cambiar la cerradura ni se habían responsabilizado de nada”, asegura. “Ahí me dicen que me ofrecen hasta 2.000 euros, dependiendo de cómo sea mi situación, para que abandone la casa y me busque la vida, y lo rechazo. Al final todo queda en la misma burbuja de los bancos”, dice indignado al otro lado del otro del teléfono. Poco después, a Daniel le llegaría la demanda de desahucio por precario, el procedimiento por el que la entidad bancaria reclama judicialmente la posesión de la vivienda a quien la ocupa sin título legítimo para ello.

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“Entiendo a quienes se quitan la vida”

“Caixabank nunca ha querido negociar y eso te genera una enorme impotencia, daña tu salud mental. Yo solo quería conseguir que a mi padre no le reclamaran nada económicamente respecto a la vivienda, porque ahora le van a joder la pensión, y él ya había pagado media hipoteca”, lamenta, al tiempo que tacha de “fraudulentas” muchas de las prácticas que los bancos llevaron a cabo con las hipotecas años atrás.

Tras dos años de lucha, Daniel asegura que comprende perfectamente a la gente que se ha suicidado tras recibir una orden de desahucio, porque “es realmente horrible”. “Los bancos dejan realmente a la gente sin opciones”, asegura.

El portal donde vive Daniel. (Cedida)
El portal donde vive Daniel. (Cedida)

Los desahucios continúan pese a que el Gobierno prorrogó su suspensión

Cabe recordar que Daniel, actualmente en desempleo y sin cobrar ninguna ayuda porque le han denegado el Ingreso Mínimo Vital, se queda en la calle a pesar de que el pasado mes de diciembre el Gobierno prorrogó hasta 2025 la suspensión de los desahucios y lanzamientos para hogares vulnerables sin alternativa habitacional, así como la imposibilidad del corte de suministros básicos de luz, agua y gas. Una de las principales razones por las que se siguen produciendo desahucios es porque los requisitos de vulnerabilidad económica que se deben acreditar para paralizarlos son demasiado exigentes y no todos los pueden cumplir. A esto se suma que el proceso no se suspende inmediatamente en caso de que se acrediten los requisitos fijados, sino que depende de la decisión del juzgado de turno.

Aunque sabe que es difícil, Daniel mantiene una pequeña esperanza en que este miércoles le concedan “al menos” esa prórroga para tener un poco más de tiempo para poder organizarse y conseguir un empleo.

Este joven madrileño agradece enormemente a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Vallecas el trabajo que han hecho durante todos estos meses, acompañándole en el camino y dándole apoyo, porque sin su ayuda, admite, “no sabe cómo habría salido hacia delante”.

Vivienda digna

Desde la PAH aclaran que BuildingCenter ha interpuesto una demanda al padre por un delito de usurpación de vivienda y a Daniel como “ignorado ocupante”, al no conocer los datos de la persona que se encuentra en el inmueble, a pesar de que el joven se ha identificado. El joven ha presentado un recurso de apelación y ahora espera la respuesta de la justicia.

La plataforma asegura que seguirán luchando para lograr una legislación justa en materia de vivienda que proteja a las personas.

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