Hay algo de fascinación en Estados Unidos por las grandes sagas europeas. Hay una masa de población gran consumidora de las casas reales o de los grandes linajes nobiliarios. Tiene algo de exótico, un mundo lejano, diferente, con cierto glamour. No es difícil encontrar en la prensa estadounidense artículos que traten sobre ellos, siempre desde una perspectiva ajena. Son variados, claro, no necesariamente sobre las familias en sí, sino también sobre el legado o las propiedades que han dejado en el mundo.
Ese es el caso de un artículo de esta semana del New York Times que propone que en unas vacaciones por España se exploren tres grandes palacios de una única familia, quizá la más noble de España, la casa de Alba. En realidad, tiene cierta lógica, los monumentos que recomiendan no solo son espectaculares y muy visitables por sí mismos, sino que además permiten tener una visión bastante amplia de lo que es el país por la diversidad de los lugares en los que se encuentran.
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En su recorrido por el inmobiliario de los Alba, la publicación recuerda a María de Rosario Cayetana Paloma Alfonsa Victoria Eugenia Fernanda Teresa Francisca de Paula Lourdes Antonia Josefa Fausta Rita Castor Dorotea Santa Esperanza Fitz-James Stuart y Silva, que no es otra que la fallecida Cayetana de Alba, la duquesa más conocida de la reciente historia de la saga, madre del actual duque y una señora que tuvo un indudable carisma y recorrido en su paso por la tierra. Ponen todos los nombres como manera de recordar que lo que se trata en estos casos siempre es un poco alambicado.
Recuerda el rotativo neoyorquino que la casa de Alba abrió al público sus residencias en el año 2015, por iniciativa del actual duque, consiguiendo así enseñar unos edificios de innegable valor artístico.
Las propiedades de Salamanca
Los tres edificios muestran tres españas. Uno de ellos es el Palacio de Monterrey, en Salamanca, pues aunque el recuerdo reciente los puede vincular a Sevilla, lo cierto es que Alba de Tormes, el ducado, está en la provincia ribereña con Portugal. “El palacio ilustra las vicisitudes que puede tener una familia noble, con una fachada imponente que sugiere una familia espléndida pero con un tamaño mucho menor del que se planeó. Por las dificultades económicas solo un ala fue construida alrededor del año 1700. Aunque no sea tan grande como pretendían, la fachada está entre los mejores ejemplos de la arquitectura plateresca, con sus motivos florales, sus torres y sus cornisas”, explica el diario, que recuerda que se puede pasar al sitio por 9,50 euros. Además, resalta que en el lugar hay también dos tapices de la escuela flamenca y un par de pinturas del maestro barroco José de Ribera.
No es lo único que remarca de la provincia de Salamanca, pues también cita el palacio original de Alba de Tormes. El edificio, esplendoroso en su día, hoy ha quedado reducido a una torre con algunos frescos.
El Palacio de Liria
En el recorrido del Times por las propiedades visibles de los Albas también se viaja a la capital de España. En Madrid, en el centro, cerca de la Gran Vía, se erige el palacio de Liria. Es un edificio muy reconocido en Madrid, de fachada barroca que solo puede ser vista una vez se entra en los jardines. Diseñado por el arquitecto Ventura Rodríguez a finales del siglo XVII, reformado en el 20, es la residencia principal del duque. Cuesta quince euros el tour por las 14 habitaciones que se muestran, incluyendo la imponente librería que tiene, entre otras cosas, la Biblia más antigua traducida a lengua castellana, una segunda edición del Quijote y la mitad de la correspondencia de Cristobal Colón.
“Debajo de la luminosa cúpula, la escalera principal es una galería que muestra los retratos que recuerdan los vínculos de la familia con los Estuardo británicos. Los cuartos conectados revelan la increíble sucesión de la familia Alba y la rica historia que se ilustra desde su espléndida colección de arte”, explica el periódico. También enumera algunas de las obras que se pueden contemplar en el palacio: Rubens, Breughel el viejo, van Ruisdael, Perugino, Ticiano, Giordano, Velázquez, Zurbarán, Rivera, Goya...
Dueñas, en Sevilla
El tercer destino queda en el sur y es, obviamente, Sevilla. El Palacio de Dueñas era la residencia de la duquesa Cayetana hasta su muerte, un lugar muy conocido en la ciudad donde la buganvilla destaca con solo acercarse. El diario estadounidense se fija en el color violeta que reina en la residencia, uno de los cinco lugares más visitados de la ciudad de Sevilla. “Construido entre los siglos XV y XVI en estilo renacentista, con influencias árabes y góticas, el palacio incluye 11 patios y jardines y nueve fuentes, incluidas dos de azulejos que han estado sonando cerca de 500 años”, relata la cronista.
El edificio fue adquirido por la familia en el año 1612 “porque el propietario anterior necesitaba dinero para pagar el rescate de un familiar secuestrado en el norte de África”, explica la pieza. Era el palacio favorito de la duquesa, donde bailaba cada mañana flamenco para hacer ejercicio. Hay incluso un cuarto lleno con sus trajes de flamenca y otras figuras asociadas a Andalucía. Por si fuese poco, esn este lugar nació Antonio Machado