El pueblo cerca de Madrid que alberga una de las cuevas más impresionantes de España

En las faldas de Somosierra, en un entorno inmejorable, se ubica uno de los pueblos más especiales de Segovia. A pesar de sus pequeñas dimensiones, esta villa acoge un conjunto patrimonial que, a menudo, pasa desapercibido, pero cuenta con un gran encanto. A esto hay que sumar su cercanía con la capital, pues se encuentra a menos de una hora y media. Esto la convierte en un destino rural excepcional, perfecto para desconectar del ajetreo y el estrés de la gran ciudad.

Todos estos atributos son los que definen a Prádena, la cual se presenta como una típica villa segoviana cuyas raíces históricas se hunden en la Edad Media, evidencia de ello son los restos arquitectónicos que se pueden admirar en un paseo por sus calles. Pero esto no se queda aquí, pues apenas a unos minutos de la localidad se ubica uno de los tesoros naturales de Segovia. Se trata de la cueva de los Enebralejos, una impresionante cavidad que alberga los orígenes de la villa.

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La cueva de los Enebralejos fue descubierta en 1932 y desde ese momento se ha consolidado como un punto de interés científico y turístico en la región. La importancia de la cavidad no reside solo en su valor estético, sino también en los vestigios de actividad humana del Neolítico, hallados en las diversas excavaciones arqueológicas que se han llevado a cabo. Estos descubrimientos han aportado información valiosa sobre las prácticas funerarias y rituales de nuestros ancestros, así como sobre su forma de vida y el ambiente que los rodeaba hace más de 4000 años.

Con casi cuatro kilómetros de galerías conocidas, esta caverna sobresale por las espectaculares formaciones de estalactitas, estalagmitas y la historia que alberga en su interior. Así, es el claro ejemplo de cómo el agua, a lo largo de miles de años, puede crear esculturas naturales de inigualable belleza.

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Las formaciones de carbonato cálcico que adornan la cueva crean un entorno que parece sacado de otro mundo, capaz de fascinar a cualquier visitante. La temperatura constante dentro de la caverna se mantiene alrededor de 12 °C, lo que también ha contribuido a la excelente preservación de las estructuras y artefactos arqueológicos.

La visita a la cueva es una de las actividades obligatorias si se está por la zona. Así, tal y como señalan en su página web, todas las visitas “son guiadas y tienen una duración aproximada de 50 minutos. Los pases se van formando según estricto orden de llegada en grupos de máximo 20 personas y siempre que se alcance un mínimo de 4 personas, salvo entradas compradas por Internet”.

En este sentido, los pases son de martes a viernes a las 13:00 h y 17:00 h, y los sábados y domingos a las 11:00 h, 12:00 h, 13:00 h, 16:00 h, 17:00 h y 18:00 h. Por su parte, el precio de la entrada general es de 8,50 €, y para la reducida 6,50 €. Los menores entran gratis y los grupos tienen que pagar 6 € por persona.

Aparte de la cueva, Prádena atesora un pintoresco patrimonio que se traduce en dos importantes construcciones. Una de ellas es la iglesia de San Martín de Tours, que es el edificio más relevante de la localidad. Fue construido a finales del siglo XVIII gracias a las donaciones de los empresarios ganaderos de la localidad.

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De ella destaca la imagen gótica-tardía de una Piedad, fechada a finales del siglo XV, y la talla de la Virgen del Rosario, patrona de Prádena, así como su retablo mayor. Por otro lado, se encuentra la ermita de San Roque, la cual no se sabe su fecha exacta de construcción, pero desde Turismo de Segovia la sitúan “a caballo entre los siglos XVI y XVII, cuando una epidemia de peste asoló estas tierras”.

Desde Madrid, el viaje hasta Prádena es de alrededor de una 1 hora y 25 minutos por la carretera A-1. Por su parte, desde Segovia el trayecto tiene una duración estimada de 40 minutos por las vías Soria - Plasencia y N-110.