En la carretera existe un tipo de siniestralidad que a menudo pasa desapercibido, pero que representa un riesgo significativo para conductores y animales por igual: los accidentes que involucran la invasión de animales en las carreteras. Durante los meses de octubre, noviembre y diciembre se detectan como el periodo con mayor número de siniestros de este tipo, concentrando un asombroso 31% del total de los 35,661 accidentes registrados en España, en 2022.
Este fenómeno, que puede parecer sorprendente a primera vista, tiene profundas implicaciones tanto para la seguridad de los conductores como para la protección de la vida silvestre. La invasión de animales en las carreteras puede ocurrir en cualquier momento, pero los últimos meses del año parecen ser especialmente propicios para este tipo de incidentes. El porcentaje significativo de accidentes en este período resalta la necesidad de abordar este problema de manera seria y efectiva.
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Los accidentes con animales pueden ser peligrosos. Impactar con un animal en movimiento puede causar daños en el vehículo, lesiones a los ocupantes y, en casos extremos, incluso pérdidas humanas. Además, estos incidentes pueden ser particularmente difíciles de evitar debido a la imprevisibilidad de la conducta animal en la carretera.
Por otro lado, estos accidentes también representan una amenaza para la fauna local. Los animales que invaden las carreteras a menudo son víctimas de lesiones o muerte, lo que puede afectar negativamente a las poblaciones de especies silvestres y a la biodiversidad en general.
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Ante este panorama, es esencial tomar medidas para abordar esta problemática. La prevención y la concienciación son claves para reducir los accidentes con animales en las carreteras. Esto incluye señalización adecuada en áreas propensas a la invasión de animales, la instalación de dispositivos de advertencia y la educación de conductores sobre cómo reaccionar en caso de encuentros con animales en la vía.
Además, los conductores deben ser conscientes de la importancia de reducir la velocidad en zonas donde se sabe que hay presencia de animales, especialmente en áreas rurales o cerca de reservas naturales. Mantener una velocidad adecuada puede dar a los conductores tiempo adicional para reaccionar y evitar colisiones con animales.
Los silbatos: la opción más barata
En la lucha por prevenir los accidentes en carretera y proteger la fauna local, se han implementado diversas medidas, algunas destinadas a modificar el comportamiento de los conductores, otras enfocadas en influir en el comportamiento de los animales y algunas que trabajan en ambas direcciones para maximizar su efectividad. Sin embargo, entre estas medidas, destaca una opción sorprendentemente simple pero efectiva: los silbatos.
Los silbatos son pequeños dispositivos de plástico que se pueden colocar a la rejilla del radiador de un coche. Su funcionamiento es sencillo: al circular a una velocidad superior a los 50 kilómetros por hora, generan sonidos de baja frecuencia que resultan imperceptibles para los humanos, pero tienen un impacto significativo en la fauna que habita cerca de las carreteras.
Estos dispositivos pueden parecer modestos, pero su eficacia en la prevención de accidentes y en la protección de la fauna es innegable. Los sonidos emitidos por los silbatos actúan como un elemento disuasorio para los animales, alertándolos sobre la proximidad de un vehículo y dándoles tiempo para alejarse de la carretera.
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Un ejemplo notable de la implementación de esta medida se encuentra en las motocicletas de la Guardia Civil, que llevan instalados silbatos desde el año 2017. Esta medida demuestra no solo su efectividad, sino también su accesibilidad y bajo coste, convirtiéndola en una opción atractiva para aumentar la seguridad vial y la protección de la fauna.