Va paso a paso Alcaraz, por el momento con pocas dificultades. Los partidos de la primera semana tienen que ser para él más una prueba que un reto, y en el caso de su duelo con Juncheng Shang igual no fue ni eso. El chino terminó retirándose en el tercer set por problemas físicos, pero cuando eso sucedió el tenista murciano ya había dejado meridianamente clara su superioridad. Solo se puede ver así el doble 6-1 que le endosó.
Shang tiene 18 años y es en sí mismo meritorio que haya llegado tan lejos en Australia, pero todavía su tenis está lejos de suponer un desafío para el doble campeón de Grand Slam. Alcaraz es una estrella del tenis, uno de esos pocos jugadores que entra siempre en la pista con la prestancia que se le supone a los favoritos. De momento en Melbourne se está viendo una muy buena versión del murciano, un jugador poderoso, sonriente y exuberante, capaz de imponer un ritmo altísimo en cada juego y dejar sin opciones a sus rivales.
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El siguiente en pasar será Miomir Kecmanovic, que dio la sorpresa eliminando a Tommy Paul. Como ocurría con Shang, no suena a reto mayúsculo. Y en este año no puede siquiera pensar en que su problema es la juventud, pues el serbio tiene ya 24 años, una edad en la que los jugadores si no están plenamente formados sí están cerca de ellos. Es la cuarta ronda, la plataforma que da paso a la segunda semana, el momento en el que en los grandes se dirime todo.
Alcaraz se confirmó como el vigesimosegundo tenista en disputar los octavos de final en los cuatro grandes y se convirtió en el decimosexto español en disputar ocho veces o más la cuarta ronda en un major.
Tras el partido, a Alcaraz le preguntaban dónde está el secreto de su éxito. “He estado yendo todos los días a restaurantes españoles, es de ahí donde saco la fuerza”, comentó Alcaraz entre risas.
La Rod Laver Arena rozó el lleno después de que una gran cantidad de aficionados chinos decidieran pasar la mañana en el escenario principal de Melbourne Park ante la oportunidad histórica de presenciar, en primer lugar, el choque entre las chinas Qinwen Zheng y Yafan Wang, y, posteriormente, al joven Shang. A estos se les sumó la presencia de un público australiano enamorado con el alegre juego y personalidad del murciano, que disputó su cuarto partido en una Rod Laver Arena que atisbó sus gestos de campeón en aquella derrota frente al italiano Matteo Berretini en cinco sets, en la edición de 2022.
La lesión del rival
El partido en sí no tuvo mucha historia. Los fogonazos del zurdo Shang en el primer juego al saque fueron un espejismo ante un Alcaraz que tan sólo necesitó su presencia para que el asiático comenzara a sumar error tras error, como consecuencia de sus molestias físicas. Los gritos de ánimo por parte del público chino no reanimaron a un Shang que no pudo hacer frente a los fuertes tiros de Alcaraz, avivados con un salvaje bote como consecuencia de un intenso calor que rozó los 30 grados de temperatura en algunos tramos del choque.
Fue la primera vez que Shang, que jugó los primeros dos sets con un vendaje en el muslo, disputaba un choque de tercera ronda en un grande en un escenario como la Rod Laver Arena. Durante uno de los descansos para cambiar de pista en el segundo set, la mayoría del público se levantó para bailar la famosa canción YMCA de los Village People y uno de los aficionados, que apareció en las pantallas gigantes con gran entusiasmo mientras bailaba, provocó la risa del joven murciano, que se contagió por todo el estadio.
Shang decidió finalmente tirar la toalla cuando el marcador lucía un 6-1, 6-1 y 1-0, tras una hora y seis minutos de juego.”No es la manera en la que nadie quiere ganar. Quiero desearle una pronta recuperación. Es un gran jugador. Sé que tenía muchas ganas de jugar este partido pero desafortunadamente no estaba en la mejor condición posible”, añadió un Alcaraz.
(Con información de Efe)