El actor uruguayo se ha convertido en el intérprete del momento por ser el protagonista de La sociedad de la nieve, el éxito que triunfa a nivel mundial en Netflix dirigido por J.A. Bayona y que se basa en el libro de Paolo Vierci que narra lo que se conoció como ‘la tragedia de los Andes’.
En ella, Enzo Vogrincic se mete en la piel de uno de los integrantes del Vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya que se dirigía a Chile y se estrelló contra la cordillera andina en 1972, Numa Turcatti. Para ello se enfrentó a uno de los mayores retos de su carrera, no solo a nivel de responsabilidad a la hora de representar a uno de esos hombres que tuvieron que luchar contra el frío y unas condiciones extremas, sino también a nivel psicológico y físico, ya que tuvo que perder 23 kilos a través de una dieta estricta a base de mandarinas y latas de atún.
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Compromiso y responsabilidad
“Es cierto que tenía un compromiso con aquello que se contaba en la película y eso le da un valor añadido al trabajo que estás haciendo”, contaba el actor a Infobae España en el pasado Festival de San Sebastián, donde la cinta se alzó con el Premio del Público de manera rotunda, algo que ya hacía prever su impacto de audiencias.
“A lo que me dedico es una cosa muy extraña que me encanta y me divierte, pero cuando estás conectado a una persona real, el sentido cambia radicalmente. Te estás nutriendo de algo que pasó de verdad, así que fue un trabajo de ir descubriendo y sacando pedacitos de ti mismo, por lo que el proceso se convirtió en apasionante. Nunca llegas a ser esa persona de verdad, pero encuentras cosas en ti que puedes aportar, y eso para mí fue un descubrimiento alucinante”.
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A pesar de ser una película muy coral, la voz de Enzo Vogrincic es la que nos introduce en la historia y nos va narrando cada uno de los acontecimientos, por lo que su papel resulta crucial en este relato de supervivencia extrema.
Los lazos entre los miembros de la ‘comunidad de la nieve’
“Fue un proceso de más de dos años y creo que todavía continuo digiriéndolo. Profesionalmente, el aprendizaje fue bestial en todos los sentidos. Por ejemplo, aprendí a escuchar mi cuerpo, porque cuando estás implicado a nivel tan físico, estás pendiente de cada uno de los cambios que tienen lugar en tu interior. Incluso llegué a saber cuánto tiempo tardaba en digerir cada alimento”, cuenta el actor sobre el proceso de cambio corporal al que se sometió durante un rodaje que tuvo lugar de forma cronológica, por lo que cada vez se le veía en peores condiciones.
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Pero no es lo único que saca de esta experiencia. La relación entre los miembros de esa ‘sociedad de la nieve’ creó una verdadera comunidad de compañerismo. “Compartir tanto tiempo con un equipo, día y noche, crea lazos para siempre. Volvíamos al hotel reventados y nos íbamos a una habitación juntos aunque nos hubiéramos visto durante 12 horas de rodaje. No nos podíamos separar, fuimos y somos una hermandad total”.
El actor agradece que este papel le llevara a lugares tan desconocidos que le hizo preguntarse mil cosas: “¿Qué haría yo si trabajara la empatía? ¿Por qué nos estamos quejando todo el tiempo de cosas inútiles? ¿Qué haría yo en esa situación?”