Quim Torra llegó y se marchó (o lo ‘marcharon’) con la misma rapidez y estridencia. Tomó posesión como presidente de la Generalitat de Cataluña el 17 de mayo de 2018 subrayando que no lo era, pero que alguien tenía que ocupar ese puesto. Que el verdadero president era Carles Puigdemont, que ya residía en Bélgica tras fugarse de España y de su responsabilidad por el referéndum ilegal. Y nombró un Govern con dos consejeros en prisión y otros dos también huidos y con orden de detención. No le quedó otra que corregir y nombrar un gabinete que pudiera ejercer en Barcelona y libre de cargas judiciales.
Su mandato acabó en 2020. Se caracterizó por las permanentes alusiones a los “presos políticos” y a los “exiliados” o por una agenda costumbrista. Legislativamente fue un periodo pobre, con un independentismo ya en disputa, menos unido tras el 1-O. Pero el fin comenzó antes, en 2019, tras negarse a descolgar del balcón de la Generalitat una pancarta en alusión a reos y prófugos. Desobedecía a la Junta Electoral Central. El pleito continuó en el Tribunal Superior de Cataluña y terminó en el Supremo, que confirmó año y medio de inhabilitación. Pero es que en 2022 fue condenado de nuevo por aquel cartel: otros 15 meses sin poder ejercer cargo público.
El pasado 1 de enero de 2024, es decir hace apenas unos días, esa inhabilitación expiró. Puede regresar sin necesidad de que prospere la ley de amnistía. Su castigo ha terminado. Eso sí, asegura que ni es su intención regresar a la política ni nadie en este tiempo se lo ha ofrecido.
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“Bestias” españolas
Torra es activo en redes sociales. Su parte política y académica en X, antes Twitter, y su parte personal, en Instagram, donde muestra su biblioteca, sus gustos gastronómicos, su belén en Navidad o fotos con su mujer, Carola Miró. Tienen tres hijos. Y escribe. Se le puede leer por ejemplo en El Punt Avui, donde aborda no solo asuntos de la actualidad catalana, puramente políticos, en ocasiones los menos. Le gusta la historia de su tierra. En relación con sus escritos, un aspecto pasado por alto, no menor, al contar su llegada a la Presidencia de la Generalitat fue la enorme polémica que rodeó su ascenso.
Para la opinión pública nacional, Torra era un gran desconocido, por lo que comenzó la búsqueda de información, por supuesto la lectura de sus aportaciones en libros, artículos en medios o, más sencillo que eso, tuits. Los hallazgos fueron notables e incendiarios. Por ejemplo, en 2012, en digital El Món y refiriéndose a España: “Ahora miras a tu país y vuelves a ver hablar a las bestias. Pero son de otro tipo. Carroñeros, víboras, hienas. Bestias con forma humana, sin embargo, que destilan odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho, contra todo lo que representa la lengua. Están aquí, entre nosotros”.
También ese año, en El Matí Digital, dedicó estas palabras a la entonces delegada del Gobierno en Cataluña: “La señora María Llanos de Luna dedica más tiempo a sus peinados que a la cultura del país donde vive”. Sobre el catalán, y en este mismo diario, escribió: “En Barcelona siempre te acaba pasando que te adelanta un grupo de niños y niñas hablando en castellano. Sales a la calle y nada indica que aquello sea la calle de tus padres y tus abuelos. El castellano avanza, impecable, voraz, rapidísimo. Abres los diarios o miras la televisión y te hablan de cosas que no tienen nada que ver contigo y tu mundo”.
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Cuánto cobra como expresident
Además de articulista da conferencias, siempre en torno a la identidad de Cataluña y un horizonte de independencia. Licenciado en Derecho y con dos décadas en Winterthur Group, Torra dejó aquél mundo por el editorial, lanzando A Contra Vent Editors. De lo que no se ha desvinculado es de los movimientos y plataformas por la secesión. Llegó de hecho a presidir brevemente Òmnium Cultural. Recientemente sopló 61 velas.
La ley de 2003 que regula el estatuto de los expresidentes de Cataluña establece que tienen derecho a percibir un 80% de lo que cobraban en el ejercicio de su mandato durante un periodo equivalente a la mitad del tiempo que lo desempeñaron. Esto quiere decir que recibió 122.400 euros en 14 meses, hasta finales de 2021. Torra cobró como president 153.235,50 euros anuales. A esto hay que añadir una pensión vitalicia que equivale al 60% de este salario, unos 92.000 euros anuales, pero no antes de cumplir los 65. Este dinero es incompatible con “el desempeño de un cargo público, con un trabajo o actividad en el ámbito público o privado y con la participación en consejos de administración”.
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En una entrevista difundida este miércoles por El Punt Avui, Torra vaticina que las mesas de diálogo del PSOE con Junts y ERC “fracasarán” y aboga por la unilateralidad: “No puedo acompañar a los actuales partidos políticos en una vía en la que no creo, que no defiendo y no he defendido”.