Abdominales por doquier y cuerpos esculturales sacados de la Galería Borghese de Roma. Melenas que no se pegan a las comisuras empañadas por el gloss recién puesto y miradas sensuales capaces de ocupar toda la pantalla. Cualquiera menos tú se postula como una de las comedias románticas del año por ser capaz de combinar dos elementos clave del género: la aspiración (en este caso, estilística) y el amor que requiere de una carrera de obstáculos para tener un final de cuento de hadas.
La nueva película de Will Gluck (Easy A, Amigos con derecho a roce, Petter Rabbit), protagonizada por Sydney Sweeney (Euphoria) y Glen Powell (Top Gun: Maverick), llega a las salas de cine españolas este viernes con la premisa de devolverle al género ese ingrediente mágico que parece haberse perdido en las grandes producciones románticas: la química entre sus personajes y la cohesión en el guion.
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Cualquiera menos tú narra la historia de Beatrice (Sweeney) y Ben (Powell), dos desconocidos cuyos caminos se entrelazan gracias al azar y que comparten una mágica noche que culmina con un malentendido que les distancia. Meses después, ambos se reencuentran en una boda familiar entre la amiga de él y la hermana de ella. Gritos, reproches y odio contenido: su convivencia será tan lapidaria que tendrán que fingir que son pareja para no arruinarle el fin de semana a sus allegados. ¿El roce hará el cariño?
Química y cuerpos esbeltos
Cualquiera menos tú es la típica feel good movie que, además de contar con escenas capaces de sacar alguna que otra carcajada, recupera la esencia de las comedias románticas clásicas: dos personas destinadas a estar juntas que, además, tienen mucha química entre sí dentro y fuera de la gran pantalla (que se lo digan a Glen Powell, que tuvo lidiar con numerosos rumores que apuntaban a que su ruptura con Gigi Paris se debía a la más que buena relación con Sweeney en las grabaciones de la película y durante la promoción de dicha).
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Más allá de si ambos tuvieron algo fuera de la cinta o no, el largometraje de Gluck es uno de los más esperados (ya se ha estrenado en Estados Unidos, país en el consiguió infinidad de fancams y de vídeos en TikTok) por el binomio de actores que lo componen y por la más que comentada buena relación entre ambos. Además, tiene una dosis de elementos camp perfecta: suena Got me started de Troye Sivan y Unwritten de Natasha Bedingfield, un tema del año 2004 que ha renacido dos décadas después gracias al papel primordial que tiene en la cinta (y que no desvelaremos). La sesión de karaoke está asegurada entre palomitas.
Otro elemento que no podemos pasar por alto es el hecho de que todo el reparto de la película cuenta con una belleza canónica capaz de hacer que llamemos a un gimnasio nada más salir de la sala de cine. Cuerpos esbeltos, caras de revista y proporciones helénicas que van a más conforme avanza la cinta. Todo el mundo que aparece en Cualquiera menos tú (completan el reparto Alexandra Shipp, Darren Barnet, Hadley Robinson, Charlee Fraser, GaTa, Joe Davidson, Dermot Mulroney o Michelle Hurd) es insoportablemente guapo.
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Aunque Sweeney no termina de dar con la tecla para brindar una actuación creíble y hay momentos que rozan el espectro del cringe, la cinta de Gluck está diseñada para el disfrute colectivo y la sinvergonzonería de abrazar a las comedias románticas como algo más que un simple guilty pleasure. Si, además, recupera una de las canciones más increíbles de los años 2000, es imposible no quererla un poquito más si cabe.