En un reciente análisis sobre el delicado tema de la herencia y la desheredación, se pone de relieve una situación que confronta a las familias con la complejidad de la ley. Es una realidad que en ocasiones se toma la decisión extrema de privar a un hijo de la herencia que, por ley, le corresponden debido a “unos hechos muy graves que dan respuesta a su comportamiento”. ¿Qué ocurre con esa porción de la herencia en estos casos?
La desheredación es el acto legal mediante el cual se excluye a un heredero de su derecho a recibir la parte de los bienes que legalmente le corresponderían en una sucesión. La ley establece que ciertos parientes, denominados “herederos forzosos” -como hijos, cónyuge y ascendientes-, tienen un derecho protegido a una porción de la herencia que no puede ser vulnerado arbitrariamente.
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La herencia legítima consta de un tercio del conjunto de la herencia, denominado “legítima estricta”, que debe repartirse equitativamente entre los herederos forzosos. A primera vista, esto podría hacer parecer imposible desheredar a una persona; sin embargo, el ordenamiento jurídico prevé la posibilidad de excluir a un heredero forzoso de la herencia a través del testamento, pero esto requiere que se detallen y justifiquen los motivos de tal decisión.
Es criterio de los bufetes especializados en la materia que los motivos comunes para desheredar implican acciones que atentan gravemente contra el testador, como el maltrato físico o psicológico, la negación infundada de alimentos, acusaciones falsas de delito, amenazas o coacción relacionadas con el testamento, o intentos de atentar contra la vida del testador. Estos motivos deben estar respaldados por sentencias firmes o pruebas contundentes para que sean considerados legítimos.
Derechos de los desheredados
En cuanto a los derechos de los desheredados, cuando la desheredación cumple con todos los requisitos legales, el heredero afectado pierde su derecho a la legítima. Sin embargo, es común que surjan disputas legales donde los desheredados buscan impugnar el testamento. Para ello, deben demostrar que los motivos alegados para su exclusión no son ciertos, y en ausencia del testador, son los demás herederos quienes deben justificar su validez.
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Una particularidad se presenta con el derecho de representación, el cual permite que, si un heredero forzoso es excluido, sus descendientes pueden llegar a recibir la parte que a él le hubiera correspondido, tal como si este hubiera fallecido antes de la sucesión.
Los procedimientos judiciales para impugnar una desheredación son igualmente rigurosos y requieren que se presenten pruebas sólidas para reclamar la herencia. El juez sopesa estas pruebas para decidir si la desheredación es válida o si se declara nula. Conocer los procedimientos legales, evidenciar correctamente y actuar dentro de los plazos son cruciales para que una desheredación sea aceptada o, por el contrario, para que quien busca recuperar su legítima cuente con posibilidades de éxito.
Este análisis resalta la complejidad del Derecho Hereditario y pone de manifiesto la necesidad de contar con asesoramiento legal especializado tanto para desheredar como para impugnar una desheredación, y es un recordatorio del delicado equilibrio entre los deseos personales del testador y los derechos protegidos por la ley.