Un joven mira anuncios de pisos en alquiler en una inmobiliaria. El acceso a la vivienda es uno de los mayores problemas de los españoles y se agrava en el caso de los jóvenes, cuyos salarios, precarios en un porcentaje muy elevado, les hace imposible comprar una casa, alquilarla e, incluso, compartirla.
Esta dificultad ha hecho que la tasa de emancipación juvenil en España se situara en el primer semestre de 2023 en el 16,3%, prácticamente la mitad de la media de la Unión Europea, que es del 31,9%, según recoge el último informe del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud.
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Y es que, los más de siete millones de jóvenes de entre 16 y 29 años que viven en España sufren el problema estructural de vivienda que afecta al país y que les obliga a abandonar el hogar familiar a una de las edades más altas de Europa, los 30,3 años, debido a que les es imposible independizarse con unos sueldos que rondan de media los 1.005 euros netos al mes.
Con estos salarios comprar una vivienda les resulta una misión casi imposible a la mayoría, tras la subida de los precios de los últimos años que han cerrado 2023 en los 2.042 euros el metro cuadrado de media. Un coste que se duplica en las grandes ciudades como Barcelona, donde se paga a 4.167 euros el metro cuadrado o Madrid, en que alcanza los 4.118 euros.
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Con estos precios, la primera mensualidad de una hipoteca corresponde al 65,9% del salario de un joven, que para pagar la entrada de una vivienda tendría que ahorrar 53.796 euros, el equivalente a cuatro años y medio de su sueldo, indica el informe.
Y los precios no tienen visos de bajar este año. A juicio de Francisco Iñareta, portavoz de idealista, “ahora mismo no tenemos indicios que nos puedan hacer pensar en un cambio de tendencia en 2024. De hecho, en los mercados más dinámicos es posible que se reactive parte de la demanda que ha permanecido todo el año a la espera de unas bajadas de precio que no se han producido y que puede decidir comprar en 2024, lo que tensionará aún más el mercado”.
Si la compra de vivienda no es una alternativa para la inmensa mayoría de jóvenes, el alquiler tampoco. El precio de los alquileres, la forma más habitual de emancipación para los jóvenes, ha subido mucho más que los salarios y en el primer semestre del año pasado alcanzaba los 944 euros mensuales de media.
Si a ello se suma el gasto medio de los suministros de una vivienda, unos 138 euros al mes, el precio de un alquiler en solitario sumaría 1.082 euros, por lo que a un joven que gane 1.005 euros netos mensuales, le faltarían 76,9 euros para poder vivir solo, advierte el Observatorio. Y es que los 944 euros al mes de media que paga un joven por alquilar una vivienda es el precio más alto desde que existen registros y supone el 93,9 % de su sueldo.
“Los alquileres no paran de subir y nuestro poder adquisitivo no para de bajar y eso agrava aún más la crisis habitacional y afecta directamente a nuestra salud mental porque la inseguridad en la vivienda se traduce en ansiedad, estrés y preocupaciones constantes sobre el futuro”, ha denunciado la presidenta del Consejo de la Juventud de España, Andrea González Henry.
Hipotecas en rebajas: los bancos estrenan el año abaratando los préstamos para adquirir vivienda. Descartando la compra de vivienda y el alquiler en solitario, la única opción que les queda a muchos jóvenes que desean emanciparse es compartir piso, pero los precios también son prohibitivos. En junio del año pasado costaba 375 euros alquilar una habitación en una vivienda compartida, lo que equivale al 37% del salario de un joven.
Si se cogen los datos del cierre de 2023, el coste aumenta hasta los 466 euros, un 42% más que hace 5 años y un 76% más respecto a hace 8 años, según el estudio de Viviendas compartidas en España en 2023 elaborado por Fotocasa.
“Año tras año el precio del alquiler se encarece y a través de él, el coste de compartir vivienda”, señala María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa.
Explica que el coste de los pisos compartidos ha aumentado incluso 3 décimas más que una vivienda entera, debido a que la demanda de arrendamiento “se está dirigiendo hacia la búsqueda de pisos compartidos como única solución habitacional hacia la emancipación al permitir repartir gastos”.
Reconoce que mientras la demanda de estos pisos ha aumentado en 14 puntos en un año, su precio ha llegado a sobrepasar los registros de máximos históricos. Esta subida es preocupante, ya que, en opinión de la experta, los pisos compartidos son una de las vías más utilizadas por los jóvenes porque permite que el esfuerzo salarial dedicado a pagar la vivienda no sea tan abultado. Pero el aumento de costes puede impedirles acogerse también a esta alternativa, por lo que, sin poder comprar ni alquilar, quedarían expulsados del mercado de la vivienda.