Javier Padilla: “No podemos normalizar que por la gripe mueran cientos de personas, había que tomar medidas”

El secretario de Estado del Ministerio de Sanidad atiende a Infobae para hablar de la nueva ley antitabaco, la relación con las comunidades autónomas y la obligación de la mascarilla

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Javier Padilla, secretario de Estado
Javier Padilla, secretario de Estado del Ministerio de Sanidad. (Foto: Helena Margarit)

Javier Padilla (Madrid, 1983) es el secretario de Estado del Ministerio de Sanidad de Mónica García. En su discurso de toma de posesión citó a Lenin en toda una declaración de intenciones. El exdiputado de Más Madrid y médico de familia quiere que la cartera de Sanidad tenga peso en la toma de decisiones y no sea un espectador mientras las comunidades autónomas gestionan las cuestiones de salud pública.

Tras unos días agitados por la epidemia de la gripe, Padilla atiende a Infobae para hablar de la decisión de la mascarilla obligatoria, de la autobaja (que él mismo define como autojustificación) y la relación con las comunidades autónomas, donde ya han saltado chispas.

Pregunta: Durante la semana pasada se desató cierto caos mediático por el asunto de la gripe y la masarilla obligatoria. ¿Era una medida necesaria?

Respuesta: Hay varias cosas que operan. Por un lado, la normalización de las epidemias estacionales de gripe previas a la pandemia, que vivíamos con una cotidianidad tremenda, sin realmente pensar que muchos cientos de personas morían de forma innecesaria. Suponía un exceso de exceso de mortalidad que podíamos evitar y que suponía un exceso de tensión y saturación en los sistemas sanitarios, que tenía unos efectos derivados y una sobrecarga de los profesionales.

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Normalizar la epidemia de gripe antes de la pandemia, incluida la temporada 2019-2020, fue uno de los aspectos que hizo más difícil detectar de forma razonable y temprana los efectos que estaba teniendo el covid. Nos negamos a resignarnos a volver a lo anterior y eso es lo que hace que creamos que hay que tomar medidas, pero no solo nosotros, hay muchas comunidades que piensan lo mismo. Ninguna comunidad se había planteado la obligatoriedad de la mascarilla en centros sanitarios antes de 2020 y sin embargo ahora había seis comunidades de distinto signo político que sí que lo estaban llevando a cabo. Nos vimos ante la necesidad de darle seguridad jurídica a esas comunidades, lo cual no quiere decir que estuvieran haciéndolo mal, estaban haciendo lo que tenían que hacer en el marco de sus competencias, pero el Ministerio también tiene que ejercer sus competencias. El problema es que la falta de ejercicio de las competencias del Ministerio se ha estado viendo durante mucho tiempo como una cosa totalmente cotidiana y eso es lo que nosotros no queremos que ocurra.

Dicho esto, nos encontramos con una epidemia de gripe que en términos de gravedad no parece que sea más grave que la de otros años, pero es que ha sido una pendiente muy empinada. Se ha llegado a una fase muy avanzada de la epidemia estacional de forma muy rápida y eso repercute específicamente en los servicios sanitarios. Avanzar en la mascarilla era para proteger a personas especialmente vulnerables que se concentran en un ámbito concreto, como pueden ser salas de espera, plantas de hospitalización, etcétera. Ya trabajos con esa mirada de proteger población vulnerable de cara a la temporada 2024-2025. En la Ponencia de Alertas se habló de la necesidad de ir desarrollando indicadores precoces que puedan acompañar a la toma de decisiones en el ámbito de políticas públicas y de medidas sobre esto. Así que es una de las cosas en las que hay que trabajar.

P: ¿Para la próxima temporada, prevén una ley donde la mascarilla sea obligatoria para ciertos momentos del año en hospitales? Legislar en plena crisis hace mucho ruido y tal vez quieran adelantarse.

La temporada de gripe se prepara en verano, o antes de verano incluso. Justamente porque en ese momento lo único que puedes hacer es intentar adaptarte, pero no puedes reducir o cambiar el curso de los acontecimientos de forma muy llamativa. Es ahora el tiempo de trabajar para las decisiones que haya que tomar de cara a 2025. En términos generales, creo que hay que ser muy conscientes de que la población ha dado un salto adelante a este respecto. El mero debate de la obligatoriedad en centros sanitarios, muy probablemente, ya hizo que la gente empezara a utilizar la mascarilla en centros sanitarios. Ahora es el momento de plantear medidas, plantear indicadores que también evalúen esas medidas, hacerlo de forma conjunta y coordinada. En términos generales, lo ideal sería que no hubiera que hacer obligatoria la mascarilla, pero se ha hecho en el contexto de saturación de servicios de salud. Si no llegamos a ese punto, a lo mejor tampoco es necesario llegar al ámbito de la obligatoriedad.

Javier Padilla, durante la entrevista
Javier Padilla, durante la entrevista con Infobae. (Foto: Helena Margarit)

P: ¿Cómo ha sido la relación con las comunidades autónomas en esta primera toma de contacto con ellas? ¿Ha habido una relación conciliadora?

R: En realidad no ha sido la primera toma de contacto. En el mes de diciembre tuvimos tres Consejos Interterritoriales, dos extraordinarios y uno ordinario presencial. Durante el momento de la gripe, había alguna consejera que decía que teníamos que habernos reunido hace dos semanas, pero dos semanas antes ya había habido un Consejo Interterritorial. Una de las cosas que ha ocurrido es que al haber sido la pendiente tan empinada de la curva de incidencia, cuando nos reunimos, en el turno de ruegos y preguntas nadie puso el tema encima de la mesa. También hay que tener muy en cuenta que las reuniones entre las comunidades autónomas y el Ministerio no se articulan únicamente a nivel de altos cargos. La Ponencia de Alertas tiene un contacto casi diario. Está claro que nadie quiere construir una relación en torno a una crisis o en torno a una situación de mayor alerta, estrés o más frenética, ahora esperamos que lleguen tiempos de mayor calma.

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Hay muchos trabajos que se llevan a cabo de forma más soterrada entre las comunidades autónomas y el Ministerio, nosotros tenemos toda la voluntad de diálogo del mundo, pero no vamos a dejarnos llevar si hay competencias ministeriales. En ese marco queremos facilitar todo lo posible a las comunidades autónomas, pero siendo muy consciente de que tampoco el Ministerio puede ser un convidado de piedra.

P: ¿Os preocupa que la tensión vaya a ser la relación habitual con las comunidades cuando haya momentos de toma de decisiones mediáticas? Se vienen leyes que van patas fundamentales de la legislatura, como puede ser una ley antitabaco.

Lo que pasa es que cuando uno baja un poquito más al detalle de cómo se distribuyen los posicionamientos de cada una de las comunidades autónomas a este respecto, uno se da cuenta de que en muchas ocasiones no es el color político el que vertebra una decisión u otra. Murcia, Aragón o Valencia tienen gobiernos del Partido Popular y han puesto la mascarilla de forma de forma obligatoria, mientras que Asturias, Cataluña o Canarias tienen otro signo político.

Cuando nosotros anunciamos nuestra intención de aprobar el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo, nos encontramos con que hay comunidades, como por ejemplo Andalucía, que se posiciona de forma favorable cuando planteamos el tema de la autojustificación de las bajas de corta duración. En muchas ocasiones intentamos plantear la relación con las comunidades autónomas como simplemente una estructura de bloques en las cuales se vota de forma unívoca, pero luego cuando aterrizamos en lo concreto, sabemos que eso no es así. Una parte relativamente importante de las medidas que queremos desarrollar legislativamente pueden contar con el consenso de una parte muy grande de la Cámara, también porque son medidas a las cuales el Partido Popular en algún momento ha votado que sí. Hay comunidades del Partido Popular que han impulsado medidas relacionadas con el tabaco y los espacios libres de humo. Habrá muchas políticas de ciclo largo que trascienden la lucha partidista y puede haber algunas cosas en las cuales haya una mayor tensión, una mayor confrontación, pero hay otras que son muy importantes, que son algunas de las que ya han estado puestas encima de la mesa, que deberían poder salir, ni siquiera por la mínima, sino que al menos deberían salir con un nivel de consenso muy alto.

P: Dos cuestiones de la semana pasada, por aclararlas. Una, ¿por qué no se acabó diseñando un plan de autobajas para los trabajadores para la epidemia de gripe? ¿Lo dejan para más adelante? Y por otro lado, daban a entender que primero optaban por hacer recomendación de mascarilla y a los dos días hicieron la propuesta de mascarilla obligatoria, ¿qué llevo al cambio de criterio?

R: Sobre el tema de la autojustificación, yo sé que es una batalla perdida, pero no es autobaja porque no se abre un proceso de baja la incapacidad. De hecho, el concepto de baja no existe en realidad, es una incapacidad temporal. La incapacidad temporal se gestiona por medio de los servicios sanitarios en colaboración con el Instituto Nacional de la Seguridad Social. Esto en realidad es una autojustificación que tendría todo el equivalente a la baja. Era una cuestión que nosotros habíamos empezado a hablar con otros ministerios antes de la gripe. Dentro de las medidas para trabajar en Atención Primaria, una de las medidas fundamentales son las relacionadas a disminuir la burocratización de las consultas y que cosas que no tendrían que llegar a la consulta, verdaderamente no lleguen.

La autojustificación es una de esas cosas que sociedades científicas y colegios profesionales llevaban décadas intentando poner encima de la mesa. En su momento lo comentamos con comunidades autónomas y lo que vemos es que no puede ser en el marco jurídico que tenemos en la actualidad. No permite que sea una acción de coyuntura, hay que estudiarla como acción de estructura. Ahora nos encontramos en conversaciones con los ministerios competentes (Seguridad Social, Trabajo y Función Pública) para ver si podemos avanzar en una norma que contente a los diferentes ministerios implicados para posteriormente hablarlo con organizaciones sindicales, patronal, etcétera y ver cuál sería el desarrollo.

En relación la recomendación y la obligatoriedad de la mascarilla, nosotros desde el primer momento en el que planteamos el documento a las comunidades autónomas y lo comenzamos a elaborar, nos movemos en un marco de obligatoriedad, no en un marco de recomendación. También es verdad que en términos de comunicación pública, tú sabes que si dices obligatoriedad luego no puedes desescalar la recomendación, pero si tú dices recomendación, luego todavía tienes el marco para escalar la obligatoriedad, entonces hay un principio de precaución hay que aplicarlo no solamente a las medidas, sino también a la comunicación. Hasta que tú no sepas que lo que vas a proponer es una obligatoriedad, no digas obligatoriedad, porque si no te estás encerrando en un marco comunicativo.

Javier Padilla durante su entrevista
Javier Padilla durante su entrevista con Infobae. (Foto: Helena Margarit)

P: Han anunciado que igualan el tabaco calentado a los cigarrillos tradicionales y prohíbe los aromatizantes. Esta norma no se aplica para vapeadores y cigarrillo electrónico. ¿En qué consiste?

Lo que se ha hecho ha sido trasponer y adaptar a nuestra legislación una directiva europea. La última directiva europea que teníamos pendiente de adaptar en el Ministerio de Sanidad era sobre lo que se denomina tabaco calentado. El tabaco calentado es un tabaco que no genera combustión, sino que lo que genera es un calentamiento del tabaco, que es una de las vías atractivas de introducción y de incorporación de nuevas de personas que no fumaban al ámbito del fumar. Hay que reseñar que cuando en el año 2021 se redacta el borrador de Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo, esto ya estaba. Es decir, hemos aprobado una cosa que el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo que en 2021 se redactaba como una de las medidas a tomar.

P: No sé si tras la semana anterior, que a cada paso que da este ministerio parece que hay un incendio, quieren buscar una estrategia comunicativa más cautelosa, porque cada cosa que hacen provoca la reacción de todas las comunidades autónomas.

Hay un aspecto que sí que tenemos que tener muy claro, y es que venimos de una época en la cual el Ministerio de Sanidad solo comunicaba a la contra. Solo comunicaba de forma defensiva en un marco de pandemia y pospandemia. Nosotros no vamos a renunciar a que la gente sepa todo lo que se hace en este Ministerio, porque se hacen una cantidad de cosas que si la gente fuera consciente de ello, nadie diría que hay 17 sanidades diferentes en nuestro país. Verdaderamente hay una labor que se ejerce pero que en muchas ocasiones cuenta con un déficit comunicativo que nosotros sin lugar a dudas hemos venido a solventar.

Además, nos hacemos cargo del capital político que acumula la ministra. Quien quiera utilizar eso como lugar para intentar referenciarse por la falta de capacidad de poder salir en medios reflejando políticas propias, podemos comprenderlo, pero vamos a intentar no entrar a ese trapo. A nosotros lo que nos ocupa es justamente que la figura de la ministra sea de utilidad para que también la comunicación que se hace sobre las cosas que hagamos coja mayor vuelo y pueda llegar más allá.

En muchas ocasiones, cuando el mensaje se convierte en poblacional hay algunos matices que se pierdan. Pero en términos generales, creemos que la acogida de lo que estamos abarcando es muy positiva. Es muy positiva en el ámbito de la obligatoriedad de las mascarillas en los centros sanitarios, en las medidas relacionadas con el tabaco, cuando hemos dicho que vamos a darle salida a la necesidad de regular el cannabis medicinal. Incluso esas situaciones de mayor boom comunicativo cuentan con respaldo. Puede ser más cansado en términos de comunicación, pero es más útil en términos de conseguir los objetivos del Ministerio.

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