Cataluña lidera la privatización de la salud: registra menor tasa de sanitarios públicos que Madrid pese a gastar más

Cataluña solo tiene 7,2 médicos y enfermeros públicos por cada 1.000 habitantes y es la región que más porcentaje de gasto público destina a conciertos, un 24%. Hay evidencia científica de que subcontratar servicios sanitarios con entidades privadas empeora el servicio, pero también de la mejorable eficiencia de los hospitales públicos

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Un quirófano de un hospital
Un quirófano de un hospital español (FLICKR/IREKIA).

La sanidad se lleva la partida más abultada del gasto de las comunidades autónomas y su magnitud tenderá a aumentar en las próximas décadas por el envejecimiento poblacional. Las regiones destinan en torno al 40% de su desembolso público a la prestación del servicio sanitario, aunque las formas de ofrecerlo varían y llevan a sistemas con distintos equilibrios entre la gestión pública directa y la gestión externalizada a través de conciertos con empresas privadas.

La opinión pública ha puesto en tela de juicio el deterioro de la sanidad pública madrileña y su creciente privatización en los últimos años, aunque según se desprende de los datos de trabajadores sanitarios públicos y del gasto sanitario, Cataluña lidera la privatización de la salud en España. Su modelo tiene una larga tradición asentada en los conciertos, lo que la conduce a registrar el menor número de profesionales de la salud públicos por cada 1.000 habitantes pese a gastar más per cápita en sanidad que Madrid y que la media de las CCAA.

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En concreto, Cataluña contó a fecha de uno de enero de 2023 con 56.764 profesionales sanitarios del Sistema Nacional de Salud para un total de 7,9 millones de residentes en la región en esa fecha, lo que da como resultado una tasa de solo 7,2 sanitarios públicos por cada 1.000 habitantes. Le siguen de lejos Madrid con 13,6 y La Rioja con 14,5. El ranking lo lidera el País Vasco con 23 sanitarios públicos por cada 1.000 residentes.

Cabe destacar que la tasa es mayor que la de otros años (6,9 en 2022) debido a un cambio metodológico en las cifras publicadas por Función Pública esta semana, que a partir de ahora suman también como trabajadores públicos a las personas con un contrato de formación o de prácticas y al personal laboral con contratos inferiores a seis meses. A esto se añade que el área sanitaria ha consolidado un aumento progresivo de personal tras la pandemia del Covid-19.

Pese a tener la menor tasa de sanitarios públicos, Cataluña no es la región que menos gasta en sanidad. Según calcula la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) a partir de datos de Hacienda, dicha región gastó 1.902 euros por habitante en 2022, más que la media de las CCAA, 1.770 euros. También se encuentra por encima de Madrid, con un gasto de 1.709 euros por habitante ajustado en sanidad, y de Andalucía, que es la región que menos gasta proporcionalmente, 1.555 euros. El gasto lo lidera, de nuevo, el País Vasco, con 2.182 euros por habitante.

Los seguros de salud son cada vez más populares entre la población en España, pero más allá de este fenómeno en auge se da el sistema de conciertos, consolidado sobre todo en Cataluña y Madrid y consistente en licitaciones para que las empresas privadas presten el servicio de atención sanitaria en hospitales y otros centros sanitarios. El gasto de ambas regiones en los conciertos ha aumentado y supone el 23,9% y el 11,7%, respectivamente, del gasto sanitario público de cada una en 2021. El desembolso de Cataluña asciende a 3.373 millones de euros y el de Madrid a 1.219 millones, según los últimos datos disponibles del Ministerio de Sanidad.

¿Es mejor la sanidad pública o la privada?

El debate sobre el papel de la sanidad pública y la privada se ha avivado a raíz de la pandemia. Un artículo publicado por los profesores Marta Trapero-Bertrán y Félix Lobo en Funcas sostiene que la sanidad pública consolidada de algunos estados ayudó a gestionar el Covid-19. “La mejor respuesta de algunos países frente a la pandemia seguramente se puede atribuir al despliegue de unos servicios de salud pública potentes, habiendo sido el tipo y características del sistema de asistencia sanitaria curativa de los distintos países relativamente indiferentes a la hora de evitar contagios, hospitalizaciones y fallecimientos”, detallan.

Por otra parte, un estudio que relaciona las tasas de mortalidad y la subcontratación de servicios sanitarios con entidades privadas en Inglaterra concluye que por cada aumento del 1% en subcontratación de servicios privados, la mortalidad precoz potencialmente tratable aumentó un 0,38%. “Dicho de otra manera, en Inglaterra hubo casi 100 muertes anuales que se podrían haber evitado si no se hubiesen externalizado los servicios de atención sanitaria”, señalan los seis académicos que explican este informe en el artículo ¿Mejora la sanidad cuando se privatiza?, publicado The Conversation.

Además, los modelos sanitarios completamente privados (los seguros) complican el acceso a pacientes con ciertas patologías por el riesgo que conlleva atenderlos, lo que hace necesario que exista un presupuesto público que haga frente a los costes de las enfermedades más complejas y costosas.

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Sin embargo, no se puede obviar la existencia de un cierto atasco en la sanidad pública y el descontento que esto produce entre los usuarios. Una investigación publicada en Gaceta Sanitaria sobre la eficiencia del Sistema Nacional de Salud español concluye que el 75% de los hospitales públicos podría mejorar su eficiencia y que los privados, sean o no lucrativos, y otras empresas públicas hospitalarias tienen mejor eficiencia que los de gestión pública directa.

La Comunidad de Madrid será en 2024 la región de España con menor inversión por habitante en sanidad.
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